La construcción de un país y la necesaria urgencia de cambios no pueden ser interrumpidas desde una visión dogmatica, debido a que una vez que eso sucede, el debate se vuelve mentiroso y dañino.
Roberto Ampuero apareció una vez más. Ahora lo hizo en la Enade y al ritmo de “In air tonight” de Phil Collins, porque según él, al igual que la canción del músico británico, se siente algo extraño en el aire, en la llamada “sensación país”.
Según el escritor, este ambiente ya lo vivió cuando fue un enfervorecido adepto a la Unidad Popular cuando tenía veinte años, y tiene miedo de vivir lo mismo a los sesenta. Tiene pánico, más bien dicho, porque a diferencia de lo que él cree, hoy no calmó sus pasiones, sino que las cambió de rumbo. Es decir, con más edad, don Roberto sigue mirando la política como una religión.
Al leer su discurso completo en el encuentro empresarial es eso lo que se entiende. Es un converso que entra con la buena nueva a otra religión, a otro lugar, donde al igual que en la RDA, la política y la economía se vive como un dogma, como un acto de fe. Por eso es que una vez terminadas sus palabras, todos con los ojos humedecidos aplaudían a este nuevo feligrés, al nuevo hermano que entraba en esta nueva religión que lo acoge por haber entendido que la verdad y lo verdadero son ellos y no los que están al frente.
Por lo mismo, resulta evidente que Roberto vea con tanta desesperanza el futuro de Chile en manos de una Nueva Mayoría que pretende hacerle cambios a esta religión, tan bien disfrazada de realidad. Porque todo religioso ve en los cambios y los cuestionamientos el caos, el apocalipsis acercándose de a poco a socavar lo construido, lo edificado por medio de creencias, de pensamientos establecidos, sin critica alguna.
Lo de Ampuero no es una crítica aguda y consciente, sino la reacción doliente de quien vivió la política como un ritual, como una pasión juvenil estéril, una vez que se tratan temas reales fuera de la pasión y el canto desprolijo. Pero tal vez lo peor es que escapó de esa desenfrenada pasión para hacer lo mismo -tal vez sin darse cuenta- desde la vereda contraria. Aunque no lo crea , el joven y el adulto Roberto son lo mismo, sólo que con otro traje. En vez de trajes verde olivo, hoy con elegantes ternos que se pierden entre las conversaciones de negocios e inversiones, Ampuero sigue mirando la vida desde una perspectiva religiosa.
Por lo tanto es que parece importante dejar en claro que política y religiosidad no van de la mano. La construcción de un país y la necesaria urgencia de cambios no pueden ser interrumpidas desde una visión dogmatica, debido a que una vez que eso sucede, el debate se vuelve mentiroso y dañino.
Roberto Ampuero en su discurso no dio ninguna idea real por la que los cambios debían ser detenidos, sino que comenzó a dar un testimonio de fe, que muy poco tiene que hacer cuando lo que se habla es de política y economía. No dio ideas concretas y en ninguna parte aparece por qué el gobierno peca de lo que él dice que está pecando. Sólo, al contrario, se dedicó a plagar sus palabras de un miedo a ese infierno, a ese castigo divino que nos llegará si es que no seguimos al pie de la letra las enseñanzas de su dios. Su nuevo dios. Ese que se expresa por medio de las letras de un Phil Collins, que curiosamente le traspasa una religiosidad bastante laica y fuera de contexto.
Por lo expuesto es que me parece que Roberto solamente le contó a su feligresía lo que quería escuchar. Les habló de los salmos que ellos ya se saben, y por lo mismo ellos, los empresarios, se pararon y se sentaron al igual que en una misa. Pero una que no dice que lo es.
Comentarios
07 de diciembre
Igual que Mendez, puedo decir que este concepto de Ampuero en una religion, es un invento intelectual de el, que le permite escribir una columna con un titulo estimulante, pero substancia no hay ninguna. Ampuero hace una defensa de las libertades individuales y de la democracia, en contra de una tendencia de estatizar y tomar control de los individuos a traves de la educacion, el empleo, el abastecimiento, etc. ¿Mendez, por que no escribes de eso?
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07 de diciembre
Sé que mucha gente dice que los escritores tienen que tomar una opción política, lo mismo que hace Ampuero, que toma una opción fascista (para mala suerte de los que promueven la politización de la literatura, cueecccc), pero pienso que todo eso lo único que genera, precisamente, es que en vez de leer novelas la gente lea biografías y opiniones de escritores, y que en vez de hablar de literatura hable de política. Les parecerá pequeño-burguesa esta opinión, pero vamos a ver cuánto se ha hablado de literatura en todo este rato, o en esta página, o en el año.
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