¿Qué tienen en común los tres casos? Que los involucrados son ardientes defensores de la libre competencia de la boca para afuera
Hace ya más de 20 años, el ex mandatario, Patricio Aylwin, sostuvo que el mercado podía impulsar el consumo, la creatividad y la creación de riqueza, pero que no era justo en la distribución de esa riqueza. Esto lo sintetizó con la expresión “el mercado es cruel” dado que en él no cuenta ni la justicia, ni la solidaridad, ni la fraternidad humana. Este pensamiento lo remató al afirmar que “el mercado es una pugna de egoísmos”.
Estas expresiones dieron origen a una avalancha de reacciones por parte de sus opositores, donde unos destacaban que no era el mercado el cruel, sino que la vida era la cruel al producir desigualdades: ricos, pobres, cojos, gordos, flacos, huérfanos. Otros enfatizaban que el mercado no era sino un instrumento y que la crueldad no era del instrumento sino que de su eventual mal uso.
Pues bien, el desfile de hechos que el país está observando por estos días – casos Cascadas, Penta y colusión de pollos – parecieran estar confirmando, las expresiones vertidas por Aylwin, que el mercado no tiene consideraciones éticas ni sociales. Al no tener estas consideraciones, la responsabilidad se traslada entonces a quienes concurren al mercado.
En el caso Cascadas, el mercado financiero es el prostituido por quienes hacen cambalaches para llevar agua a su molino para hacer fortunas de la noche a la mañana en perjuicio de terceros sin sudar la más mínima gota. Especulando con información y posiciones de poder privilegiadas animados por una codicia insaciable.
En el caso Penta, es el mercado político el afectado, dado que se está poniendo al descubierto el chorro de recursos económicos que fluye de poderosos carteles económicos a un sector político claramente identificado para que los representantes elegidos “democráticamente” por el pueblo terminen votando leyes a favor de los grupos que los financian “reservadamente”. Supuestamente nadie sabe de dónde provienen los recursos, cuento imposible de tragarse por cualquiera con dos dedos de frente.
Luego tenemos el caso de la colusión de las tres más grandes pollerías del país, aprovechando su posición dominante, oligopólica, para fijar precios por sobre los que se tendrían si el mercado fuera de competencia perfecta. La codicia sin freno de los poderosos. En este caso, es el mercado económico el que se ve implicado.
¿Qué tienen en común los tres casos? Que los involucrados son ardientes defensores de la libre competencia de la boca para afuera. Apenas pueden abusar, abusan; apenas pueden monopolizar, monopolizan. Ahí se meten la ética, la responsabilidad social al bolsillo. Quienes más desprestigian al libre mercado, son sus propios apologistas.
En consecuencia, puede que el mercado no sea cruel, sino quienes abusan de sus posiciones dominantes, en su gran mayoría conspicuos personajes de la derecha política y económica, ligados a la UDI, el soporte civil de la dictadura y de la perpetuación de su legado ideológico. Aunque ojo, que en la viña del Señor estos personajes podemos encontrarlos hasta en los lugares más inesperados.
Comentarios
06 de octubre
Bajo el capitalismo la producción pasa a ser social; el asunto es que la apropiación de esa riqueza continúa siendo privada porque los dueños de esos medios de producción son un reducido número de actores, la élite dominante. Se conserva el marco general de la competencia y de la libertad del sujeto formalmente reconocida, sin embargo, el control que unos cuantos monopolios ejercen sobre el resto de la población se manifiesta en una realidad cada vez más agobiante e insoportable para quienes vivimos de un salario. En los hechos se produce una subordinación forzosa de toda la sociedad a los intereses de esos monopolios que controlan la vida del hombre, nuestro trabajo, expectativas y demás.
En esas condiciones pretender que el neoliberalismo supere sus crisis es otra de las fábulas y mitos que caracterizan a los economistas al servicio del poder más concentrado, los cuales ponen todos sus recursos y empeño en embellecer el capitalismo que finalmente genera situaciones de corrupción y de privilegios que son inaceptables bajo un sistema político democrático; este último lo entiendo como aquel que dicta sus acciones, intereses y políticas a partir de una definición más altanera del bienestar común, que a su vez es apoyado por la participación y el compromiso de la amplia mayoría de los chilenos.
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06 de octubre
La pregunta del millón es cómo podemos encaminarnos hacia ese sistema político democrático que tan bien defines. Saludos!
06 de octubre
Si su respuesta es una ironía estamos mal, muy mal porque la idea de mi comentario es la de intentar complementar su artículo que si bien me pareció de buena calidad también lo encontré muy general. Si por el contrario, es con las mejores intenciones entonces le respondo que la única manera de construir un régimen democrático es con democracia, con cada vez más participación y pluralismo. Esto que pareciera una obviedad en Chile no lo es porque nuestro país no es democrático. En realidad, la Constitución de 1980 no solo es ilegal de origen sino que también nos niega cualquier libre expresión de la soberanía popular. Por supuesto, con esta institucionalidad es imposible aspirar a la democracia. ¿El camino? La Asamblea Constituyente porque esa lucha es profundamente inclusiva y popular. No tengo la menor duda que cada vez somos más los chilenos que planteamos esa Asamblea Constituyente como un proceso de lucha que incluye a todas las otras. Saludos.
06 de octubre
No es para nada una ironía! por el contrario, de lo que se trata es cómo nos acercamos a un sistema político democrático. tus propuestas son válidas, y las comparto totalmente. desafortunadamente, lo concreto es que a más de 25 del triunfo del NO seguimos bajo una democracia castrada. desde una mirada pesimista quizá se podría objetar que se trate siquiera de una democracia castrada, puesto que también se podria afirmar que esta no es ni siquiera una democracia en el sentido más pleno de la expresión; desde una mirada optimista podríamos afirmar que si bien es una democracia castrada, está menos castrada que en los años 90. ni tanto, ni tan poco. hay que seguir avanzando, «empujando la cerca», pero con cuidado, porque los poderes fácticos no son broma. lo que propones lo comparto totalmente, pero tengo mis dudas existenciales cuando veo las resistencias existentes, la apatía de muchos. termino insistiendo en que mi respuesta anterior, al igual que esta, no son en modo alguno una ironía. saludos y disculpas por haber margen a una interpretación como la que diste! saludos!
06 de octubre
Es totalmente lógico y racional tu argumento. Además, como bien dices soy bastante optimista en relación a la lucha que en lo personal me parece debe librarse a través de la organización política del movimiento social para desde ahí plantear la Asamblea Constituyente. Mi optimismo es porque estoy convencido que si hoy discutimos sobre la educación gratuita, el fin de las AFP o la Asamblea Constituyente (a pesar de que en términos prácticos no hemos logrado nada) es porque Chile efectivamente cambió. Lo hicimos en el sentido de crear conciencia sobre la necesidad de alterar la situación actual, algo que era impensable en los años ’90. Sobre la fuerza de los poderes fácticos también tienes toda la razón, no hay que despreciar ese factor, por lo tanto la única garantía para nosotros es construir una alternativa desde la unidad. Finalmente, no son necesarias las disculpas, capaz que yo ando medio «sensible»… Saludos.
08 de octubre
Con mucha impotencia leí su artículo y comentarios.
Me transportó a toda nuestros recursos naturales que creo califican como bien común de los pueblos y las naciones que igualmente nos afectan a todo el resto de los Chilenos
Me pregunto: Conforme a los desaguisados descritos
¿Puede un ser humano o institución disponer con cualquier figura legal la venta, licitación o cualquier figura comercial que le permita desprenderse de estas riquezas o aprovecharse de las «grietas» legales para usufructuar de las demandas del mercado global en desmedro de toda una ciudadanía?
La Constitución DEMOCRÁTICA prohibía este tipo de comercialización. ¿Si de prohibirlo expresamente la verdadera Constitución, se entendería que, no obstante artilugios,nuestro país podría estar fuera de la Ley?
¿Si así fuere existe la posibilidad de deshacer el entuerto?
Finalmente, “Advertir al público y a todos los actores Chileno y Extranjeros, que estas medidas deberán revertirse».
Ahora bien ¿Se podría Agregar una pena ejemplarizadora como Alta traición a la patria a todo aquel que se encuentre involucrado en este tipo de soberbia irregularidad?
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