La producción, tráfico y consumo de sustancias psicoactivas, sean psicofármacos, drogas de diseño o derivadas de las naturales, está superando el consumo de drogas naturales, tanto por el número de usuarios como por los volúmenes de sustancias empleadas. Por ejemplo, en Canadá el consumo anual de cannabis fue hecho por el 9,1% de la población mayor de 15 años y los psicofármacos por el 22,9%.
Los primeros días de marzo de cada año, la ONU, por medio de su organismo especializado de vigilancia del cumplimiento de los tratados internacionales para la fiscalización de drogas, la JIFE, emite un informe sobre la adhesión de los países a esos tratados-1961,1971,1972 y 1988-, evalúa el cumplimiento de esas normas por los Estados y da recomendaciones para el buen funcionamiento del sistema internacional, que tiene como principio básico la responsabilidad compartida en lucha contra las drogas. Lucha internacional que ha ya cumplido 100 años. El informe de la JIFE para el año 2012 plantea dos asuntos centrales: las amenazas al cumplimiento de los tratados internacionales para la fiscalización de las drogas, así como el crecimiento del consumo y la provisión ilícita de sustancias psicoactivas, sean psicofármacos o drogas de diseño.
En cuanto al incumplimiento delos tratados sobre drogas, la mayor preocupación de la JIFE es que en los Estados Unidos de América los estados de Washington y Colorado hayan aprobado por consulta popular el uso recreativo de la marihuana, lo que contraviene claramente los tratados internacionales. A lo anterior se agrega el hecho de que otros 18 estados de la Unión Americana tengan aprobado el uso medicinal de la marihuana, lo que permite su fácil desvío al uso recreativo. Situaciones ante las cuales “La Junta destaca la importancia de la aplicación universal de los tratados de fiscalización internacional de drogas por todos los Estados parte e insta al Gobierno de los Estados Unidos a que adopte las medidas necesarias para garantizar el pleno cumplimiento de los tratados de fiscalización internacional de drogas en la totalidad de su territorio”. Asimismo, la JIFE ve socavado el cumplimiento de los tratados sobre drogas por la existencia de expendios con fines medicinales de cannabis y sustitutos de heroína en Canadá. Por los coffee shops de Holanda y Dinamarca, sobre situaciones similares en Portugal y Suiza la JIFE no hace ningún comentario.
Las otras amenazas al cumplimiento de los tratados sobre drogas la JIFE los ve en Bolivia y Uruguay. El Gobierno de Uruguay, al proponer el establecimiento de un sistema de provisión comercial de cannabis gestionado por el Estado, plantea una situación similar a la de los Estados Unidos de América. En el caso de Bolivia, cuando denunció y se salió de la Convención de1961 para volver a adherirse este año con una reserva respecto de la prohibición del cultivo y uso de la hoja de coca, estaría instaurando la posibilidad de recurrir tal práctica para cualquier otro país a propósito de cualquier otra conducta controlada por las convenciones de drogas. El hecho de que la gran mayoría de los Estados miembros de la ONU no hayan objetado la reincorporación de Bolivia al tratado en referencia –la decisión contó con el apoyo de 168 países y la objeción de 15 – indica que esa gran mayoría no está de acuerdo con las políticas de drogas que la JIFE insiste en sostener.
A no dudarlo, el conflicto principal en la “guerra de las drogas” paradojalmente está enfrentando a los Estados Unidos de América con la Naciones Unidas. Sin embargo, este hecho es una gran oportunidad para instalar una nueva mirada e intervención del asunto de las drogas en la próxima Asamblea General Extraordinaria de las Naciones Unidas sobre Drogas, a realizarse en2014.
En este informe la JIFE reconoce que la producción, tráfico y consumo de sustancias psicoactivas, sean psicofármacos, drogas de diseño o derivadas de las naturales, está superando el consumo de drogas naturales, tanto por el número de usuarios como por los volúmenes de sustancias empleadas. Por ejemplo, en Canadá el consumo anual de cannabis fue hecho por el 9,1% de la población mayor de 15 años y los psicofármacos por el 22,9%.
Un tercer tema de preocupación de la JIFE en el informe sobre el año 2012 es la situación de Afganistán. A doce años de su ocupación por los Estados Unidos de América y sus aliados, ese país produce el 64% del opio en el mundo y se ha convertido en el segundo abastecedor de resina de cannabis en Europa luego de Marruecos. Este es otro gran fracaso de la guerra contra las drogas.
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Comentarios
08 de marzo
Excelente artículo mi querido Ibhán. La guerra contra las drogas tiene sus dias contados.
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10 de marzo
Muy buen artículo. La JIFE anda preocupada de lo que no genera muy poco o ningún daño (cannabis) v/s el consumo de drogas legales como el cigarrillo y el alcohol y las drogas sintéticas.
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