Felipe González ex Presidente Socialista Español en días recientes manifestó que «Pinochet respetaba más los Derechos Humanos que Nicolás Maduro”.
Cuantos de nosotros, que padecimos de la dictadura de Pinochet, al enterarnos de las palabras de Felipe González pensamos de inmediato que constituyen una soberana estupidez; no solo por el hecho de ser falsas, sino porque agravia el dolor y la memoria de quienes sufrimos las violaciones a los Derechos Humanos en el Chile.El dolor de quienes padecimos el terrorismo de estado en el Chile de Pinochet, la memoria de las víctimas y la dignidad de la lucha de quienes defendemos la vigencia de los Derechos Humanos en América Latina, no merecen un agravio tan grotesco como el proferido por Felipe González.
Es increíble la frivolidad con que Felipe González pretende comparar a Pinochet con Nicolás Maduro, desconociendo las gigantescas diferencias entre ambos regímenes, repugna a la conciencia democrática de los Chilenos y Latinoamericanos que luchamos por la vigencia de los Derechos Humanos.
Desde luego, González pasa por alto que Maduro, mal que pese, fue electo democráticamente por su pueblo y se encuentra ejerciendo un mandato constitucional; en un país donde funciona un parlamento también elegido soberanamente y en donde a pesar de las numerosas denuncias de persecuciones de opositores, encarcelamientos arbitrarios y hechos de represión, están convocadas elecciones legislativas próximas, en las que participarán todas las fuerzas políticas acreditadas.
Nada justifica los hechos atentatorios a la libertad, a las reglas del justo proceso, o a la libertad de expresión, respecto de las cuales, la comunidad internacional y los propios venezolanos han emitido sus protestas.
Pero pretender que estos hechos son peores que los más de tres mil ejecutados políticos, de modo sumario y sin juicio, a los miles de detenidos desaparecidos, quienes tras sufrir inenarrables torturas, fueron seguramente asesinados del modo más cruel, y luego sus restos hechos desaparecer, negándoles a sus seres queridos incluso el derecho al duelo; a los cientos de miles de prisioneros políticos, torturados, lacerados en sus cuerpos y en sus espíritus, mediante métodos de tormento increíblemente crueles, inhumanos y degradantes; al degollamiento de líderes sindicales, profesores, cientístas sociales, a quemar vivos a jóvenes, a violar mujeres con perros y ratas, a asesinar niños aún en el vientre de sus madres, constituye una frivolidad inexcusable.
El dolor de quienes padecimos el terrorismo de estado en el Chile de Pinochet, la memoria de las víctimas y la dignidad de la lucha de quienes defendemos la vigencia de los Derechos Humanos en América Latina, no merecen un agravio tan grotesco como el proferido por Felipe González.
Como se ve, este señor nunca entendió la magnitud del terror causado por la dictadura militar de Pinochet en Chile, ni la dimensión del padecimiento de sus víctimas, esa ceguera y liviandad pueden llegar a jugarles una mala pasada a la oposición venezolana, a quien González pretende respaldar.
Comentarios
23 de septiembre
Juan, se entiende tu reacción, en realidad parece fuera de proporción, el problema es que si le dejas al otro el tiempo que estuvo Pinochet se puede esforzar en mejorar sus niveles de maldad y quizás superarlo.
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