Fundar la política exterior con la región en el eslogan “¡Viva la Diferencia!” lejos de resultar risible es francamente preocupante y revelador. La candidez puede despertar un cierto grado de ternura, pero está lejos de ser una eficaz herramienta de resguardo y proyección de los intereses nacionales en materia de política exterior.
El 23 de diciembre recién pasado, a escasos días de la celebración de la navidad en nuestro país, el Ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno Charme, ofreció a la ciudadanía su cuenta pública anual que, en esta oportunidad, consideró el período 2010/2013 dado el cambio de gobierno que acaecerá en Chile a partir del 11 de marzo del 2014.
Para cualquier observador medianamente informado respecto del escenario internacional, y particularmente vecinal, que deberá enfrentar nuestro país en los próximos meses, resulta difícilmente explicable que el Ministro eligiera precisamente una fecha en que los medios de comunicación, la prensa y la ciudadanía, se encuentran concentrados en los avatares de las festividades de fin de año, prestando escasa o nula atención a noticias e informaciones no referidas a tales festejos.
Asimismo, no resulta razonable considerar que los profesionales del gabinete y/o los asesores comunicacionales del Ministro no evaluaran el impacto negativo que tendría una fecha tan próxima a la navidad para la difusión de la cuenta pública hacia la ciudadanía; salvo que, simplemente, el Ministro, en una decisión motivada por la más pura tradición republicana de servicio público, quisiera ofrecer dicha cuenta anual como un regalo navideño para todos los chilenos y que éstos valoraran el presente como tal; es decir, por el gesto de desprendimiento en que se ofrece algo propio a los otros y no por su contenido. Pero, en concreto y más allá de los motivos más o menos filantrópicos del Ministro para realizar su cuenta pública en la fecha señalada, los duros hechos muestran que la misma fue realizada y que, con algún grado de certeza, será la última que realice dicho Ministro, al menos por los próximos cuatro años.
En relación al contenido de la cuenta pública y más allá de los aspectos meramente formales, pues resultaría excesivamente banal e impropio referirse a aspectos tales como la dificultad para entender lo que se señala en algunos pasajes de la exposición, dada la dificultosa modulación del conferencista, o las rupturas en el discurso por el entrecruzamiento de ideas, o las dificultades técnico/operativas para coordinar la secuencia de imágenes que acompañaban la exposición oral, ésta resulta conceptualmente paupérrima respecto de las relaciones políticas con el exterior, se echa de menos una visión de corto, mediano y largo plazo que de fundamento y orientación a las acciones y relaciones políticas de Chile con los países vecinos, la región y el mundo.
Fundar la política exterior con la región en el eslogan “¡Viva la Diferencia!” lejos de resultar risible es francamente preocupante y revelador. La candidez puede despertar un cierto grado de ternura, pero está lejos de ser una eficaz herramienta de resguardo y proyección de los intereses nacionales en materia de política exterior. Así como, una nutrida colección de fotografías, sonrisas y abrazos obtenidos en una multiplicidad de reuniones bilaterales y/o multilaterales, dicen muy poco o nada de las voluntades, reales intereses y futuros comportamientos de los actores internacionales. Al final del día si no se está en condiciones de interpretar correctamente los códigos del mundo internacional y sus actores, difícilmente se logrará construir las complicidades indispensables para desarrollar una política exterior eficaz en el resguardo y proyección tanto de los intereses nacionales como de los valores universales que nos interese impulsar para su prevalencia en el orden internacional.
Claramente los contenidos mejor logrados, en la cuenta pública del Ministro, están referidos a las relaciones económicas internacionales de nuestro país. Allí se concentra la mayor parte de la exposición y lo mejor de ella, al punto de que tales relaciones parecen dar fundamento y sentido a nuestra política exterior.
Por otra parte y en relación a la cooperación internacional de nuestro país, la exposición del Ministro abordó el tema durante 46 segundos de la más de una hora y media que duro su cuenta pública, no obstante estar directamente involucrado en las definiciones y decisiones políticas, estratégicas y administrativas de la institución responsable de dicha materia, al presidir el Consejo de la Agencia de Cooperación Internacional de Chile. Pero más allá del breve lapso de tiempo dedicado a la cooperación internacional, lamentablemente, el Ministro parece estar erróneamente informado pues, en la breve alocución sobre la materia, señaló que la institución referida había sido creada para recepcionar cooperación internacional y que dado los avances alcanzados por el país era necesario actualizarla de modo que su institucionalidad integrara la función de otorgar cooperación al exterior en asociación con terceros socios.
Curioso que el orador, presidente del Consejo de la institución en comento, no cayera en cuenta de que ésta desarrolla cooperación horizontal hacia países de similar o menos desarrollo relativo desde 1993, contando con partida presupuestaria fiscal a tal objetivo desde ese mismo año y que, también, otorga cooperación triangular, en asociación con terceros países, desde fines de la década del 90; existiendo numerosa información estadística y conceptual sobre la materia, elaborada y disponible en la misma institución.
Otro de los puntos abordados en la cuenta pública del Ministro, que también llaman la atención, es el referido al tema del Juicio ante la Corte Internacional de la Haya por el diferendo limítrofe con Perú pues, si bien, no cae en el tic de moda durante los últimos años de gestión gubernamental que persistentemente endosa la responsabilidad de cualquier posible fracaso a administraciones anteriores; si, más sutilmente, parece tomar distancia del tema y su resolución al enfocar la exposición en lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores viene desarrollando y está haciendo para la implementación del fallo, sea cual sea su contenido.
Con ello, aparentemente, traslada la responsabilidad del resultado del fallo a los agentes y expertos que trabajaron en la defensa chilena; pues, al fijar su responsabilidad en la implementación del resultado de la contienda legal diluye, en definitiva, su participación y responsabilidad en el resultado final de dicho diferendo limítrofe con Perú. Si bien parece ser una hábil estrategia coyuntural, de un hábil expositor en éste tipo de movimientos, desde una perspectiva de largo plazo resultará bastante inútil ya que para bien o para mal (de acuerdo al resultado del fallo), será muy probablemente el único Ministro de éste período presidencial que pase a formar parte de nuestros anales patrios, precisamente, por la resolución del tema marítimo limítrofe con nuestros vecinos del norte.
Finalmente sólo señalar que, desde una perspectiva conceptual y estratégica de nuestra política exterior, parece del todo memorable la fecha festiva elegida por el Ministro de Relaciones Exteriores para ofrecer su última cuenta pública a la ciudadanía: nos regala una nueva conceptualización para la política exterior chilena el “Market Foreign Policy”. Polímero conceptual difícilmente descifrable en toda su extensión, elasticidad y profundidad.
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Foto: MREBRASIL / Licencia CC
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