Hay un dicho que reza «La historia la escriben los vencedores» y es algo que fácilmente podemos chequear revisando nuestro clásicos libros de historia del colegio.
Cito además con el título al documental de Patricio Guzmán, que de manera sintética expresa cómo hemos vivido, como país, los acontecimientos que se enmarcan desde la elección de Allende y la UP hasta el Golpe de Estado y la instauración de la dictadura. Esto es una batalla, una guerra, que aún tiene bandos e incluso ha generado nuevos frentes. Uno de estos frentes, y quizás simbólicamente el más importante es el de la Historia (con mayúscula). Esta historia en la que sólo figuran los vencedores. Con el documental y el homenaje a Pinochet precisamente se reflota este problema.
Recuerdo haber escuchado a los organizadores del evento quejarse, en una entrevista, de estar hartos de tener que ver cómo la película Machuca era exhibida e incluso premiada, cómo se hacían sin ninguna restricción homenajes a Salvador Allende y cómo incluso se construían museos (el de la Memoria y los DD.HH) en los se contaba una historia que para ellos no es cierta, para la cual postulan construir al frente el Museo de La Verdad. Como se dice en farandulandia, el museo de Su Verdad. Pero en el trasfondo, lo que más les preocupa es que precisamente estas manifestaciones los lleven a perder la batalla de la Historia, quedando fuera de ella o siendo disminuidos.
¿Qué pasaría si Pedro de Valdivia figurara en los libros del colegio como genocida en vez de gran Conquistador? ¿O si instituciones como la Iglesia Católica figuraran como una de las grandes violadoras de Derechos Humanos en la Historia? La historiografía actual tiene claro que historias hay como hay seres humanos, que las posibilidades de análisis son infinitas y que inevitablemente siempre quedan historias sin narrar. Esto en Chile se vuelve un problema a la hora de pretender vivir en sociedad y «construir país». Lo ejemplifico con lo que me respondió un estudiante de 1° año de universidad cuando pregunté, buscando una respuesta descriptiva, general: ¿ Alguien sabe qué fue la Unidad Popular? y él me contesta, con tono atemorizado «Bueno eso depende, es muy polémico, depende de lo que nos hayan contado nuestras familias». Yo, inocentemente, buscaba una respuesta parecida a «una coalición electoral de partidos de izquierda», pero obtuve de respuesta 17 años de terror sistematizado en que relatos familiares y personales, nuestras historias personales eran, y todavía son, tachadas y entendidas como polémicas y de circulación restringida y mejor aún que no circulen. Ante eso, el que me diga que los que no tenían uso de razón en septiembre del 73 no pueden opinar porque no lo vivieron, que se vaya al carajo. Hace 3 días un chico de 18 años no pudo opinar porque aún lo está viviendo, aún todos lo estamos viviendo. Con la vuelta a la democracia, la batalla de Chile se centra, más bien se concentra, en la lucha por el territorio de lo simbólico. Sin embargo cabe la pena preguntarse ¿hay acaso algún ganador en esta batalla? ¿Quién o quienes deberán pasar a la historia?
Comentarios
10 de junio
los chilenos tienen una facilidad para mezclar peras con manzanas colosal
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12 de junio
Me parece que lamentablemente, en esta batalla, sin importar el vencedor, quien gana, es la violencia y la coacción…Y esa derrota la venimos arrastrando desde hace más de 40 años…
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