El caso PENTA, reveló toda una trama urdida para financiar a un partido político, la UDI, heredera del pinochetismo duro por la vía de defraudar sin misericordia alguna al fisco. En medio de este caso estalla, más que en las manos del gobierno, en la cara misma de Michelle, el escándalo CAVAL que tiene como protagonistas a su hijo pródigo y la nuerísima. Después, como si de una telenovela se tratara, se revela que la empresa SQM, hacía lo mismo que PENTA, pero en un espíritu “más democrático”, distribuyendo sus aportes a diestra y siniestra.
Es importante aclarar que los casos PENTA y SQM no tienen nada que ver con el caso CAVAL. PENTA y SQM constituyen un modelo de financiamiento privado ilegal de la política. Un modelo que deslegitima la democracia al convertirla en letra muerta, porque al final del día terminamos teniendo en el senado y la cámara de diputados a representantes de las empresas financistas antes que a representantes nuestros. Todo esto a pesar de que ya existe todo un sistema de financiamiento público y privado legal, este último por la vía de los gastos reservados. PENTA inclina la balanza, y explica que la UDI se haya podido convertir en el partido más grande de Chile. No es un misterio para nadie el chorro de plata que había tras sus candidatos, como lo prueba la cantidad de “palomas”, gigantografías y otros recursos que desplegaban en sus campañas sin arrugarse siquiera.La clase política, la clase empresarial y el aparato estatal se encuentran atrapados en un dilema: alcanzar un acuerdo nacional para tapar todo esto, una suerte de amnistía, como astuta y sibilinamente propone Jovino; o un acuerdo nacional para destaparlo todo, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. Por salud, me inclino por esta última alternativa.
Todo este castillo fue construido a lo largo de estas décadas a partir de las oscuras privatizaciones de las empresas del Estado durante la dictadura del innombrable que enriquecieron a los actuales dueños de PENTA y SQM. Recordemos que ambas fueron empresas del Estado, la primera fue el Instituto de Seguros del Estado (ISE), en tanto que la segunda fue la Sociedad Química Minera (SOQUIMICH), compradas ambas a precio de huevo en tiempos del “capitalismo popular” por los fervientes y “desinteresados” partidarios del dictador.
Distinto es el caso CAVAL porque no apunta al financiamiento de la política, sino que a llenarse los bolsillos por parte de sus protagonistas, por la vía de la especulación con la compra-venta de terrenos sobre la base de información privilegiada, uso y abuso de influencias indebidas. Distinto también es porque involucra al hijo prodigo y la nuerísima de una presidenta cuyo mayor capital era la confianza que irradiaba. Confianza que se vino al suelo en un dos por tres a partir de este caso.
No obstante las diferencias en los distintos casos, los tres tienen algo en común: la corrupción. La clase política, la clase empresarial y el aparato estatal se encuentran atrapados en un dilema: alcanzar un acuerdo nacional para tapar todo esto, una suerte de amnistía, como astuta y sibilinamente propone Jovino; o un acuerdo nacional para destaparlo todo, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. Por salud, me inclino por esta última alternativa. Para sanarnos, tenemos que limpiar nuestras heridas, no basta con ocultarlas, haciéndonos los lesos. Quien debiera liderar este esfuerzo de sanación, si es que aspira a “resucitar” en estos tiempos de “resurrección”, es la propia Michelle.
Comentarios
04 de abril
2 cosas
Acuerdo Nacional = Encubrimiento
Y el Hijo pródigo de Michelle Bachelet es Rodrigo Peñailillo!
Un abrazo Rodolfo, genial tu columna
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05 de abril
Creo que si la puna al interior de la elite es tan grave como para arriesgar toda la elite, se acaba la pugna.
Me parece bien en todo caso, siempre es mejor diablo conocido.
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05 de abril
Como detalle histórico.
Ponce Lerou fue mandado a detener por Pinochet por sinvergüenza, por enriquecerse a costa de información de Estado que manejaba por ser yerno. Una de las cosas que me llaman la atención estos días es que aparecen los que le echan la culpa de la corrupción actual a Pinochet….siendo que hizo lo que la Presidenta no ha hecho con la nuera.
Solo para mostrar que, al parecer, la Izquierda se escuda en una supuesta supremacía moral, bajo la cual los delitos «no son tan graves»
Saludos
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06 de abril
otro detalle histórico: el yernísimo no fue detenido ni dejó de enriquecerse .. en todo caso siguió los pasos del suegrísimo ensuciando la política al envenenar no solo a los de su vereda, sino que a todos … fue más astuto que los controladores de PENTA ….
la supremacía moral no viene dada por los discursos, ni los relatos, sino que por las acciones ….. por sus actos los conocereis …..