Hoy por hoy, en medio de agitadas jornadas de movilizaciones, caceroleos y barricadas nadie puede dudar que el movimiento de oposición a este gobierno superó con creces a la Concertación. El descontento es generalizado y el minoritario apoyo que ostenta el gobierno demuestra que, quienes le dieron el mandato para gobernar, en su mayoría le han retirado el apoyo.
El ambiente de crisis y descrédito de la política es tal, que ambas coaliciones pasan por bajísimos niveles de aprobación. Según las ultimas encuestas, tan sólo 1 de cada 4 chilenos apoya al Presidente Piñera; la Concertación no lo hace mucho mejor en todo caso. Sin embargo la responsabilidad de conducir al país recae directamente en el Presidente y, digamos las cosas por su nombre, lo ha hecho mal, y muy mal.
Mal, porque una de las facetas fundamentales de gobernar es la de dialogar, y hacerlo en política, no es, ni nunca será, lo mismo que hacerlo en una empresa, por ejemplo, el Director de una gran empresa jamás llamará al personal de aseo de la corporación y los sentará en la mesa del directorio a dialogar con ellos de tú a tú. Con suerte, si lo hacen bien, percibirán un bono “aguinaldo”, una caja con mercadería ó un breve memorándum congratulatorio. Los mandos medios de la empresa también a veces manifiestan disconformidad con ciertas condiciones de trabajo; en ese caso, o se les despide, o se les concede un bono, fin del problema. Estos dos ejemplos, a grosso modo, grafican como en una empresa se resuelven conflictos, soluciones que extrapoladas al mundo político, a la hora de dialogar con los diversos actores sociales son absolutamente “inútiles”.
Así lo ha demostrado la experiencia vivida a propósito del tema mapuche, donde un ministro de Salud dijo “las huelgas de hambre son un problema para nosotros cuando exceden los 50 días”, para qué decir del tema de la educación, dónde jamás se ha ofrecido un diálogo sincero y con garantías para los estudiantes con el propósito de llegar a una solución al conflicto. O el paro de la CUT, dónde el Gobierno sataniza el movimiento sindical, tildándolo de querer boicotear al país a través de una huelga ilegal, cuando olvidan que el derecho a huelga es un derecho fundamental de los trabajadores.
Es claro que un gobierno que no dialoga se deslegitima frente a la ciudadanía, y es claro que en este caso esa falencia ha devenido en un fuerte grado de ingobernabilidad, que ha potenciado más aún esta crisis.
Quien tiene el timón del barco es el Presidente Piñera, quién junto a su Gobierno, deben dejar de lado sus lógicas intransigentes y no dialogantes, de marcada raigambre patronal, y de una vez por todas abrir un canal de diálogo con los movimientos ciudadanos para salir de la situación de conflicto amplio existente hoy en el país, y demostrar así que los buenos timones no se ven en aguas quietas, sino que en las tormentosas.
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Foto: Azkintuwe
Comentarios
25 de agosto
han recibido fuertes criticas y aun así, siguen sin escuchar a la gente. sin embargo hay que reconocer que les toco pesada la pega , este es un problema que se ha acumulado por mucho tiempo y ahora este gobierno debe solucionarlo.
Hay que agregar a esto los conflictos de intereses tanto de personas de la alianza como de la concertación que se benefician económicamente del negocio de la educación, es por ese motivo, entre muchos otros, que han bajado considerablemente las encuestas. Ya la clase política de este país está en crisis y el descontento social se está intensificando, cada día más.
saludos cordiales!
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