A menos de dos semanas para el balotaje presidencial, comienzan a retomarse las campañas políticas, pero teniendo en consideración los resultados y consecuencias políticas del pasado 19 de noviembre, un panorama electoral que se recibe con una coalición, Frente Amplio, que deja el lugar de ser un grupo menospreciado o poco valorado a instalarse con presencia y apoyo ciudadano, lo que los llevó a levantar una candidatura presidencial con un 20 % de las votaciones, la elección de 20 diputados y un senador por la V Región de Valparaíso.
No basta con establecer un manifiesto diciendo que es un retroceso respecto de la derecha o que serán oposición desde el primer día de mandato de Guillier.
Un escenario que golpeó fuerte tanto a la derecha como izquierda, ya que debemos recordar el papelón realizado por las distintas encuestas que daban por ganador indiscutido al candidato de Chile Vamos, por tanto estaba fuera de todos sus pronósticos lo acontecido por el Frente Amplio y respecto de la izquierda; para ellos el F.Amplio se convierte en una verdadera arma de doble filo, ya que todos quienes no queremos como presidente al candidato de la derecha, razonamos en primera instancia que lo acontecido en las elecciones del 19 de noviembre reflejaban un gran triunfo de votación a la izquierda chilena y que unidos derrotan con creces al bloque Piñera-Kast, no obstante ello, la problemática surge a raíz si efectivamente se pueden acaparar los porcentajes obtenidos por el Frente Amplio e ir en apoyo del candidato Alejandro Guillier, congeniando posturas, tomando propuestas comunes, y trazar un camino hacia un fin en común, esto es, que no resulte electo el candidato del slogan “Él recuperará el crecimiento económico”, objetivo del candidato de la derecha que es inversamente proporcional a los beneficios y reformas sociales instauradas por el gobierno de Michelle Bachelet.
Debemos ir en pos que no resulte elegido un candidato que provocará el desempleo de 20 mil empleados públicos y considerando las familias que deben sustentar dichos empleados, un candidato que en su momento cuestionó y desechó la gratuidad de la educación al momento de gobernar, pero que hoy en un clima electoral y en una actitud de travestismo político en su máxima expresión el reconoce que está de acuerdo con ello, lo que nos habla de un candidato dispuesto a todo por un fin que no somos nosotros sino sus propios intereses y de sus amigos, un candidato que el año 2010 indicaba como intransigente la actitud de los comuneros mapuches en una huelga de hambre, todo ello teniendo como contexto la aplicación de la ley antiterrorista.
Entonces para que este resultado desfavorable no se lleve a la realidad, se debe contar con el apoyo en su integridad por parte del Frente Amplio, ya que tal como lo ha mencionado la candidata presidencial Beatriz Sánchez, el Frente Amplio llegó para quedarse, y es así, ya que este bloque tendrá mucho que decir en esta elección del próximo 17 de diciembre. Pero durante la semana recién pasada sólo hemos tomado conocimiento que sus directivos sólo se remiten a señalar que Piñera es un retroceso para el país, pero a su vez no se declara un apoyo acérrimo a Guillier, y esta actitud puede resultar ir en su contra ante un resultado adverso.
Durante estos días, muchos de los analistas políticos han señalado que esta actitud tomada por el Frente amplio se asemeja completamente a lo acontecido el año 2009 con Marco Enriquez-Ominami, momento político en que la concertación lo responsabilizó de la derrota de Frei Ruiz-Tagle ante el mismo sujeto por la derecha, por lo cual esta conducta ambigua por el Frente Amplio sólo complica el triunfo de Guillier, siendo los referentes Boric, Jackson, Sharp, Sánchez, los llamados a ser claros en la decisión por quién votarán, cualquier otra conducta es hacerle un franco favor a la candidatura de la derecha.
No basta con establecer un manifiesto diciendo que es un retroceso respecto de la derecha o que serán oposición desde el primer día de mandato de Guillier, nos lleva a pensar por una parte que Frente Amplio al no ser claros en su llamado, puede tener un trasfondo de que efectivamente resulte electo el candidato de derecha y así debilitar la Nueva Mayoría y ellos transformarse en la oposición que siempre buscaron u otro pensamiento nos lleva a razonar a que ante esta conducta ambigua sólo serán los sindicados como los responsables del resultado por pecar de soberbia, colocando intereses personales por sobre los intereses del país y cometiendo los mismos errores políticos acaecidos el 2009 con MEO, y que tuviera un gran costo político y ciudadano, cosa que se refleja en su rasguño electoral con un casi 6%.
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