Esta ciudadanía organizada, nos mostró que es posible marchar pacíficamente, que las propuestas convocan más allá de colores políticos. Que este movimiento no se detiene hasta que volvamos como ciudadanos a tomar control real de nuestros destinos, que convocadas amplias mayorías sí somos capaces de organizarnos y así también queremos y somos capaces de definir los designios de nuestro país.
Que no se pierda el espíritu del sábado, que se mantengan en alto los puños y gritos ciudadanos que pacíficamente se movilizaron para dar una alarma, para decir que están alerta, que no hay cheques en blanco, que no hay apoyo a promesas. Esta es una ciudadanía activa, movilizada y en la calle, hastiada de juegos políticos duopolistas, aburrida de promesas vacías y asqueada de letras chicas.
El sábado fuimos parte de la Marcha de todas las Marchas, que sienta varios hitos, que mostró una ciudadanía empoderada y consciente que colectivamente debe y puede trabajar para construir. Como progresista, siento empujamos los límites, llegamos un paso más allá, mostramos que la voluntad está, que podemos sentarnos a conversar y liderar un cambio de reglas para un nuevo Chile.
Pero trataron de minimizarla, incluso la mandataria indicó que era para «apoyar su programa», no fue así Presidenta, pero ojalá llegue a serlo, ojala el sábado hayamos marchado por Asamblea Constituyente, por Matrimonio Igualitario, por Educación Gratuita y de Calidad, entre muchas otras.
Intentaron desarticularla cuando emblemáticos hasta ahora movilizadores como la CONFECH y la CUT se bajaron dando libertad de acción, pero esto, quizás aplaudido por muchos que querían un fracaso, solo empujó, dando mayor fuerza y legitimidad al ciudadano común, que dijo fuerte que aquí no hay espacio para que seamos políticamente utilizados, acá, se marchó por propuestas, no por movimientos.
Esta ciudadanía organizada, nos mostró que es posible marchar pacíficamente, que las propuestas convocan más allá de colores políticos. Que este movimiento no se detiene hasta que volvamos como ciudadanos a tomar control real de nuestros destinos, que convocadas amplias mayorías sí somos capaces de organizarnos y así también queremos y somos capaces de definir los designios de nuestro país.
Por esta capacidad de movilizar, por ser capaz de organizar diversos grupos sociales, etarios, políticos, la esperanza de una Asamblea Constituyente crece, se hace real y posible. Por esto, los tambores y cánticos de la marcha se sintieron en La Moneda, en los pasillos del Congreso, en los think tank de los partidos, tal cual se escucharon las pasadas elecciones, que esta movilización no se detiene sin una Asamblea Constituyente.
Estamos preparados, organizados, libres y esperanzados que aparezca el llamado a incorporar al fin a la ciudadanía, que al fin nos llamen a una Asamblea Constituyente y así pueda la Presidenta al fin decir con propiedad, que la marcha fue en apoyo de su nuevo programa, hasta entonces seguiremos en alerta.
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