Lo señalaron en Enela varios panelistas: más que un “conflicto” lo que pone en debate el tema mapuche es el tipo de sociedad regional que queremos construir, el tipo de desarrollo que vislumbramos y la calidad de nuestro sistema democrático. De ello trata a fin de cuentas la paz social.
Tuve la oportunidad de asistir invitado a la undécima versión del Encuentro Empresarial de La Araucanía, Enela. Mi impresión del evento y lo allí generado no puede sino ser positiva. Destacar que la Multiculturalidad, aquella necesidad tan grande que tiene esta región de aprender a convivir con la diferencia, haya sido uno de los ejes centrales. Un gran avance respecto de eventos anteriores. Es bueno que el empresariado regional deje atrás aquella mirada policial que lo caracteriza a la hora de abordar el tema mapuche, asumiendo que la violencia más que la enfermedad es apenas un síntoma.
Notable don Jorge Pinto, destacado historiador regional, dando cuenta del rol del Estado en la invasión del País Mapuche y el real origen del conflicto actual. “La violencia no parte con los mapuche, aquí se quemaron rucas, se asesinó y se robó territorio en una acción militar que ocultamos”, señaló leyendo cartas del propio Cornelio Saavedra, encargado militar del avance chileno al sur de La Frontera. Pinto identificó una serie de factores que han agravado la situación en el sur y llamó a los actores regionales, mapuche y no mapuche, a tomar mayor protagonismo en el diálogo y en la búsqueda de posibles soluciones. “No será Santiago quien nos traiga la solución”, advirtió, con sabiduría.
Otro punto alto fue la intervención del ex ministro, Francisco Huenchumilla, quien llamó a la clase política –“ignorante del tema”- a estar a la altura del conflicto. Su llamado a que las forestales se vayan de La Araucanía sacó aplausos. “Necesitamos otro modelo de desarrollo, basado en una región verde y que apueste por el turismo cultural”, señaló. Razón tiene Huenchumilla. ¿Qué ha ganado la Araucanía con el arribo de la industria forestal? Cero tributaciones, trabajo temporal y precario, daño al medio ambiente y alteración de la paz social. ¿No será hora de ir pensando un modelo de desarrollo más amigable con la región y sus habitantes?
No fueron casuales los aplausos a la propuesta de Huenchumilla. Una región bendecida con potencialidades turísticas y culturales únicas no puede seguir condenada a ser vivero de bosques artificiales. Lo vienen advirtiendo desde hace décadas las comunidades y, lentamente, lo advierten hoy también los empresarios ligados al sector turismo y agropecuario. La Araucanía para los chilenos, el Wallmapu, para los mapuche, demanda avanzar hacia el siglo XXI y dejar atrás medio siglo de empobrecimiento. En la cultura mapuche, sin ir más lejos, se encuentran también los pilares de un modelo económico sustentable. Küme Felel, el «buen vivir», lo llamaban nuestros abuelos. ¿Y si como región nos damos la oportunidad de realmente ser innovadores?
Lo señalaron en Enela varios panelistas: más que un “conflicto” lo que pone en debate el tema mapuche es el tipo de sociedad regional que queremos construir, el tipo de desarrollo que vislumbramos y la calidad de nuestro sistema democrático. De ello trata a fin de cuentas la paz social. Y no de cuántos camiones o casas patronales se queman a la semana, trabajo este último que el Barómetro del Conflicto, dirigido por Mirtha Casas, realiza con un entusiasmo y una falta de rigor que raya en lo propagandístico. Felicitaciones al directorio de CorpAraucania. Su esfuerzo se suma a lo obrado por la activa Corporación Mapuche ENAMA, que fijó para fines de octubre la realización de su II Cumbre, también en Temuco. Nos vemos allí.
* Publicado originalmente en Austral de Temuco.
—————
Foto: Corparaucania
Comentarios