Resulta poco alentador escuchar tanta contradicción en el discurso político, más aún si esas contradicciones se dan en un año electoral que debería ser desafiante y motivante para todos los sectores que pretenden gobernarnos.
Mientras Chile Vamos dibuja una oferta política difusa porque no tienen la capacidad de ponerse de acuerdo en un mismo discurso y que los diferencie con la Nueva Mayoría, estos últimos, parecen centrar su atención en las próximas presidenciales generando una sutil desafección con el Gobierno de Michelle Bachelet, justo cuando este empieza a dar señales de haber enmendado, en parte, el rumbo.Ad portas a las elecciones municipales, las coaliciones políticas comienzan a preparar en el discurso, a sus mejores cartas para una elección que podrían definir anticipadamente las próximas elecciones presidenciales, dando señales de que una buena derrota en una mala primaria puede ser la plataforma para una futura candidatura.
A nivel regional, la situación varía en matices, pero sigue siendo aún poco definida a la hora de priorizar acciones. Por su parte Chile Vamos no logra posicionarse como una coalición representativa de quienes ayer optaron por la Alianza por Chile como alternativa de poder, entregando a la contingencia discursos débiles para un sector que necesita con urgencia consolidar nuevos liderazgos y no, nuevos partidos con la intención de hacernos creer que son mucho más de lo que fueron ayer.
Por su parte, la Nueva Mayoría sigue levantando banderas que, al menos en el papel, parecen distintas entre los partidos que conforman el conglomerado, y dan señales de estar más cerca de una crisis ideológica, que de mostrar preocupación por consolidar un proyecto de gobierno.
Este 2016, parece ser el año en que se definirá el futuro político de un país sumiso pero, a su vez, el de cada uno de los conglomerados y partidos, quienes, bajo esas alianzas ya comienzan a generar roces y conflictos, que los desdibujan políticamente ante la ciudadanía y generan la legítima desconfianza hacia la clase política que hace rato hizo carne la frase: “El fin justifica los medios”.
Hoy, ad portas de las municipales, ambas coaliciones comienzan a preparar en el discurso a sus mejores cartas para una elección que podrían definir anticipadamente las próximas presidenciales, permitiéndose primarias antojadizas en algunos casos, candidaturas fantasmas en otros, dando señales de que una buena derrota en una mala primaria puede ser la plataforma para una futura candidatura o puede ser la puerta que los lleve a un buen cargo en un futuro gobierno.
Si las prioridades, de acuerdo a los hechos de nuestra clase política, siguen estando orientadas en algunos casos más allá del discurso ¿En quién puede confiar Chile?
Comentarios
17 de febrero
Notable… Es la clara visión de lo que en la actualidad está pasando con los partidos políticos.
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