En los tiempos políticos que corren, el cálculo electoral y el sentido de conveniencia prevalecen sobre las ideas y las convicciones. La simple pulsión por los espacios de poder (para mantenerlos o conquistarlos) marca el accionar de los diferentes actores políticos y se adoptan posiciones motivadas por el afán de ganar y cada vez menos por el de proponer y representar una visión-misión respecto del futuro del país.
Muchos se preguntan por qué un partido político decide proclamar un candidato que puede perder, si podría apoyar a alguien que puede ganar (según las encuestas al día de hoy).
Este comportamiento se exacerba en víspera de una elección simultánea en lo presidencial y parlamentario. La política deviene un rehén de los instrumentos de medición y las encuestas influyen fuertemente en la toma de decisiones. En este contexto, para el PPD habría sido fácil seguir la dirección de las cifras preliminares arrojadas por las encuestas, pero no fue así. Antes de que Lagos formalizara su decisión de ser candidato, el PPD hizo la opción de apoyarlo y acompañarlo y no se refugió en la comodidad de una «expectativa» ganadora.
Muchos se preguntan por qué un partido político decide proclamar un candidato que puede perder si podría apoyar a alguien que puede ganar (según las encuestas al día de hoy).
La decisión adoptada no responde a una suerte de chovinismo partidario: recordemos que Lagos es uno de los fundadores del PPD; tampoco fue determinada por una voluntad de afirmación identitaria y de proyección de supervivencia, como parece ser el caso de otros partidos como la DC.
La razón principal tiene que ver con las convicciones que animan al PPD. La convicción de continuar avanzando en las reformas y en la construcción de un mejor país, con mayor igualdad y justicia social. La convicción de profundizar la democracia integrando a las regiones y a los pueblos originarios. La convicción del respeto de los derechos humanos y de la diversidad. La convicción de construir ciudades amigables con el medio ambiente, más seguras y menos segregadas. La convicción de reanimar el impulso transformador y la expectativa del cambio con un liderazgo experimentado.
Breve. La convicción de que las ideas progresistas se vean genuinamente representadas en la próxima contienda electoral. Por todo lo anterior el PPD se decidió por Lagos.
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