Según John Maynard Keynes, «las ideas de los economistas y de los filósofos políticos, tanto cuando están en lo cierto como cuando no lo están, son más poderosas de lo que se supone corrientemente. Verdaderamente, el mundo se gobierna con poco más. Los hombres prácticos, que se creen completamente libres de toda influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto«.
Tras arrodillarse ante el gasto público y con un gran cariño por lograr políticas monetarias inflacionarias, imagino que tenía una mirada de amor por el prójimo; ya que la idea principal era asegurar una gran capacidad de empleo, y por cierto, volver a andar el motor de la economía. Sin lugar a dudas, Lord Keynes, fue una Biblia para los gobiernos de Roosevelt, pero cumple una lógica perfecta para beneficiar a la clase política.Quizás Lord Keynes, nunca se imaginó lo que sucedería con sus grandes ideas de intervencionismo. Posiblemente eran una gran cura para una crisis y otra “grandiosa idea” como en su tiempo lo fue Marx y muchos teóricos erróneos de la Escuela de Frankfurt.
Un político en sí, es un cazador de votos, se entrega a las demandas sociales vigentes, sin importar las ideas erróneas. El político no se puede subir al escenario y ofrecerle a sus votantes una contrariedad de sus demandas, porque en cosa de minutos será transformado a nada. Por lo contrario del académico o el “intelectual”, que procura lograr avanzar en el estudio ya sea filosófico o el valor del pensamiento, es algo de lo que él cree. Eso es lo que le presenta a sus oyentes sin el claro temor de perder algo, más que un debate o una contrariedad de ideas.
Es por eso que de aquellos hombres depende el clima intelectual en una nación, ya que de esta manera los ciudadanos retomarán nuevas formas de ver la vida basados en una nueva lógica de cómo progresar o perseguir su propia felicidad. Junto con ello, los políticos lograrán captar ese clima intelectual, y el ofrecimiento hacía los ciudadanos es aquello que está de “moda”. Ahora, si el clima intelectual se pierde en una gran cortina de humo de sólo peticiones hacía el aparataje estatal y más aún, recordando lo nefasta de sus intervenciones, seremos los grandes culpables de que lo único que haga la politiquería barata sea ofrecernos un paraíso sobre la tierra; ya que como te darás cuenta, el gasto público a ellos no les duele ni siquiera un poco, no es su dinero, es el dinero de todos los contribuyentes de una nación.
Quizás Lord Keynes, nunca se imaginó lo que sucedería con sus grandes ideas de intervencionismo. Posiblemente eran una gran cura para una crisis y otra “grandiosa idea” como en su tiempo lo fue Marx y muchos teóricos erróneos de la Escuela de Frankfurt. Pero la verdad es que las ideas tienen un poder que muchas veces es infravalorado, un poder que perdura por décadas y siglos; lamentablemente algunas, con consecuencias devastadoras para la humanidad.
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