La definición presidencial de ir a primarias o directamente a primera vuelta será el tema principal de la agenda de la Junta Nacional del PDC a realizarse el 11 de marzo. La cuenta regresiva ha comenzado para que ese partido despeje cualquier sombra de dudas sobre su posicionamiento ideológico, actualizar su ideario y su estrategia política. Deberán, por consiguiente, afrontar en el debate la disyuntiva de arrinconar a su candidata presidencial en la tesis de la vía propia o reivindicar un espacio político para trabajar en diversidad los cambios que contribuyan a superar las enormes brechas sociales y económicas vigentes, lo que implica levantar puentes con la izquierda y no muros.
«Si este partido opta levantar una candidatura directamente a primera vuelta constituiría dar vía libre a la lógica política de los tres tercios y extender un certificado de defunción a la alianza del centro y la izquierda»
La tesis suscrita por Mariana Aylwin, Burgos e Ignacio Walker de ir con la candidatura de Carolina Goic a primera vuelta, es caer en la táctica que le conviene a la derecha de “divide y vencerás” cuyo propósito es que las fuerzas progresistas no logren unidad de acción e incluso atrofiar su vocación de mayorías. En ese sentido, favorece a ese sector que la falange actúe en soledad, nunca en común con la izquierda, situando el escenario nacional en una repetición burda del período de la Guerra Fría de los años 60 del siglo pasado.
Ir a primera vuelta, además, tendría como agravante el fraccionar el partido porque supone más costos que beneficios; considerando que el PDC correría el riesgo de obtener un duro revés electoral y, como coralario de lo anterior, una reducida bancada parlamentaria -teniendo en cuenta que la atomización del sistema partidario chileno obliga a la unidad en un contexto de crisis de la política-; ergo, disminuyendo en forma significativa influencia decisoria en el Congreso, junto con desperfilar su rol como un partido de cambio y transformación social y lastrado como referente político protagónico en el escenario nacional. Y, eventualmente, con la posibilidad de mimetizarse con los sectores sociales y políticos que se oponen a todo evento a las reformas estructurales y desean mantener el status quo en el país –aunque ese no sea su objetivo pero sería una consecuencia inevitable- Ese es el rumbo que conlleva la tesis de “Progresismo con Progreso”.
Un posicionamiento del PDC en torno de un camino propio es desenfocarse de los fines por los cuales se constituyó: plasmar una gobernabilidad diferenciada de la derecha; es decir, ser una alternativa transformadora en lo social, económico y político que genere un orden social más inclusivo que viabilice extender los derechos sociales y los bienes públicos a disposición de toda la ciudadanía -proyectando un modelo de convivencia y de sociedad distinta- y no solo una alternancia difusa, turnante de gobierno a la derecha, lo que es bien diferente.
El optar por la tesis de Mariana y Cia, el PDC diluye sus posibilidades de influir de manera positiva en la marcha política, social y económica del país, lo cual abre más ventanas para la restauración de la derecha irredenta y refractaria a los cambios, exponiendo a la democracia a un porvenir precario, confiriéndole a ese sector una hegemonía política y cultural sin contrapesos para dictar la agenda pública en el corto y mediano plazo. Además de fortalecer aún más los rasgos e inercias concentradoras de los frutos del crecimiento por parte del 1%.
Ir en esa dirección, entonces, está lleno de espinas para ese partido, mientras que participar en una primaria les permite tener una voz decisoria en el programa y las listas parlamentarias, pues las condiciones actuales son más favorables al PDC a las que tenía cuando Claudio Orrego fue candidato, por contar ahora con una candidata más competitiva electoralmente y, por ende, concita más aprecio y unanimidad al interior de la colectividad. Sumado al hecho de ser Carolina Goic un liderazgo nuevo y no beligerante que puede granjearle apoyo entre el electorado más “moderado”. Otro elemento en su favor es que el PDC tiene actualmente una presencia territorial mayor que las otras candidaturas de la NM confiriéndole a su candidatura una superior capacidad de movilizar gente, lo que convierte su figura con posibilidades reales en las primarias de la centroizquierda.
La Senadora Carolina Goic ha declarado estar disponible para ser candidata presidencial DC y de mantener vigente una coalición de centro izquierda que pueda garantizar la gobernabilidad y desarrollo del país. Asimismo, manifestó que su opción personal es participar en una primaria de ese sector. No obstante, también expresó la necesidad de revisar autocríticamente el funcionamiento de la Nueva Mayoría y la redefinición del tipo de coalición que se necesita hacia adelante, como expresión política de mayorías y definiendo claramente el marco programático.
Es esencial, entonces, convenir los contenidos de un acuerdo de proyecto político -vinculando medios y fines- decodificando la secuencia de los cambios y definiendo con precisión las políticas a implementar y la forma como se toman las decisiones; cohesionando primero a la coalición política y programáticamente cualquiera sea quién gane dicha primaria abierta. Es la garantía de gobernabilidad que se precisa para despejar cualquier incertidumbre sobre la efectividad de gestión política de ese eventual próximo gobierno.
Por otro lado, al participar Goic en una primaria de la centroizquierda, aunque pierda y salga en segundo lugar en esa consulta, la posiciona, al ser una figura emergente y tener una buena valoración positiva por la gente, como una buena opción de la centroizquierda para el 2022.
Por eso, la recomposición de una alianza de centroizquierda planteada por Carolina Goic, constituye un imperativo político para enrielar una agenda progresista en el país, pero si este partido opta levantar una candidatura directamente a primera vuelta constituiría dar vía libre a la lógica política de los tres tercios y extender un certificado de defunción a la alianza del centro y la izquierda, poniendo en el congelador los cambios que la sociedad demanda, evadiendo los desafíos que se tiene como partido “humanista, democrático y reformista”
La reconstrucción de un nuevo sujeto político, alrededor de ciertas metas y valores, para hacer más inclusiva la demos y para que el país crezca efectivamente con más igualdad y una distribución del ingreso mayor es poner en práctica la noción que la política progresista es institucionalizar lo comunitario para luchar contra la exclusión social y la desigual distribución y apropiación de recursos. Ese espacio debe ser ahora ampliado, reconociendo que los proyectos de envergadura van más allá de una sigla de un partido.
Por consiguiente, es necesario recordarle a Gutenberg Martínez que no se contradiga a lo que expresó en una reciente entrevista a un diario de la plaza: “Chile necesita gobernabilidad, eso supone gobiernos de mayorías y nuestra definición es hacerlo en el espacio de la centroizquierda”.
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