“Un individuo completamente aturdido es aquel que por el momento no puede movilizar sus recursos musculares e intelectuales para la tarea que le espera”
(E. Goffman)
Un tic es un síntoma, tiene formas de representación que nos pueden permitir hablar del que “sufre” con sus tics, especialmente cuando se ve rodeado de personas que conoce no muy bien o que le son derechamente extrañas en términos sociales. Son signos objetivos de cierta inquietud emocional igual o similar a la turbación, que es lo contrario de la comodidad. Goffman en sus analogías del teatro y el ritual de la interacción, juega con la idea de la turbación precisamente para describir la figura de un individuo que depende de sus apariencias y que no puede responder a la relación social con los demás. Más bien, declina hacia la confusión mientras sus acciones bloquean la acción de los demás que deben optar entre sacarlo de la confusión o apartarse lo más posible de él. Es el aturdido por excelencia, que no reconoce su confusión. Pero no está solo: anda en grupo con otros tantos aturdidos que terminan por enrostrarle su desagrado. Las actrices y actores están en el mismo escenario.
Hay muchos que han abandonado la sociedad, escriben, comentan, critican, gobiernan, se enojan… son los aturdidos de siempre, que vienen saliendo de su última borrachera o volada y que creen que entienden Chile porque el pegamento los tiene alucinados.
Obviamente, hay muchos aturdidos que no saben que están aturdidos o que son capaces de actuar en escaramuzas de golpe tras golpe como en el consejo de la UDI o como en la reunión de Piñera con la Concertación. Todos son unos aturdidos. Yo agregaría el discurso de los periodistas de derecha, porque los de la Concertación se extinguieron o están dormidos.
La confusión –que es la expresión social de los aturdidos – se ha instalado en la prensa también y dentro de ella se recatan los pequeños extractos y medios que tratan de entender que no hay casos sino trayectorias hegemónicas en las cuales no hay actores resolviendo los problemas sino más bien expresándolos. Eso se llama desgobierno. Es el 11-1-11 en Magallanes. Para los que no siguieron de cerca ese proceso, la autoridad regional no se modificó pero estaba sobrepasada y se mantuvo aturdida durante meses.
Pongan más en la lista. La Quintrala en Concepción, se fue de vacaciones, se escapó… los alcaldes que están en la etapa de la histeria colectiva porque pueden ser los primeros fusibles en saltar el próximo año; los rectores que terminan marchando para no mancharse con el ministro “no me amedrentarán”. Ojo, que no hay movimientos que piensen en conjunto los problemas. Solo algunos comentarios logran colocarlo como el fondo, como si no fuera también la forma, la práctica, el día a día. La cotidianeidad del conflicto en la calle grita que manda la confusión. Por error, los intelectuales aturdidos, le han llamado desconfianza en el sistema o en la democracia representativa, como si los abusos tuvieran sólo el efecto de indignación, como si la movilización hubiese sido espontánea y punto, como si no tuviera el alcance interaccional del ritual de la confusión expresada en el espacio público.
En cambio, el desgobierno de los aturdidos invita a manifestarse pero se cierra a la posibilidad de salir del camino y dar espacio a la sociedad. La sociedad articulándose, moviéndose, no sólo apareciendo.
Piñera manifiesta su confusión hablando de la política. “Está mal”, dice. Es otro tic, lo que no le gusta es su propio rol, no la política. Lo “espontáneo”, evita la organización de la sociedad en torno a objetivos, provoca confusión y ni siquiera él es el que sale ganando. Entre cuervos se sacarán los ojos, pero nos van a dejar confundidos y aturdidos si no pensamos, más allá de la acción, en revitalizar nuestras relaciones sociales, que es lo perdido gracias a los que ustedes saben.
Es la sociedad la que cuenta y la que hay que recrear. Ni los partidos viejos ni nuevos entienden esto más allá de los episodios y los programas aburridos. Son eternos candidatos al desgobierno, no a conducir procesos sociales, son candidatos a poder un día irse de vacaciones lejos y dejar algún vicepresidentillo jugando a la manipulación de grupos y masas. Son una manga de aturdidos.
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Foto: www.cristianosgays.com
Comentarios
16 de junio
Víctor , me encantò tu columna, Eres seco!!! la difundirè. Tu blog tambièn està muy bueno lo difundiré.
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