La presente dispersión política de la cual somos testigos viene siendo la manifestación final de un proceso de re-acomodo de la política en Chile, lo anterior manifestado en algunos signos como: la desafección política a partidos del clásico duopolio, la compleja situación vivida por los partidos para su re-fichaje y la irrupción del frente amplio.
Es aquí donde se configuró un escenario no muy común para nuestra actual visión electoral, la irrupción de 10 candidatos que vienen a representar a las acciones ya mencionadas, ha mostrado una primera lectura… La dispersa posición en la que se encuentra actualmente la clase política chilena. Tanto es así que la concentración de votos no supera en el mayor de los casos un 30%.
«Las reconfiguraciones parecen ser un tanto confusas, pareciera que después de una gran incursión política donde se viven procesos de atomización política, concluyen en consolidaciones de pactos más fuertes.»
La segunda complejidad se presenta en términos prácticos, actualmente hablar de un claro posible ganador es prácticamente imposible, la irrupción de Carolina Goic como candidata a generado una repartición mayor de votos dentro de la Nueva Mayoría, a esto se suma la irrupción del Frente Amplio que podría captar el voto más joven; en el caso de la derecha tenemos una dispersión en 4 candidatos donde el más claro representante es Sebastián Piñera.
De lo anterior podemos desprender claramente que este nuevo escenario ha configurado -claramente más allá de un nuevo pacto- una nueva forma de reencantar a los votantes quienes se ven expuestos a mayores y nuevas opciones, ha demostrado que nuestro actual sistema electoral nunca visualizó una tercera opción más influyente, esta dispersión indica claramente los desafíos del nuevo gobierno, una reformulación a nuestro sistema electoral basado en el duopolio y en lo que claramente es el inicio de un proceso de una nueva configuración política.
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