A pocos días de las municipales, es necesario analizar un elemento clave en el panorama político de los últimos años. Y es que, inobjetablemente, las últimas elecciones municipales, presidenciales, parlamentarias e incluso -en algunos casos- universitarias de nuestro país, han estado marcadas negativamente por los altos índices de abstención electoral. El derecho a sufragio ha perdido bruscamente su valor y se vuelven cada vez más comunes las consignas haciendo llamados en contra del voto. Ante esto, se vuelve imprescindible responder interrogantes que, paso a paso, nos permitan dar con una pista -y por qué no- con un camino que permita adentrarnos en el extraño problema de la desafección al voto, o lisa y llanamente, una extraña indiferencia que se ha instalado en el sentido común del chileno promedio hacia todo lo relacionado con “la política”.
La Real Academia española, define la palabra voto como: “ExpresiónPor lo mismo, es indispensable entender que el sufragio no es la única forma de participación política, pero que, aun así, no hay que minimizar la importancia de este mismo.
No es lógico, pero sí es válido. Mientras el instrumento político se ha dedicado a privilegiar a unos pocos, habemos millones de personas disconformes con el actual orden institucional. Por otra parte, distanciarse de la política y el voto, puede, en más de algún caso, ser entendido como un error y un paso en falso que nos lleve a avanzar por la dirección incorrecta. Por lo mismo, es indispensable entender que el sufragio no es la única forma de participación política, pero que, aun así, no hay que minimizar la importancia de este mismo. Más de alguno podrá decir que mientras hay quienes se preocupan del voto, existe otros preocupados del movimiento social o de aportar en el debate contingente a partir de otras esferas comunicacionales o educativas. Yo, prefiero creer que todo tipo de manifestación democrática es válida, siempre y cuando se realice de manera respetuosa, sin violencia y contribuya en aportar al debate de ideas.
Entonces, ¿quién(es) se responsabiliza(n) de los bajos índices de participación electoral? ¿Cuál es la solución a un problema que se profundiza cada día más? Es más… ¿Hay una solución? ¿O será que esta costumbre de considerar que lo colectivo no vale más que lo individual, impide un desarrollo pleno de la democracia?
El tema está en la mesa, es necesario dar con las respuestas necesarias para poder re encantar a la ciudadanía con el verdadero sentido del acto noble de la política, llenar las grandes alamedas, pero también las urnas, alzar la voz contra las injusticias y ser capaces de decidir quiénes serán nuestros “gobernantes”. Así en más, los desafíos para estas municipales -y para la política nacional- están claros. Por una parte, construir alternativa institucional, por la otra, aumentar el interés ciudadano para volver participar en la denominada “fiesta de la democracia” que cada año va quedando más vacía. Responsablemente hago llamado a votar, pero no a votar por cumplir, sino que a votar inteligente y de manera responsable para sacar de sus lugares cómodos a “los mismos de siempre” y valorar que está en nuestras manos (re) construir un país de derechos, donde la política ya no sea de unos pocos, sino que sea de todas y todos quienes queremos de Chile un país mucho más justo, digno y soberano.
Comentarios
25 de octubre
no dice nada, denuncia2 papu
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