La noche de fin de año de 2010, Twitter vivió su enésimo récord: 7.000 twetts por segundo, solo en Japón. A pesar de la excepcionalidad de la fecha y su importancia en el país nipón, donde es tradición, por ejemplo, recibir puntualmente cartas de felicitación a principios de año, el hito no es único o local. Ni será el último. Desde que fuera creado por Jack Dorsey en 2006, la plataforma no ha dejado de crecer a un ritmo vertiginoso. Twitter compite (coexiste) con realidades tan potentes y atractivas en la gestión de datos, imágenes o contactos, como Facebook, YouTube o Google. ¿Dónde radica su atractivo, en el mundo complejo y sofisticado, enriquecido permanentemente, de la sociedad digital? La respuesta: en la simplicidad. Su base continúa siendo extraordinariamente simple: un mensaje breve, limitado, escrito “letra a letra”, personal. Casi artesanal.
No parece que los usuarios crean que pierden el tiempo, de momento; parece que lo ganan. O que les gusta “perderlo” así: siguiendo, enlazando, retwitteando y… escribiendo. La popularidad, el potencial y el magnetismo digital del microblogging ofrecen un caudal de oportunidades para la comunicación relacional. También para la política. Pero para otra política: la que relaciona personas con personas. Y, desde esa base, construye redes, alianzas, compromisos y acciones.
El microblogging, como la micropolítica, tiene unas poderosas razones que lo explican. Razones que son argumentos para la esperanza y se nutren de fundamentos más profundos que se entrelazan en la naturaleza humana del pensamiento, del relato y la comunidad.
1. El pensamiento breve ha sido devaluado y despreciado, durante mucho tiempo, por la hegemonía académica y socioeconómica. La fuerza de los aforismos históricos, principios morales, éticos o filosóficos protagonizados por los antiguos pensadores y otros protagonistas de la literatura, las artes y las ciencias humanas, han demostrado su radicalidad y su vitalidad para resistir y aflorar, con permanente vigorosidad y actualidad, en la sociedad masificada y cacofónica de nuestros días. Volvemos a los clásicos, sí. Amamos su brevedad, pero no por pereza intelectual o incapacidad. Amamos lo breve por su naturaleza de principio, de pilar, de fundamento. Porque necesitamos construir lo complejo desde lo básico. Porque necesitamos certezas, que son más valores que teorías. Buscamos el pensamiento breve, pero profundo, por su capacidad para iluminar –para abrirnos los ojos y la mente- en medio del caos, la incertidumbre o la duda. Twitter ha sabido responder a esta demanda.
2. El relato lo es todo. En el libro Storytelling, de Christian Salmon, se narra una campaña de George Bush. “Mi mujer, Wendy, fue asesinada el 11 de septiembre de 2001 por terroristas…”. Así empieza Ashley’s Story, el vídeo principal de la campaña presidencial de George Bush para las elecciones de 2004, que fue difundido por televisión y a través de folletos y llamadas telefónicas.
Tuvo un éxito increíble e hizo decantar muchísimos votos a su favor. El vídeo apelaba a los sentimientos, contaba una historia personal, hablaba de un tema importante y lo situaba en un contexto que la gente podía comprender. Un gran relato, que mostraba a Bush como un ser casi divino pero con gran humanidad, mostrando que el 11S también había llegado a la América profunda.
La construcción del propio relato debe sustentarse sobre la base de los valores e ideas que queremos transmitir. Antonio Núñez lo define como “una herramienta de comunicación estructurada en una secuencia de acontecimientos que apelan a nuestros sentidos y emociones”.
Volviendo al relato de George Bush, si la campaña “Ashley’s story” se hubiera realizado en la actualidad, el éxito podría haber sido exponencial ya que en 2004 no existía YouTube (creado en 2005), ni Twitter (en 2006) y Facebook tan solo había comenzado a andar como directorio de los estudiantes de Harvard. Tampoco la comunicación política online, a excepción, tal vez, de Howard Dean era una realidad palpable. A pesar de ello, el relato de Ashley, el relato del presidente Bush, llegó a la gente. Imaginemos la difusión que podría tener hoy en día.
3. De lo colectivo a la comunidad. La narración siempre ha sido el vehículo para transmitir experiencias. Hoy en día el poder de Internet multiplica la capacidad de expansión del relato porque aumenta la capacidad de los narradores, de las voces. Las posibilidades virales de la cultura digital pueden amplificar el mensaje implícito en el relato político, dada su capacidad de propagación, multiplicación y transmisión.
Las emociones y las percepciones, como elementos centrales de la comunicación política, se abren paso con fuerza. Es larecuperación de la palabra como pilar.
Palabras que generan imágenes, consolidan marcos conceptuales previos y son la antesala de las emociones. Cuando se tiene claro el relato es mucho más sencillo establecer esas palabras, mensajes directos, cortos y concisos, que refuerzan la narración. Esos pequeños mensajes, en forma de frase o de ventana a otros espacios (a través de la capacidad de enlazar en la red), se convierten en armas de comunicación política, que permiten otra narrativa política muy diferente de la publicitaria, de naturaleza analógica.
A modo de conclusión. El microblogging permite pensar (breve, esencial), comunicarse (en un permanente relato coral) y organizarse (como comunidad) con una gran adaptación a la propia cotidianeidad. La vida móvil nos lleva a la política móvil, en movimiento. De nuevo los clásicos renacen, transformados en focos de claridad, ofreciéndonos lo básico: una visión de la vida y de la naturaleza humana, que –fundamentalmente- sigue siendo la misma a lo largo de nuestra historia.
En la Grecia Antigua, los peripatéticos, creían que la educación y el pensamiento solo eran posibles en movimiento (en largos paseos) y en comunidad (haciendo de la discusión y del debate, la esencia de la filosofía). Estar en movimiento mientras se habla, saltando de disciplina a disciplina, era la condición indispensable para el discurrir, el discernimiento y la sabiduría. Hay algo de peripatético en el microblogging. Somos lo que pensamos. De ahí la oportunidad para la nueva comunicación política. Porque puede -está en su semilla- transformar, también, la acción y la organización política.
Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación.
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Foto: Slava Baranskyi / Licencia CC
Comentarios
18 de marzo
Interesante tu articulo, Marshal MacLuhan previo nuestro tiempo y la importancia de las comunicciones , «El medio es el mensaje» , tiene un significado mas complejo con las plataformas digitales de hoy . Es notorio ademas que ṕor un lado el conocimiento crece de manera acelerada , nuestra interaccion aumenta a tal punto que algunos de nosotros estamos hiperconectados , viendo nuestro entorno como una hiperrealidad, por ultimo concuerdo contigo en que el mundo academico subvalora lo sencillo, en todo caso desde los filosofos griegos.
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