Mi proposición es esta: debemos dejar descansar Frei y la única forma en que podríamos hacerlo es que el neo-falangismo busque sus propias “revoluciones”.
Los 50 años del inicio del gobierno de Eduardo Frei Montalva han sido ocasión de rememorar y repasar las profundas reformas que se llevaron a cabo bajo su mandato. En muchos se aprecia una nostalgia de aquel comunitarismo socialcristiano que propiciaba grandes reformas que buscaban distribuir el poder político y económico, disputando espacios culturales tradicionalmente “de izquierda”. Así, volvemos una y otra vez sobre él como este mito fundacional que fue la “revolución en libertad”. Y esa nostalgia se agudiza cuando, a los ojos de muchos hemos devenido en un partido que no termina de convencerse de las justas reformas que se promueven, que busca obsesivamente lo intermedio (aunque no coincida con lo “justo”) y que se ha convertido en el guardián de una prudencia mal entendida.
Mi proposición es esta: debemos dejar descansar Frei y la única forma en que podríamos hacerlo es que el neo-falangismo busque sus propias “revoluciones”.
Aunque el actual contexto nos ofrece varias fronteras atractivas, creo que hay tres ámbitos en que los jóvenes DC podemos hacer un gran aporte, y que muestran una evidente correlación de la tríada original de la revolución en libertad: allí donde dijimos reforma agraria, promoción popular y chilenización del cobre; hoy podemos decir reforma urbana, formación cívica y una política racional y equitativa de con nuestros recursos naturales y energía, fundamentada en la solidaridad intergeneracional.
Reforma Urbana: En Chile más de un 86%[1] de la población se concentra en las urbes, y dentro de ellas existe gran segregación. Propuestas muy interesantes en esta materia se encontraban en el programa presidencial de Claudio Orrego[2].
Es urgente romper con la segregación territorial (que genera otras segregaciones y consecuencias mucho más profundas). Barrios integrados, equipados y sustentables. Tal como lo señalaba el referido programa, el objetivo es generar “ciudades a escala humana”.
Formación Ciudadana: Décadas de discurso de despolitización dejan su rastro. Es evidente que el interés por lo público y lo compartido hoy es bajo. Un 81% de los jóvenes[3] está poco o nada interesado en política. “En la política formal”, podríamos adelantarnos a corregir, pues todos hemos visto y participado de las grandes marchas. Ni siquiera un cuarto de los jóvenes ha participado en alguna de esas manifestaciones. Aunque quisiéramos convencernos de que, enhorabuena, vivenciamos un reencanto de los jóvenes por la política y el bien común, la verdad es que estamos aún lejos de ello.
Es urgente también tener mayores espacios de encuentro recíproco. Una sociedad crecientemente plural y diversa sin herramientas humanas para gestionar ese pluralismo es una bomba de tiempo.
Pero el problema puede ser tanto de las personas –despolitizadas –como las instituciones. Como sociedad debemos tener espacios de encuentro cívico. Estoy seguro que son muchos más los que defenderían reincorporar el curso de educación cívica que los que rechazan la selección y copago en la educación escolar, fuentes importantes de segregación y aislamiento social entre iguales. Los DC deben tomar esta bandera, plenamente en consonancia con una sociedad comunitaria de derechos y deberes, como una bandera importante.
Uso racional y equitativo de los recursos naturales y energéticos. El subtexto de la chilenización y posterior nacionalización del cobre permanece inalterado: las riquezas naturales del país deben ser aprovechadas por todos y no sólo deben ser commodities que engrosen los bolsillos extranjeros. Bienvenido el inversor cuando se ajusta al bien común, pero es éste último el que debe señalar qué, dónde y cuánto a los privados. Sustentos filosóficos en el humanismo cristiano hay de sobra: la común destinación de los bienes, la función social de la propiedad y la solidaridad intergeneracional. Asombra como no tenemos una política nacional, por ejemplo, en cuanto al litio, o como hasta ahora hemos olvidado la protección a los glaciares o el recurso hídrico. En Alemania, la DC ha hecho de los temas medioambientales un pilar fundamental de su modelo de desarrollo, disputando ese espacio al partido de Los Verdes.
En definitiva, si la DC logra conectarse con su naturaleza profundamente crítica del modelo de desarrollo material y espiritual, puede liderar las reformas no sólo en las materias que actualmente se han presentado al país, sino también en ámbitos que hoy son fundamentales, pero que en el futuro cercano y mediano lo serán aún más. ¿Recogeremos el desafío de tener nuestra propia “revolución en libertad”? Sólo así podremos dejar en paz a Frei.
[1] Censo 2002
[2] Las propuestas en esta materia en su programa se encuentra aquí
[3] INJUV, 2013
Comentarios
20 de junio
Se le olvido a la autora que
Frei fue el lider civil del golpe de estado que
Destruyo la democracia chlena.
-6
24 de junio
De acuerdo en varias apreciaciones del Camarada. Vivimos otros tiempos y los cambios se requieren si o si. Podía haberle puesto otro nombre al artículo o a la reflexión. Se toma un poco como un desprecio a Don Eduardo Frei M. Si hay que tener claro que la DC tiene su historia y muy respetable. Solo veo la falta de liderazgos como él en el PDC. En política el ligth no sirve.-
0
24 de junio
Estimado camarada, lamento si se malinterpretó el título, tal vez no me di a entender bien. Fuera de despreciar a Frei la idea era hacerle un homenaje. Un abrazo