Nuestros amigos de la academia nos prevendrán señalando que antes de siquiera atrevernos a dar una respuesta a la pregunta enunciada, deberíamos recorrer los intrincados argumentos del autor de moda o glosar hasta el último punto de la discusión histórica que se ha dado al respecto. Sin embargo, me parece que el asunto no va por hacer gala de abstracciones técnicas, sino que únicamente dar cuenta de las consecuencias que se siguen de enfatizar uno de los dos enfoques del título.
Se podría decir que, a grandes rasgos, lo que busca el enfoque ético es individualizar a aquél que ha infringido una norma de conducta de la comunidad, teniendo como consecuencia solamente un reproche subjetivo, esto es, sin ningún tipo de coerción fáctica (se supone). Para el caso, nos esforzaríamos en señalar que Dávalos pasó por alto las normas de igualdad ciudadana, traicionando la fe pública al anteponer sus propios intereses al del resto del país, agregando que incluso pudo haber incurrido en un tráfico de influencias dada su calidad de servidor público.El problema no se inició con la reunión sostenida con Luksic, sino que es histórico y no termina con el mero reproche a culpables individuales, sino que es estructural. De allí que nadie que se considere de izquierda puede silenciarse o intentar solapar el problema, como hemos notado que algunos han hecho.
Por su parte, desde un enfoque político (en oposición al politiquero, a saber, el que sólo se preocupa de tal o cual encuesta, la discusión insignificante de pasillo o las próximas elecciones) se pretende señalar que es precisamente el modelo que estructura las relaciones entre el empresariado y los políticos en Chile el que fuerza a que ocurran este tipo de situaciones, en otras palabras, es la forma neoliberal de entender la política la que precisamente requiere tanto del tráfico de influencias de Dávalos, como de la compra de candidatos en el bullado caso Penta. Los historiadores o periodistas señalarán en algunos años -hay quienes lo hacen ya- que el “milagro chileno” (estabilidad política sumada a crecimiento económico) supone necesariamente esta cooptación que serpentea la ilicitud y genera tanta indignación.
Si se elige el primer enfoque, como pretenden desde la Nueva Mayoría, el problema termina con la mera renuncia de Dávalos y, por ende, ya no valdría la pena seguir metiendo el dedo en la llaga. Como contraparte, quienes optamos por el segundo, entendemos que el problema no se inició con la reunión sostenida con Luksic, sino que es histórico y que no termina con el mero reproche a culpables individuales, sino que es estructural. De allí que nadie que se considere de izquierda puede silenciarse o intentar solapar el problema, como hemos notado que algunos han hecho. Aquí no puede servir la lógica del empate, ya que Alianza y Nueva Mayoría operan para los mismos, es decir, no son enemigos.
Finalmente, y por eso es que esta discusión no se resiste únicamente al academicismo, la crítica política supone una conclusión más, si me permiten: la de necesidad de la organización.
Comentarios
19 de febrero
Una presentacion clara, concisa y determinante. La verdadera cuestion que debe mentenerse activa, analizarse y generar los cambios de conciencia y posterior los cambios pragmaticos provienen de la ultima parte del articulo y que dice—«entendemos que el problema no se inició con la reunión sostenida con Luksic, sino que es histórico y que no termina con el mero reproche a culpables individuales, sino que es estructural. De allí que nadie que se considere de izquierda puede silenciarse o intentar solapar el problema, como hemos notado que algunos han hecho. Aquí no puede servir la lógica del empate, ya que Alianza y Nueva Mayoría operan para los mismos, es decir, no son enemigos.» — Es un hecho historico, traiciono la fe publica poniendo sus intereses personales al del resto del pais y con la anuencia de su Excelencia, la que no ha dicho unba sola palabra siquiera,
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20 de febrero
A medida que el tiempo pasa se van sucediendo los acontecimientos , se allega mas información , al parecer la cosa no era tan simple como se señaló en un principio , luego de la presentación ante la justicia para el esclarecimiento de los hechos por parte de parlamentarios de la derecha ( que obviamente se solazan con el hecho de que las culpas , faltas a la probidad , que en un principio eran su patrimonio exclusivo, ahora son compartidas).En particular la declaración del vocero de palacio , Alvaro Elizalde quien afirmó , suelto de cuerpo , que esta era una maniobra distractiva de la derecha , sin base jurídica .Al parecer no y la cosa se pone tan color de hormiga que es hasta posible , si nos rigieramos por códigos éticos tan estrictos como los de los norteamericanos que tuviéramos que solicitarle la renuncia a la propia Presidenta de la República.La arista que encrespa el tema y que le da fundamento a esta hipótesis , radica en que de acuerdo a las declaraciones de uno de los socios de CAVAL de apellido Valero , se habría contactado previo a la elección de Bachelet al actual SEREMI de Vivienda de la Sexta Región con el propósito que efectuara una tasación del terreno , de modo que su nombramiento posterior como tal , contó con la anuencia y probable »sugerencia» de la presidenta a la Ministra Saball que se supone manejó el cedazo por medio del cual , ¡¡ Oh sorpresa !! se nominó en el cargo a Wilfredo Valdés , para de esta manera , cerrar el círculo que beneficiaría a CAVAL y a Sebastián Dávalos .¿ Quién podría criticar a doña Michelle de fungir de buena madre y proteger de esta manera los intereses de su regalón ?.¿ Quién podrá defendernos ahora del tándem políticos – empresarios ? , si como vemos , desde el abrazo de Rodolfo Seguel a Pinochet quienes luchamos por recuperar la democracia , vamos de sorpresa en sorpresa y el maridaje entre los intereses de los políticos y empresarios dejan como el jamón del sandwich al chileno de a pié , claro para denominar esto se usa una palabra mas bonita , cooptación.
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20 de febrero
El dilema de fondo es bastante claro: en la propia «Nueva Mayoría» también se entrelazan el dinero con la política y por ende los negociados con la corrupción. En realidad, estos vínculos son totalmente funcionales al neoliberalismo y a su intrínseca necesidad de acumular capital a cualquier precio, incluso a expensas de la vida de los trabajadores. De ahí que tarde o temprano, gobierno y oposición, la derecha duopólica en su integridad digo, tendrá que formar un nuevo pacto en «favor de la gobernabilidad» como el que se produjo entre Lagos y Longueira en relación al MOPGate.
La pregunta es la siguiente: ¿esta vez los sectores populares estaremos dispuestos a aceptar una reedición de la “política de los acuerdos»? De todos depende que no pase lo mismo, que no se repita aquella situación, incluso que se acabe con la «democracia» en la medida de lo posible. De hecho, la historia nos muestra que la única manera de conquistar nuestra dignidad, de terminar con la explotación, con esta moderna esclavitud, es planteando la lucha de clases de manera radical para de ese modo lograr la auténtica emancipación.
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