Cuando se gana una batalla al adversario, surge el siguiente paso, tan importante como el finalizado. Porque, dígame usted, y ahora ¿qué es lo que quiere Caimanes? Si al menos en esta etapa la invasión de Pelambres está detenida. Es decir, en el fondo, ¿por qué lucha Caimanes?
Cambiemos nuestra lengua para hablar del triunfo del pueblo de Caimanes, IV región, en los tribunales de Ovalle –reciencito nomás; como regalo de Navidad para los caimaninos y para quienes hacemos con ellos fuerzas. Como quien dijera: regalo de fuerzas nuevas para el nuevo año–aprovecho de saludar a tod@s ustedes, lectores y editores del quintopoder ¡vaya con el nombre! ¿No?
O sea, de la lengua airada denunciando al abusador de cuello y corbata en Freirina, santiaguino pa’ peor, a la lengua alegre, disfrutando la justicia (por un rato no más que sea siempre se recibe bien), cuando en el tribunal de la ciudad de Ovalle los acusados caimaninos por laminera Luksic-Pelambres salen libres de polvo y paja –y mirando contentos el cielo, sí señor.
Sale un líder ciudadano local, cabro joven, veinteañero, movido este chiquillo, acusado hasta de “asociación ilícita”. Es que los ha tenido vueltos locos a los supervisores de Pelambres, y le ha costado el cargo de jefe a más de uno, incapaces de hacerlo pisar el palito. Sale, morenazo el cabro, más hijo de diaguitas de la cordillera que de chilenos, con la sonrisa de oreja a cómo le dicen. ¡Vamos a seguir!, declara a los micrófonos. ¡Viva Caimanes!
Porque de vivir o morir no más se trata, pues. De si vive Caimanes, o si es sepultada bajo la mugre de la mina, relaves mineros le llaman a esa basura de montaña mezclada con químicos venenosos que les han venido a tirar al patio trasero de sus casas. ¿Se imagina usted señora que despierta un día y hay un bulldozer en el patio de su casa removiendo la tierra para hacerle espacio a la basura minera? Así no más es la cosa.
Y eran cuatro los abogados defensores de Caimanes que Luksic-Pelambres acusó de “prevaricación”. ¡Qué tremendo garabato jurídico, señor, señora! ¡Si hasta la palabra asusta! Bueno, el tribunal dijo que no había ni media prueba de ello –fuera lo que fuera el garabato-. Peor que en el “caso bombas” quedaron, oiga, los tinterillos al servicio de los millones. Nada consiguieron.
Entonces, cuando se gana una batalla al adversario, surge el siguiente paso, tan importante como el finalizado. Porque, dígame usted, y ahora ¿qué es lo que quiere Caimanes?, si al menos en esta etapa la invasión de Pelambres está detenida.
¿Por qué lucha Caimanes? Por plata no. Por repartirse unos millones de las mitigaciones: plata para que se queden callados por lo del veneno –eso conocido hoy también, en la hipocresía chilensis, como “responsabilidad social empresarial”-; eso no. Si no, para qué pelear este juicio y ganarlo.
¿Cuál es la propuesta de Caimanes para ellos mismos? Tal vez no la puedan expresar en un discurso como el mío –algo modernizado y urbano- pero para lo que dicen basta tener las orejas abiertas y saber escuchar: quieren seguir más o menos igual como son, Caimanes como es Caimanes. Bueno y malo, pobre y rico al mismo tiempo. Pequeño, aislado –según se mire quiénes son los que están aislados-, o muy grande y lleno de alma, contento de tener lo que tiene (una comunidad, una naturaleza, alrededor), y no descontento pidiendo a otros y al Estado subsidios y dádivas de gente indigna y miserable.
Caimanes un pueblo de gente sencilla y sin codicia. ¿Demasiado raro, increíble, loco, inaceptable, en nuestro mundo contemporáneo? Así no más, pues, aunque usté no me crea. El proyecto de comunidad no pasa por ninguna modernidad, “progreso” o transformación universal de las relaciones sociales; ningún caudillo aparecido o por aparecer. Este porvenir trae el nombre de las cosas terrenales al ritmo de la naturaleza. La única re/volución está en el retorno constante de la primavera después de todos estos inviernos, en los cerros, el río y la gente.
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Foto: El Ciudadano
Comentarios
30 de diciembre
Buena majamama para el almuerzo, pero no aporta nada a la solución. La virtud está entre dos extremos: modernidad y desarrollo minero versus respeto por las tradiciones y el antiguo modo de vida; y encontrar ese equilibrio no se consigue con diatribas para un lado y apologías para el otro ¿Cómo avanzar todos juntos? La respuesta necesita un enfasis técnico, juridico y de visión política de largo plazo, algo que esta columna «moderna y urbana» no termina de aportar.
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02 de enero
con todo repeto mi estimado Guille,
la majamama está, al parecer, en su cabeza
me explico: precisamente lo que no va ni calza es su
«desarrollo minero» -que habría que evaluar si de partida
es un «desarrollo» y qué clase de «desarrollo» se trata–;
menos el «respeto de las tradiciones y el antiguo modo de
vida» -donde precisamente Pelambres lo que menos
muestra es RESPETO
usté habla de «equilibrio»; le consulto solo esto:
¿le parece que la foto que los editores pusieron en este
artículo expresa algún tipo de «equilibrio»?
¿no es usté capaz de ver el desastre que implica para
la vida humana y la biodiversidad, esta torta de basura
minera plena de venenos químicos?
¿le gustaría tener su casa (y a su familia y a sus vecinos y
a sus recuerdos de toda la vida) a los pies de ese muro inestable?
estoy seguro que usted ve el abuso del poderoso
que nada tiene que ver con el equilibrio que usted predica;
y si usted quiere respuestas jurídicas, pues AHÍ ESTÁ:
de eso se trata la columna -de comentar el fallo del tribunal
de Ovalle que fue unánimemente adverso a Pelambres;
entonces, ¿quiere usté más justicia?, ¿más juicios?
¿más respeto a las normas legales?
pues entonces, Guillermo, estamos finalmente del mismo lado
¡ME ALEGRO TANTO!
se necesita gente como usté para sumar el apoyo que
Caimanes espera
gracias, f
PD: parece que usté leyó mi columna con hambre y
antes de almuerzo y le gustan los guisos compuestos
de lenguajes racionalistas y planos; debería intentar
las recetas más literarias -menos técnicas, precisamente-;
le advierto: son definitivamente más sabrosas…
04 de enero
Siempre hay alguien que hace frente a los temas de contaminación y por lo mismo los que tiran la piedra después no apoyan y todo queda igual.
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04 de enero
estimada Marcy
¿podrías aclarar un poco más tu comentario?
en especial, me gustaría saber porqué terminas
con un pesimismo como «todo queda igual»
f