El asunto de la imprescindible necesidad de modificar la ley de drogas ha sido puesta por el Gobierno con sus consultas a la comisión de expertos, y por el Parlamento con sus proyectos de ley; asimismo, el debate se avivó tanto con el aumento del consumo de cannabis entre los escolares, como por las declaraciones de algunos sectores del Colegio Médico y de sociedades científicas, que han pretendido instalar en el imaginario colectivo una representación catastrófica de cualquier cambio a la actual política de drogas. Dicho sea de paso, en días pasados la presidenta del Colegio Médico de Santiago, doctora Venegas, desmintió en la Cámara de Diputados que la desaprobación al cambio de lista de la cannabis de la 1 a la 2, hubiese sido aprobada por la Orden.La actual política criminal ha mostrado su absoluto fracaso en controlar la oferta, en el supuesto poder disuasivo de la prevención general del derecho penal, y en controlar la demanda
Ahora el debate sobre las normas para la provisión y el uso drogas ha sido puesto en relieve por el ex Presidente Lagos. Su principal argumento es el carácter criminalizante con 85.000 detenidos al año, y no nos cansaremos de repetirlo: dicho número corresponde al 55% de todos los detenidos por todos los delitos en el país, donde el 40% de ellos portaba menos de un gramo de esas sustancias, y el 80% menos de 5 gramos. La actual política criminal ha mostrado su absoluto fracaso en controlar la oferta, en el supuesto poder disuasivo de la prevención general del derecho penal, y en controlar la demanda, ya que la sobrecriminalización no ha aumentado la percepción de riesgo entre los usuarios y la población «en situación de riesgo”.
Pero el ex Presidente Lagos no se ha restringido en plantear la regulación de la provisión y consumo del cannabis. Él plantea la despenalización y regulación de todas las drogas, como lo hace la Comisión Global sobre Drogas de los ex Presidentes de las Américas y otras personalidades mundiales a la que pertenece, y como lo recomienda también el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, su ex Ministro del Interior. La necesidad de profundizar el debate sobre el tema de drogas, según el ex Presidente Lagos, para así disminuir el temor y aumentar la confianza entre la población y lograr su respaldo creciente a la regulación de sus usos y provisión, es una acertada propuesta de toma de conciencia y participación política, la que ha probado su eficacia en Estados Unidos de América, donde todas las modificaciones a la ley de drogas se han hecho mediante plebiscitos.
Y tenemos otras buenas noticias: en los Estados Unidos de América, durante las pasadas elecciones generales, los Estados de Alaska, Oregon y el Distrito de Columbia, donde está la capital federal, Washington, han aprobado el uso recreativo de la cannabis. Ya hay cinco Estados que lo permiten y 23 que autorizan el uso médico de esa sustancia.
La derecha reaccionó desde su imaginario del flagelo y el miedo a las drogas, anunciado el crecimiento del consumo y sus estragos en la juventud si se regulariza el consumo y la provisión de drogas. Algunos sectores de la Nueva Mayoría reaccionaron molestos por la propuesta de ir más allá de la cannabis y atreverse a proponer despenalizar todas las drogas. El Gobierno reaccionó con cautela, afirmando que estaba preparando las modificaciones a la ley 20.000 para enviarlas al Parlamento.
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