Nos tienen acostumbrados los políticos y los representantes de los trabajadores CUT a esta discusión anual, que la opinión pública seguramente creerá que es un “gallito” entre el gobierno (políticos) y la CUT (trabajadores).
Hoy está en discusión el sueldo mínimo en Chile, el cual es fijado por ley basado en una propuesta del gobierno y acordada con representantes de trabajadores y empleadores. Ley entra en vigor el 1º de julio y tiene vigencia por un año. Esto en concordancia con el convenio 131 sobre fijación de salarios mínimos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que Chile ha ratificado.
Nos tienen acostumbrados los políticos y los representantes de los trabajadores CUT (Central Unitaria de Trabajadores) a esta discusión anual, que la opinión pública seguramente creerá que es un “gallito” entre el gobierno (políticos) y la CUT (trabajadores). No es tan así, ya que quien defiende los derechos de los trabajadores también está dirigida por políticos partidistas, ante lo cual me pregunto:
¿Será un buen acuerdo para los trabajadores? Si recordamos el sueldo mínimo entre 1990 y 1991 eran $ 26.000 y el período que terminó, o sea, hasta junio del 2014 son $ 210.000 vemos un avance. Pero tomemos en cuenta que han pasado casi 25 años y consideremos que hoy están proponiendo $ 225.000, llegando a $ 250.000 en el período 2016, acuerdo que estaría en esa línea según las declaraciones públicas del Ministro Arenas y la Presidenta de la CUT Bárbara Figueroa.
Aún lejos para que en Chile un sueldo mínimo sea a su vez digno. Sin hacer un análisis de las cifras de crecimiento económico que son bastante más favorables que el incremento del ingreso mínimo, claramente falta voluntad política para cambiar esto. Me gustaría que este ajuste no fuera resorte del gobierno de turno y la CUT, producto de acuerdos. Debiera ser una ecuación que tuviese directa relación con el PGM (Producto Geográfico Bruto) per cápita, el cual en términos muy sencillos refleja la riqueza que tiene Chile y, en base a ésto, se ajuste o reajuste, como quieran llamarle, en forma automática, anual el IMM (Ingreso Mínimo Mensual).
Para lograrlo necesitamos una clase política enfocada en la gente, una política por vocación, mirando siempre los cambios que beneficien a las personas vulnerables económica y socialmente, con un apego irrestricto a los valores fundamentales de todo ser humano y buscando siempre la dignidad de la sociedad toda.
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