El laberinto político por la decisión definitiva por HidroAysén no es menor y es difícil ser certero al emitir una opinión, pero cuesta confiar en el criterio de La Moneda, sobre todo tomando en cuenta que la regionalización y la descentralización de las decisiones aún es un sueño inalcanzable.
No hay duda que a esta altura de los acontecimientos, el ambiente está muy revuelto ante la decisión que deberá tomar el Consejo de Ministros por HidroAysén. No hay nada concreto que permita tener una idea certera de la decisión, los mensajes son ambiguos y carecen de claridad. La misma visita tan intempestiva del Ministro de Energía, Máximo Pacheco, con la disculpa de hacer un taller, fue en si mismo un proceder ambiguo, que en vez de aclarar dejó más incertidumbre. Uno al evaluar intenciones solo puede guiarse por la proyección de las actitudes, bajo el supuesto que uno es lo que hace en la práctica y no lo que dice en teoría.
Las diferentes ONG que son parte del Consejo de Defensa de la Patagonia (CDP), que no dudaron en hacer uso político de Patagonia Sin Represas, apoyando la campaña al gobierno de la Nueva Mayoría, bajo el sustento ideológico que era la única manera de garantizar que HidroAysén no se construyese, siguiendo la misma lógica han apoyado en estos dos meses al gobierno, confiando plenamente en que Bachelet de verdad cumplirá con su promesa. Ojalá se concrete la promesa, porque de no ser así el costo será tremendo para el movimiento el haber politizado la defensa de Aysén de esa manera.
HidroAysén sabe que el tema está complicando y están asustados con la variable ciudadana. José María Aznar, ex presidente de España y representante oficial de los intereses empresariales españoles, llegó a Chile aa reunirse con la Presidenta Michelle Bachelet, confirmando que la transnacional está ejerciendo presión. Eso de que están en proceso de hibernación es sólo una amenaza.
Y ahí nos vamos directamente al área chica, con el supuesto taller de energía que se desarrolló el viernes pasado con el Ministro de Energía, embolinando la perdiz con temas paralelos que son importantes, pero que en verdad nada tienen que ver con la decisión final del Consejo y que se prestan para malas interpretaciones. Pocos al parecer se dieron cuenta que ninguno de los parlamentarios estuvo presente en el taller y en el Consejo Regional, escoltando al Ministro como correspondía. El mundo político está lleno de mensajes subliminales, tanto es así que una simple foto y quienes aparecen con un político o escoltándolo manda en sí mismo un mensaje que en este caso seria de un apoyo incondicional. La lectura de la inasistencia de los parlamentarios deja muchas interrogantes y uno no puede dejar de preguntarse cual fue el mensaje que quisieron mandar los parlamentarios y que en todo caso seria interesante que en esta semana pudieran decir algo por los medios.
Por lógica política deberían haber estado por lo menos los tres parlamentarios de gobierno: Fuentes, Walker y Horvath. De los cuatro parlamentarios, tres están a favor de HidroAysén. El diputado David Sandoval Plaza (UDI), está a favor del proyecto; Patricio Walker (DC) siempre ha respondido en forma difusa; e Iván Fuentes (“DC”) no tiene opinión. El único parlamentario que es contrario al proyecto en forma clara es Antonio Horvath (IND), que entendió que Aysén está antes de todo y que un proyecto tan destructivo como HidroAysén no puede construirse. Ha tenido que solventar un costo personal importante en su vida privada y política de grandes proporciones, que sólo podrá evaluar como corresponde en cuatro años más cuando tenga que competir por la reelección.
Si hacemos memoria, el anterior gobierno de Bachelet se denomino a sí mismo como “el primer gobierno participativo de Chile” y las decisiones que se tomaron aunque se hicieron innumerables comités participativos, nunca fueron participativas. HidroAysén es una demostración clara. El objetivo de esta estrategia “participativa” es muy básico: hacer que las comunidades descarguen la rabia contenida en estos comités participativos, se sientan parte y tomados en cuenta con sus opiniones, pero al final son ellos los que toman la decisión y las opiniones de las comunidades sólo son consideradas si se ajustan a sus intereses. En caso contrario se dan las explicaciones necesarias en reuniones participativas. Michelle Bachelet dijo claramente hace unas pocas semanas en una entrevista concedida a Radio Biobío: “si las organizaciones tienen opinión e ideas que aportar no tengo inconveniente en reunirme con ellos, pero la decisión final es mía y de nadie más”.
El laberinto político por la decisión definitiva por HidroAysén no es menor y es difícil ser certero al emitir una opinión, pero cuesta confiar en el criterio de La Moneda, sobre todo tomando en cuenta que la regionalización y la descentralización de las decisiones aún es un sueño inalcanzable. El gobierno se ha manejado con pragmatismo y falta de información en todo sentido. Por un lado, el gobierno tiene como promesa de campaña no permitir HidroAysén y se sustenta ese apoyo en PSR, pero el mismo ministro Pacheco luego de visitar Aysén, dice por los medios que el agua es un recurso que debe aprovecharse para producir energía y apoyar a la mega minería, indicándonos que hay muchos intereses creados fuera y en el mismo gobierno y por ello existe mucha duda ante la decisión.
Si además ponemos en la balanza que muchos de los recursos utilizados en la campaña de la Nueva Mayoría para llegar a La Moneda fueron entregados precisamente por las transnacionales con intereses creados en el proyecto, en verdad uno no sabe a que atenerse.
Todo dice que el gobierno podrá optar por el mal menor con una decisión salomónica retrasando la decisión una vez más. Si uno lo analiza desde el punto de vista de las tres cuartas partes de los implicados (Gobierno, HidroAysén y las diferentes ONG) al final es lo mejor que les podría suceder. HidroAysén y las ONG continuarían con vida y con la posibilidad de seguir consiguiendo financiamiento para seguir operativas en el tiempo y proyectarse por años. El gobierno se saca el peso de encima, ganando tiempo para continuar con sus objetivos y si todo sale bien, endosarle la decisión al próximo gobierno. La gran variable, que es la que está pesando como nunca en la decisión final, es como responderá la ciudadanía ante una decisión de este calibre, entendiéndose que ya no esta dispuesta a aceptar arreglos truchos y que el caos podrá llegar, echando por tierra los ambiciosos planes del gobierno.
————
Foto: El Ciudadano / Licencia CC
Comentarios