Aun a riesgo de parecer amargado por no estar aun celebrando o pasando la borrachera tras lo que pareció un triunfo deportivo chileno. Creo que la perspectiva (eso que un ex Presidente llamaba siúticamente “altura de miras”) obliga a hacer un juicio crítico de todo lo que pasó entre el 05 de agosto y el 13 de octubre. Porque hay mucho que criticar.
Reconozco que prácticamente nunca estoy de acuerdo con nuestro Presidente. Aun cuando tenga la razón, prefiero estar equivocado. Sin embargo, coincido absolutamente con uno de sus dichos tras el rescate. Piñera dijo, orgulloso y a todo el mundo (latercera):
"Enfrentamos el rescate de nuestros 33 mineros unidos, yo quiero decir que lo hicimos a la chilena…"
Y es verdad. Esto se hizo efectivamente “a la chilena” y con esto quiero decir que transformamos una tragedia que no fue provocada por los avatares de la naturaleza, en una fiesta nacional. No quiero decir con esto que no debimos sentirnos emocionados tras el esfuerzo de sobrevivencia de 33 personas tras 70 días de condiciones insoportables para cualquier ser humano. Tampoco quiero menospreciar el gran trabajo de ingeniería que compatriotas y extrenjeros realizaron para sacar con vida a esos 33. Ellos merecen todo nuestro reconocimiento. Menos, claro, quiero decir que las familias deberían haber esperado con beata templanza la salida de sus familiares. Ellos están en su derecho de celebrar el triunfo de la vida por sobre la adversidad, sin embargo, creo que el resto de los chilenos quedamos al debe.
Somos un pueblo dado a la embriaguez acelerada. Pasamos de la sincera preocupación de algunos y el morbo de muchos, a la fiesta en Plaza Italia. Nuestros medios también se rindieron a la bacanal y hasta nuestros periodistas más compuestos, sufrieron los embates del momentum y se botaron en relatos que sin pudor repetían todos aquellos lugares comunes que desearíamos extirpados de medios modernos (video).
Álvaro Diaz, en la Editorial del último Clinic apunta acertadamente y desde el lugar de los hechos:
"La mina San José no sólo fue el escenario de un accidente lamentable y un rescate ejemplar. Fue también el sitio de peregrinación de cientos de curiosos con credenciales. Quienes vinimos a ella sólo queríamos estar acá, después encontrar las razones. Armados con satélites, equipos de última generación y actitudes parcas, muchos simulaban ser piezas fundamentales de algo importante…"
Nuestras autoridades saben de nuestro síndrome de privación por los grandes acontecimientos y lo han sabido aprovechar en un año particularmente nutrido (terremoto, mundial, bicenteranio, los 33), con un manejo comunicacional pocas veces visto.
Pero mientras aun nos quitabamos las challas de la cabeza, un joven minero de 26 años, llamado Roberto Benítez Fernández, fallecía aplastado por un planchón de roca cuando realizaba faenas al interior de la mina “Botón de Oro” cerca de Petorca (latercera).
Mientras Chile -a través de sus medios- está pendiente de a cuál programa van a ir los Mineros. Mientras las autoridades inventan partidos de fútbol para los rescatados. Mientras los dueños de la mina brillan por su ausencia. Lo que el Jefe de Turno de los atrapados, Luis Urzúa, dijera al salir del encierro “Que esto no vuelva a ocurrir nunca” ya sucedió de nuevo.
En la primera comunicación que tuvo el grupo con la superficie. Lo primero que preguntaron fue por sus compañeros que afortunadamente habían logrado salir minutos antes. El detalle no es menor. Porque ya se empiezan a escuchar las voces que hablan de condecoraciones, de museos, de records Guinness, de cargos públicos y honores varios. Estoy seguro que el mundo de la minería (y me refiero a sus trabajadores) se sentiría verdaderamente honrado si nos concentraramos en finalmente tener condiciones justas de trabajo para ellos, para todos ellos. Y el tema no pasa por leyes. Se podrán hacer todas las que queramos, pero si los dueños y gerentes de la minería no son capaces saltarse el trámite, conseguir por debajo ese decreto firmado por la autoridad que suple al suplente, de tomar ventaja de la necesidad de tanta persona que si le ofrecen una paga decente, no trepidará en internarse en una trampa disfrazada de mina.
Pasada la resaca del festival de orgullo (aunque esto debió empezar apenas supimos de la tragedia) corresponde hacerse cargo de lo que nos falta para que realmente seamos ese país del que hablan afuera, ese de las autoridades competentes, el pueblo cariñoso, los mineros esforzados y la minería que es parte de una economía que no sólo sabe de crecimiento, sino también de desarrollo. Ya está bueno ya.
* Rodrigo Ferrari es abogado y fotógrafo. Colabora en De la República y mantiene su blog personal, Revelaciones Chúcaras. Esta columna fue originalmente publicada en De la República.
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Comentarios
18 de octubre
Hola Rodrigo,
«A la chilena» o en inglés «Chilean way», como el Presidente lo está utilizando en el extranjero, como una especie de slogan publicitario, comienza a transformarse en una tarjeta de presentación que no me deja indiferente.
Te lo planteo a raíz del protagonismo del Presidente.
Hay una arísta de todo este «chilean way» que me convoca, y me obliga a preguntar: ¿qué entenderemos por «a la chilena»? ¿Que el jefe siempre se lleva los beneficios por el excelente trabajo que realizan sus subalternos, recibiendo todos las regalías a corto y largo plazo?, ó, ¿que efectivamente los altos mandos comprendieron que están donde están gracias a la experiencia y conocimientos profesionales de los y las trabajadores de este país?
En nuestro país existe la cultura que los altos mandos son los aplaudidos cuando muchas veces, la mayoría de ellos, no saben donde pisan.
Esa forma de hacerla «a la chilena», ¿reivindicará a los y las trabajores-as de Chile? Más allá de una ley laboral.
¿Qué opinas tú?
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18 de octubre
Rodrigo
Ciertamente lo que a ti te parece » a la chilena» con un énfasis negativo, malo y todo lamentablemente no lo vivió Manuel Martinez Vega quien quizás por falta de mediatización o por que no llego «el fax» o por alguna dificultad para formar la comisión que tratara el tema, se quedó enterrado hace 2 años en la cercanías de Antofagasta.
La parafernalia indudablemente exagerada del caso de los 33 de Atacama es mas digerible porque todos ellos están hoy en sus casas dispuestos a seguir una vida normal. (podría ser difícil)
No sabemos si realmente se producirá un cambio en las condiciones laborales de cada trabajador en Chile pero hoy sabemos mucho mas de estas cosas.
A nuestro anterior Gobierno SI hay que criticar que no hizo nada «a la Chilena» ni a la de nadie para rescatar a Manuel.
Ciper te puede ilustrar mas en esto.
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23 de octubre
En el articulo de Rodrigo Ferrari se puede apreciar la pobreza de análisis de lo ocurrido, pues no lo hace, solo por el simple hecho de ser del actual gobierno hay que opinar en contra y encontrar todo malo. Este tipo de comentarios es TIPICAMENTE CHILENO, cuando a alguien le va bien en la actividad que realiza, se dice » esta robando, o es proveedor de drogas o etc.». Lo bueno de todo esto es que cada vez nos debiera ir mejor como pais, pues tenemos a un presidente que si administra y ordena, ademas de pedir asesoria a profesionales capaces y con un probado conocimiento y no por pertenecer a un determinado partido policitco, como ocurrio en los pasados 20 años. ¿ Que podemos hacer para modificar nuestra forma tan critica de ver todo ? , y lograr que cuando a alguien le vaya bien, todos nos sintamos orgullosos de el, como me ocurrio en lo personal con el rescate de los mineros, todo fue planificado por profesionales chilenos y ejecutado por tecnicos y obreros chilenos, es increible que personeros de gobierno de otros paises esten sorprendidos y feliciten al actual gobierno por lo realizado, y sin embargo quienes no simpatizan con el actual gobierno solo critican, » QUE POBREZA «
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25 de octubre
Mucho que comentar, pero sucintamente, concuerdo completamente con Rodrigo. Saludos para ti. Gran aporte!
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