El camino no es fácil, ya que la gente simplemente no cree en la política, y es lógico que así sea, ya que todos estamos bien cansados de las mismas caras, discursos, y mentiras. ¿Cómo romper el cerco de desprestigio que se ha instalado en la política que a la vez impide una renovación y limpieza de verdad?
No quiero utilizar esta vitrina para indicar por qué soy mejor o peor que otros candidatos, pero sí quiero aprovechar la oportunidad de hacer algunas reflexiones que a mi parecer son notablemente necesarias en estos momentos de “debilidad institucional” y poca “credibilidad política».
Soy de aquellos jóvenes que, sin ser políticos, nos metimos a la política. Recién hace un par de semanas empecé a militar en un partido político “no tradicional”, y en parte se debe a que es un buen momento para tratar de cambiar las cosas desde una perspectiva igual o más importante que las movilizaciones sociales, es decir, en la política, a través de las elecciones y en las eventuales tomas de decisiones.
El camino no es fácil, ya que la gente simplemente no cree en la política, y es lógico que así sea, ya que todos estamos bien cansados de las mismas caras, discursos, y mentiras. Entonces, ¿cómo romper el cerco de desprestigio que se ha instalado en la política que a la vez impide una renovación y limpieza de verdad?
Creo que la respuesta, en parte, descansa en tres grandes razones, si me lo permiten lo denominaría “sanos consejos”.
1. Vota este 28 de octubre en las municipales. El tema es bien simple: si no votas seguirán los mismos de siempre. Tu abstención es una aceptación. Porque si bien las marchas y movilizaciones funcionan, es necesario tomarse el poder político y sacar a los mismos de siempre. E incluso, el llamado que hacen ciertos grupos de estudiantes para “funar” estas elecciones, no constituye más que una mala maniobra, que no hace más que fortalecer la postura de sus rivales y el debilitamiento institucional que estamos sufriendo.
2. Participa. Mucha gente me ha criticado por tomar la decisión de postular a un cargo político, porque es improbable que gane si no tengo recursos y no estoy en un partido grande, porque no soy pariente de ningún famoso ni político, o simplemente porque estar en la política es, equivocadamente mirado por algunos, como venderse a un sistema completamente viciado. Respecto al último argumento, no puedo oponerme ni estar más en contra. La verdadera renovación y el fin a las malas prácticas no vendrá de los políticos ni partidos políticos tradicionales, debe venir de nosotros, personas comunes y corrientes, que estamos dispuestos a correr el riesgo a todo evento para cambiar la situación actual.
3. Infórmate. Como dijo un amiga tuitera, “La gran mayoría nunca se informa, y termina votando por la cara que más ubica. Después vienen los arrepentimientos…!”. Si votamos por caras y los de siempre, no existirá ninguna renovación ni cambio estructural, por eso es importante informarse de las funciones de un concejal, de lo que puede y no puede hacer un alcalde, y evidentemente de las propuestas e ideas para la comuna. Es la única forma que cambiemos el tradicional “calendario” por una campaña política como debería ser, con contenido real y serio.
Por ejemplo, ¿Sabías que un concejal solamente dedica una tarde semanal a su trabajo en el Municipio? Eso me indigna y me motiva a trabajar por Ñuñoa, mi comuna desde que nací, por eso me arriesgo, pero el resto lo deciden ustedes.
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