En un mundo lleno de imágenes, el efecto político de la pose instantánea parece ser lo esencial. Por esta razón nuestra ciudad se llena de mierda, nos convertimos en seres ajenos a ella obligados a presenciar un espectáculo de mal gusto, perdidos entre carteles que no nos dicen nada.
Llegué a vivir a Valparaíso siendo muy niña y una de las primeras imágenes que recuerdo dentro de las visiones que mis ojos curiosos iba recorriendo de esta ciudad, es una gigantografía que se empinaba en lo alto de un mediano edificio antiguo en la Avenida Argentina. Era tiempo de elecciones presidenciales y la figura sonriente de Eduardo Frei se replicaba una y otra vez en la infinitud de las calles, del piso hasta el cielo, intentando comprar toda esperanza ciudadana.
Tanto el discurso como la forma de representación estética de la propaganda política no han cambiado mucho. Al contrario: se ha exagerado de manera tal que la valorización de lo superfluo pareciera ser premisa. En un mundo lleno de imágenes, el efecto político de la pose instantánea parece ser lo esencial. Por esta razón nuestra ciudad se llena de mierda, nos convertimos en seres ajenos a ella obligados a presenciar un espectáculo de mal gusto, perdidos entre carteles que no nos dicen nada. Es solo un mensaje vacío que copia el efecto de inmediatez ante la mejor sonrisa.
Lo amigable es la valorización que entrega los puntos en un mundo de apuestas, en donde la credibilidad ha sido derrotada ante el carisma o creencias viejas, replicas también de efectos ganadores. Si no fuera de este modo, muchos no tendrían sonrisas que poner ante la vergüenza.
En este momento nuestra ciudad puerto está atestada de mensajes nulos, es la época de elegir a un nuevo alcalde y la ciudad no es más que el anfiteatro de un show grotesco y lleno de contaminación visual. La música efectiva y que mueve a las masas también es utilizada para llevar el mensaje con letras nuevas que anuncian expectantes seguidores. Algunos se ríen. La época de elecciones municipales pareciera convertirse en un concurso de apariencias, a la vez en una impuesta ocupación de lugares públicos. En general es una verborrea de iconografías que ha remplazado las ideas. El kitsch se desprende desde su máxima expresión para conseguir el efecto ansiado, se repite año tras año el eslogan simpatizante y mentiroso, junto a la alegría impuesta en formato pancarta.
Es triste ver a Valparaíso así. Es triste tratar de encontrar un salvavidas a estos cerros y pequeñas calles. Yo creo que todos los habitantes de esta localidad le tenemos fe a la ciudad misma como un pequeño pedacito de espacio que hemos forjado juntos. También nos hemos ido despedazando junto a ella y nuevamente nos volvemos a levantar. Así es esta ciudad soñada, que un día creyó en ser el verdadero patrimonio de la humanidad.
A mí me molesta ver atestadas las micros, los cerros, las calles, utilizadas de manera exagerada como manifestación parlamentaria que no dice nada y que repite las ideas en un molde preterminado.
Nos violentamos como seres pensantes. Ninguno ayudará a Valparaíso. Se busca mientras tanto la nostalgia de antaño en la infinidad del mar.
Entendiendo el kitsch a grandes rasgos como la copia de una copia, añorando el efecto de otro, se replica el prototipo que contempla el objetivo. El Kitsch es el ideal estético de todos los políticos, escribió alguna vez Milan Kundera.
Y nosotros los ciudadanos debemos poner el ojo en otros contenidos y en nuestra propia fuerza para cambiar la historia.
Comentarios
03 de octubre
Llevemos esta propuesta al congreso: https://www.facebook.com/menos.basura.mas.debate
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03 de octubre
Mucha razón comadre… en stgo pasa exactamente lo mismo… calles atestadas de carteles que nos entregan sonrisas falsas, que buscan hacernos creer promesas que francamente ya muy pocos toleramos… da rabia darte cuenta y que la mayoría de la población siga su vida… considerando que arruinar la ciudad con mentiras es algo «NORMAL»durante estas fechas :/.
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03 de octubre
Como candidato presidencial que soy, te cuento que mi propuesta al respecto es que en la plaza principal de la ciudad se disponga un espacio que contenga un letrero, financiado por el Estado y con igual calidad, que presente las propuestas, ideas, intereses, curriculum y similares de cada candidato postulante a un cargo de Consejal o Alcalde…
También considero la creación de una radio municipal por cada comuna del país que, además de todo lo que debe ser su actividad, considere una entrevista a cada candidato en particular… Por otro lado, como medio impreso, se podría hacer llegar esta información a cada hogar de la comuna, ya que la impresión comercial no costosa en realidad…
Tengo además otras propuestas que puedes ver en mi sitio:
http://www.camaraciudadana.cl
«Vota por mí»…
🙂
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