En oportunidades las personas creen que para ejercer estos cargos se necesita saber mucho, lo que no se imaginan es que hay que estar dispuestos a aprender mucho. Conocer a fondo la realidad de quienes nos rodean
Pocas cosas motivan tanto a los dirigentes sociales que darse cuenta que el esfuerzo y el trabajo de los equipos rinden resultados. Y que todo el tiempo dedicado al trabajo vecinal, donde se postergan los espacios personales y familiares, tiene frutos que nadie puede negar, aunque a veces las personas los olviden con rapidez.
La satisfacción que se siente cuando vemos más áreas verdes donde nunca las hubo o sentirse parte fundamental en el apoyo de una organización municipal que lucha por la seguridad de los vecinos, creando mesas barriales donde todas y todos pueden estar representados, o acercar el consultorio a los más ancianos y enfermos, o colaborar con la canalización de las necesidades para entregar sillas de ruedas a quienes están temporalmente discapacitados, o acompañar a los vecinos en sus trámites de salud, para dar gestión y solución a sus interconsultas médicas de manera oportuna y eficiente, es simplemente sentirse útil, cumpliendo un rol social fundamental en una organización que nace para colaborar con todos sin excepción.
En oportunidades las personas creen que para ejercer estos cargos se necesita saber mucho, lo que no se imaginan es que hay que estar dispuestos a aprender mucho. Conocer a fondo la realidad de quienes nos rodean; en mi caso es y ha sido la enseñanza más dolorosa, el derrumbe de la imagen de suficiencia económica que creía que mis vecinos tenían, descubriendo que la pobreza y las necesidades eran tan profundas y ocultas tras fachadas de casas que aparentaban cierta normalidad, simplemente movilizan la impotencia y generan pasiones que motivan a seguir adelante a pesar de las dificultades, apoyado en las convicciones.
Nada más lejano a la eficiencia y el éxito que un dirigente vecinal sin respaldo de un equipo municipal comprometido con la realidad comunal, tan diversa y multicultural como la nuestra, donde los resultados están a vista de los más críticos.
Algunos de nuestros éxitos este mes: la entrega de servicios funerarios a quienes no tenían recursos económicos; entrega de sillas de ruedas; gestión de interconsultas médicas pendientes en el CDT del Hospital San José; el hermoseamiento del cité de Av. La Paz; la conformación de un equipo de vecinos para trabajar contra la delincuencia; la organización de una charla de prevención de delito sexual infantil, con la Fundación para la Confianza, dirigido a dirigentes sociales y funcionarios de colegios municipales y particulares subvencionados, con la presencia de la diputada Karol Cariola en la Corporación Cultural.
Nada de eso podría ser posible sin el apoyo de diversas autoridades municipales, dispuestas a dedicar sus mejores esfuerzos para hacer realidad nuestros sueños y esperanzas.
Cuando el tiempo pasa, la fuente inspiradora para seguir en el trabajo social es ver concretados los primeros desafíos que tanto esfuerzo necesitaron y que permiten que el paisaje de Recoleta esté bordado de apoyo a los más pobres, de respaldo a los estudiantes esforzados, de mejor atención en los CESFAM, de calles más verdes, de cultura musical y artística en los barrios a disposición de todos y todas, de respirar una comuna inclusiva con las diferencias, respetuosa de las vocaciones, actitudes y aptitudes de sus vecinos, donde se les motiva a conseguir el éxito, con el respaldo de la autoridad comprometida.
Así se puede decir gracias por las oportunidades que supimos tomar a tiempo y trabajar por ellas, para beneficio de todos y todas, sin preguntar nada y porque el eslogan municipal se hace realidad: Recoleta somos todos.
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