Periodismo «hostigoso» y espíritu censor

El jueves 21 de julio se presentó en el Congreso un proyecto de ley que postula, con grandes méritos, a ser calificado como uno de los “bloopers” del año, en materia legislativa. La iniciativa, del diputado Gaspar Rivas, de Renovación Nacional, propone que se sancione con una multa de entre 1 y 3 U.T.M. a cualquier periodista que interrogue a alguien “de una forma imprudente, invasiva, hostigosa”. Ello en caso de que la fuente en cuestión haya expresado antes de manera taxativa su negativa a responder preguntas.

Rivas se tomó, sin embargo, la molestia de aclarar que su proyecto, que introduce una modificación a la ley 19.733 sobre “Libertades de Opinión e Información y ejercicio del periodismo”, apunta esencialmente contra los periodistas de farándula. Para que nadie se pasara otro tipo de películas. Y añadió que la idea de legislar sobre el particular le surgió cuando hace poco tiempo atrás vio a la ex Miss Universo, Cecilia Bolocco, irritada y molesta con el asedio de la prensa.

No deja de ser llamativo que justo en tiempos en que la ciudadanía exige un rol cada vez más activo e incisivo de la prensa, en lo que se refiere a su labor de fiscalización de los poderes públicos, aparezca quien, a contramano del espíritu de la época, esté presentando para la discusión un proyecto que va en la dirección opuesta de lo que desean los ciudadanos. Quienes, a fin de cuentas, representan el poder último en el que reside la soberanía popular, de la cual los parlamentarios son sólo representantes.

La multiplicación de las redes sociales ha incidido en forma clara en esta suerte de presión social por un sistema de accountability (rendición de cuentas) en todas las actividades donde están involucrados funcionarios tanto públicos como privados. ¿Un noticiero de TV cubrió las marchas de los estudiantes enfatizando el tema de la violencia por sobre el de la movilización pacífica de miles de personas? De inmediato, las redes se activan, hacen oír su crítica y el noticiero en cuestión, Teletrece, hace una cobertura radicalmente opuesta en la siguiente marcha.

Otro programa televisivo, En la Mira, de Chilevisión,  nos sorprende a todos al mostrar algo que hasta hace poco tiempo atrás hubiera sigo inimaginable: carabineros de civil disfrazados de estudiantes e infiltrados en las mismas marchas que se niegan a reconocer su condición de tales, como lo exige la ley, cuando se les solicita que se identifiquen como policías y, en consecuencia, servidores públicos.

Si ya estuviera vigente la ley 19.733, con las modificaciones que sugiere el diputado Rivas, el interrogado de marras podría acusar al periodista de “hostigoso” y volcar el peso de la prueba desde él, que es el increpado, hacia el periodista, quien podría además ir preso por “imprudente e invasivo”.

Nadie quiere, sin duda, que ese espíritu censor vuelva a reinar en nuestro país y es por ello que lo más probable es que la ingeniosa iniciativa de Rivas se vaya directamente al cesto de la basura de la Cámara. Tal como ocurrió, por ejemplo, en abril pasado con el proyecto presentado por diez diputados de la UDI que planteaba que los ciclistas debían circular por las veredas y no por la calle, en caso de que no existieran ciclovías.

Después de manifestaciones de ciclistas furiosos, en varias ciudades del país, el senador Juan Antonio Coloma, presidente de la UDI, se reunió con representantes de diversas agrupaciones que nuclean a los usuarios de bicicletas, y les anunció que el proyecto había pasado a mejor vida. 

En este caso, gobierno, Alianza y Concertación ya han manifestado su rechazo, pero ello no impide que el diputado Rivas, en el ejercicio de sus derechos, presente un proyecto que coarta el derecho de la prensa a desempeñar su rol.