La Hermandad: otro programa bastión de Ejércitos de la Noche

Hace algunos años escribí algo sobre los “Ejércitos de la Noche” y cometí el grueso error de atribuir el termino a Carl Sagan, cuando en verdad es el título del último capítulo del libro “X representa lo desconocido” de Isaac Asimov, según Asimov son los “proveedores de sandeces, vendedores al por menor de mala comida intelectual, devoradores de patrañas, pues su ignorancia les impide distinguir el néctar de las aguas de albañal (cloaca o desagüe)”.

Si han leído algunos de mis anteriores artículos sobre el tema se darán cuenta para donde voy, si amables lectores, me referiré a ciertos personajes que abundan en nuestros medios y que actúan sin ningún contrapeso intelectual, bueno y para ser realistas ellos evitan enfrentarse a cualquier tipo de debate, literalmente de arrancan (tuve la experiencia con Salfate en los encuentros ufológicos en Maipú). Por nombrar algunos, son los Salfate, Cristian Contreras (alias Dr. File), Dr. Soto, Pedro Engels, Hugo Zepeda, Vanessa Daroch, Alejandro Ayún, etc. Ellos participan en matinales y algunos programas nocturnos y hace un par de semanas se agregó en Chilevisión “La Hermandad” (va los martes en la noche), una suerte de matinal nocturno y sus temas son los clásicos: fantasmas, exorcismos, demonios, conspiraciones, lecturas del Tarot, etc., con algún ingrediente de farándula. 

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«Su ignorancia la rebaja a una simple predicción o una conjetura o bien una adivinanza. Deben saber que ningún descubrimiento científico es considerado válido hasta que es confirmado por otros investigadores que se han servido de otros instrumentos en otros lugares y en diferentes condiciones para demostrarla o bien rebatirla.»

Ahora la pregunta es ¿Por qué estos personajes y programas dominan los medios sin ningún contrapeso y en total impunidad? La respuesta es hasta cierto punto simple, y como lo explica Asimov en su libro, los “Ejércitos de la Noche” son mayoría y los que buscamos hacerles la vida difícil intentando difundir algo de racionalidad no tenemos forma de ganar y difícilmente seremos escuchados.

Hace poco vi a Cristian Contreras (alias Dr. File) en un matinal y francamente es destacable su capacidad para contar mentiras sin siquiera “arrugarse”, en este caso sobre tecnologías extraterrestres en manos del los Estados Unidos. La seriedad con que lo hace es sorprendente. Obviamente el entrevistador ayuda en la tarea a través de preguntas y caras de admiración, efectuando un perfecto “pa de deux”. Al mismo tiempo apena que mucha gente le crea y molesta que nuestra TV se preste para difundir engaño.

Voy a exponer algunos hechos que facilitan la tarea y es que resulta difícil cambiar una creencia. Podemos usar afirmaciones, pero si estas se oponen a la creencia del interlocutor, el cambio será sencillamente imposible, por la sencilla razón de que en su mente no es una creencia, es una realidad. Reforzará sus creencias buscando información favorable y no información que la contradiga, es decir, hace una búsqueda sesgada (en la que todos solemos caer). Y de forma natural daremos más crédito y atribuiremos más conocimiento y confianza a las personas que las difunden y rechazaremos a quienes las refutan. Todos corremos el riesgo de ser guiados por nuestro sesgo de confirmación, es decir y como lo explique antes, es la tendencia a creer información que confirma lo que pensamos, en vez de permitir cambiar gracias a nueva información. Esto facilita la formación de grupos que tienen ideas afines que se retroalimentan ignorando al resto (ej: creyentes en OVNIS, en conspiraciones, seguidores de las pseudociencias).

Se da la contradicción que al dar argumentos para desarmar creencias o alguna idea conspirativa, se produce exactamente el efecto contrario, es decir, quienes creen en ellas reafirmarán sus creencias. Dificultando aún más la propagación de información fidedigna, haciendo prácticamente imposible frenar la expansión de contenidos que llevan al engaño.

No puedo dejar de explicar cómo podemos reconocer a alguien que no sabe mucho de ciencia y es cuando responden con el argumento “es solo una teoría”, una respuesta que refleja su ignorancia sobre el tema y no saber del proceso requerido para que una idea se convierta en Teoría. Su ignorancia la rebaja a una simple predicción o una conjetura o bien una adivinanza. Deben saber que ningún descubrimiento científico es considerado válido hasta que es confirmado por otros investigadores que se han servido de otros instrumentos en otros lugares y en diferentes condiciones para demostrarla o bien rebatirla.

La ciencia exige que desconfiemos de nuestra inclinación al autoengaño, que dudemos de lo que dicen nuestros sentidos y nuestra mente, ya que esta nos suele engañar con más frecuencia y facilidad de lo que pensamos. Desconfiemos de las pruebas anecdóticas. La ciencia considera el escepticismo una virtud. Todo lo descrito en estas últimas líneas escapa absolutamente de las pseudociencias o mejor dicho “falsa ciencia”.

Para terminar agreguemos un tema que agrava la situación: más de la mitad de quienes egresan de nuestros colegios, universidades y de nuestros adultos es que no entienden lo que leen, es decir, sufrimos de analfabetismo funcional, en palabras simples, sabemos leer y escribir, pero carecemos de la capacidad de comprender y mucho menos cuestionar lo que leemos, escribimos y escuchamos. Y esto va desde el ciudadano común, hasta los grandes empresarios y políticos. Bueno, para los políticos y grandes empresarios esta situación les resulta útil, ya que una ciudadanía ignorante y pendiente de trivialidades, es más manejable, exige menos y es menos estricta con su clase gobernante.