El agua, como elemento transversal que está presente e múltiples conflictos ambientales como son la instalación de pisciculturas, plantas de tratamiento de aguas servidas, expansión forestal, entre otros, no ha sido protegida debidamente desde su propiedad, conservación o regulación en los usos. Vemos como los intereses particulares son privilegiados por sobre el uso comunitario.
Al reflexionar acerca del agua, el primer paso, muchas veces automático, es tomar conciencia de nuestra concepción de ser humano y su relación con la naturaleza. Es evidente que nuestras actuales prácticas de uso de este elemento son ejecutadas desde el homocentrismo, como si fueramos los únicos seres con derecho a existir y utilizarla.
El derecho al agua como fuente de vida, tal y como está consagrado en la declaración universal de los derechos de la madre tierra debe incorporarse como principio rector no solo de las actividades y usos relacionados, sino también como orientación vital para cualquier tipo de actividad y relación humana con otros seres y entidades (como los cuerpos de agua). En este sentido los procesos formativos y de educación de las nuevas generaciones se vuelven centrales, ya que cualquier intervención debe ser a largo plazo. Así también, se debe favorecer y propiciar desde todos los espacios de acción (de adentro hacia afuera) los procesos de reeducación de las actuales generaciones. Cualquier cambio que pretendamos, primero debe manifestarse en nuestras conductas y prácticas concretas del día a día, no sacamos nada con elaborar sendos tratados de como ser, si no incorporamos el buen vivir en nuestro cotidiano, la acción es la respuesta, ahora es el momento.
En la Constitución chilena el agua no es un derecho, es un bien factible de apropiación, en las únicas 2 acepciones solo se postulan las condiciones y/o circunstancias de explotación o propiedad, nunca acerca del acceso, uso o condición respecto a otras actividades humanas (19, N°24, párrafo 11). Esto denota el espíritu funcionalista e instrumental con que se trata a la naturaleza y la escición del serhumano de ésta, que ha derivado en un sistema profundamente desequilibrado y cuestionado durante los últimos años.
Particularmente en la Araucanía la conservación de la calidad de nuestras aguas ha sido reiteradamente vulnerada por múltiples proyectos de inversión, que producto de una escasa rigurosidad en las fiscalizaciones y el amplio rango permitido de las calidades de descargas de riles (residuos líquidos producto de las fases de operación) han dañado irreparablemente los caudales prístinos que nos caracterizan como una región con un gran potencial turístico,entre otras actividades de posible desarrollo. No está en nuestras autoridades el interés en proteger estos valores ambientales, más bien solo potenciar un crecimiento económico mediático.
El agua, como elemento transversal que está presente e múltiples conflictos ambientales como son la instalación de pisciculturas, plantas de tratamiento de aguas servidas, expansión forestal, entre otros, no ha sido protegida debidamente desde su propiedad ,conservación o regulación en los usos. Vemos como los intereses particulares son privilegiados por sobre el uso comunitario.
Para cambiar este tipo de situaciones son necesarias múltiples acciones, pero por sobretodo un cambio de conciencia, un cambio en nuestras actividades cotidianas y necesariamente en nuestra relación con la naturaleza, puede ser un proceso lento y de largo plazo en el mejorde los casos o de reacción y adaptación ante situaciones de desequilibrio, como ha estado sucediendo en algunos territorios por desabastecimiento de agua, generando procesos de migración forzada.
Una de las estrategias ciudadanas ante la actitud indolente de nuestros gobiernos es la manifestación pública, los invitamos a participaren la marcha por la recuperación y defensa del agua que se realizará el lunes 22 de abril, paralelamente se realizarán actividades paralelas de diversa índole para favorecer el cambio de conciencia hacia una más responsable, pero, una vez más, todo esto se traduce en cambios prácticos de todos y cada uno de nosotr@s.
Ahora es cuando aquí es donde.
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