Uno de los argumentos más repetidos para rechazar de plano cualquier discusión relacionada con los incentivos para el uso de energías renovables en países subdesarrollados (y particularmente en Chile) es el fácil y práctico recurso del precio. Sin embargo, este argumento simple, poco original y carente de seriedad real, es tan solo un lugar común utilizado por aquellos que desean defender el uso de combustibles fósiles. Las siguientes son algunas de las razones que explican por qué este argumento es falso, o al menos irremediablemente incompleto:
1. ¿Cuáles renovables?
La familia de las energías renovables es tremendamente amplia, y cubre tecnologías de una enorme madurez tecnológica (como la biomasa o la generación mini hidráulica) con otras que aún están en estado de prototipo (como la generación geotérmica-HDR, las celdas fotovoltaicas CPV o la generación de corrientes de mareas). Intentar cubrir todas las renovables en una sola definición de precio es torpe e inútil, y no se condice con lo que indica el mercado (la generación con biomasa en Chile ha existido sin subsidio desde hace más de diez años, así como la generación mini-hidráulica).
2. Las tecnologías fósiles también tienen subsidio
El uso de generación fósil ha estado, está y seguirá por mucho tiempo subsidiada: no incluir los costos de externalidades relacionados con los impactos ambientales de los combustibles fósiles es indiscutiblemente un subsidio. De hecho, los últimos cambios regulatorios en materia de emisiones para centrales a carbón en Chile significarán costos del orden del 10% del valor de estas centrales, debido a la incorporación de tecnologías de abatimiento de material particulado, NOx y SOx. ¿No significa eso acaso que las centrales a carbón estaban subsidiadas? ¿Por qué se les permitió (y se les sigue permitiendo) contaminar en nuestro país, sin pagar por ello por tantos años?
Y ni hablar del cambio climático y los costos ambientales que eso significa para todo el planeta… incluir esos costos en la generación a carbón sería simplemente sacarla de competencia.
3. Los países desarrollados subsidian a las energías renovables… ¿Acaso son estúpidos?
Es duro utilizar este argumento tan lapidario, pero vale la pena hacerse esta pregunta frente al lugar común del supuesto mayor precio de las renovables. ¿Por qué los países desarrollados incentivan estas tecnologías?, ¿acaso les gusta perder dinero?, ¿no habrá algo que se nos está olvidando, como países subdesarrollados, en el análisis?
Evidentemente, no son países que quieran perder dinero. Dinamarca, Inglaterra, Suecia, Alemania, y muchos otros países desarrollados han entendido que el beneficio de invertir hoy en tecnologías renovables permitirá:
a) Reducir la dependencia energética de recursos externos (como el carbón, el petróleo, el uranio y el gas natural).
b) Incrementar la curva de aprendizaje de una nueva tecnología, y reducir sus costos.
c) Posicionar al país como un líder de esta tecnología y exportarla a otros países en el futuro..
El uso de las energías renovables desnuda una de las políticas socio –económicas más típicas de los países SUB-desarrollados y particularmente de Chile: la poca preocupación por el largo plazo. Países como Chile, con una mentalidad ridículamente cortoplacista, buscan lograr una reducción inmediata de precios, pero no observan qué es lo que realmente podría ocurrir en 10 o más años.
4. Es imposible asegurar el precio de la energía en Chile en el mediano y largo plazo
El que diga que puede determinar el precio de la energía en Chile en el futuro es un iluso o un mentiroso. Son tantas las variables que pesan en ese análisis (hidrología, precio del petróleo y del carbón en 20 años, evolución de los mercados internacionales, precios futuros de las tecnologías de generación, etcétera), que obtener el precio futuro de la energía es simplemente imposible. Los que sostienen que una central a carbón con una vida útil de 20 años va a ser más barata que una central renovable (eólica, solar o lo que sea) están derechamente mintiendo, y sus argumentos están muy probablemente dados sobre suposiciones estadísticas modificadas a su propio gusto.
Estos cuatro argumentos son solo el principio; una discusión seria, activa y decidida sobre el futuro energético en Chile es una urgencia absoluta. No existen argumentos sólidos contra las energías renovables en Chile, ni razones fundadas para oponerse a un subsidio directo y contundente para el desarrollo de estas tecnologías en nuestro país. Democratizar esta discusión y desarrollar una verdadera política energética es un paso natural e inevitable en Chile, que ya está empezando.
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Foto: Ecosistemas.cl
Comentarios
07 de junio
¿Qué sucede con la energía solar termoeléctrica? ¿Porqué practicamente no se menciona? ¿Han bajado los costos de instalar plantas solares en estos últimos 10 años a niveles accesibles/rentables para nuestro país? ¿Puede interconectarse al (los) sistemas de transmisión de ella? Porqué las compañías mineras u otras no investigan e invierten en ellas?
Chile es un país donde claramente sobran luz solar y mares.
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