Transitamos inexorablemente, como país y región, desde una vieja y conocida fórmula de crecimiento ilimitado hacia otra fundada en el equilibrio y el desarrollo sustentable, propios de esta era de riesgos e interdependencia global. Muchas veces, tanto social como institucionalmente, perdemos de vista este horizonte.
Desde el desarrollismo sustitutivo de mediados de siglo XX hasta el regionalismo abierto competitivo de fines del mismo, la actividad primaria extractiva, en especial la minería del cobre, supeditó su expansión sólo a la rentabilidad de la industria; privilegiar la producción por sobre cualquier otra consideración era el canon de los tiempos. En este gran proceso, Chile llegó a casi duplicar su capacidad de fundición de concentrados, pasando de 1.9 millones anuales de toneladas a 3.4 millones.
Los dilemas de la ecología política y el lastre de nuestra Historia ambiental de medio siglo se han encargado de advertir, progresivamente, los límites observados en este patrón; riesgo real a la salud de la población asentada además de serios impactos integrales sobre cuencas y extensas eco hidro regiones. No sólo son problemáticas la contaminación y emanaciones atmosféricas; en el largo plazo, las alteraciones ambientales acumuladas amenazan seriamente, por externalización negativa, al capital natural y a la sostenibilidad del PIB.
Hoy nos situamos en un punto crítico; La región de Valparaíso experimentará los efectos de un nuevo ciclo de expansión minera del cobre sin precedentes. Con una inversión cercana a los 5.000 Millones de Dólares, CODELCO División Andina espera operar en el 2015 su proyecto “fase II Nueva Andina”; el proyecto minero a tajo abierto más grande de Chile y uno de los más grandes del mundo, queriendo alcanzar en producción las 250.000 toneladas por día.
¿Cuál será, pues, el impacto inferido directamente sobre el recurso Hídrico en la región? ¿Cuál será la sinergia de tamaños volúmenes de producción y sus descargas sobre la cuenca del Aconcagua?, ¿Qué logística e infraestructura requiere la región para soportar los procesos y la transferencia de esta gran volumen proyectado?, ¿Cuánto sulfuro y arsénico más ha de tolerar la zona ya saturada de Quintero – Puchuncaví, considerando que sobrevendrá un vendaval de fundición de concentrado de cobre a partir del 2015?
A diferencia de ayer, Gobierno y corporaciones deben liderar la institucionalización ambiental global del futuro, propugnando el buen gobierno de nuestros recursos naturales y comunicando certidumbre a nuestras comunidades, En el futuro global sustentable, cada tonelada de mineral y de cobre producida será estricta y minuciosamente auditada respecto de su huella de carbón, de agua y de su contribución a la inclusión y cohesión social en el territorio de origen.
Al tenor de este derrotero, resulta inaceptable la posición asumida por CODELCO (representada en la persona de su vicepresidente ejecutivo) respecto del episodio de La Greda; negando la historia y los hechos o condicionando a su propio interés las futuras normas de calidad en emisiones de fundición actualmente en proyecto legislativo.
Del mismo modo resulta a lo menos “pobre” la gestión emprendida por la comisión ad hoc (solo empresarial), que liderarán la ministra del medio ambiente y el intendente regional de Valparaíso. Ella concluye con un supuesto acuerdo de producción limpia “APL”, que sólo obtiene como resultado la reapertura de la escuela, la aspiración de una ínfima capa de suelo y su reposición con maicillo. De este modo, se deja a los niños del sector igual de expuestos al irremediable daño toxicológico conocido por todos.
*Historiador ambiental, secretario de la comisión de medio ambiente del CORE región de Valparaíso
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Foto: PC comunal Quintero
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