Con un país con una posible escasez energética, con una empresa que bombardea a la ciudadanía con mensajes prácticamente de una catástrofe y un gobierno que insiste en la posibilidad de experimentar con la energía nuclear, cabe preguntarse cuál es la preparación de Chile en estas materias.
La gran tragedia ocurrida en Japón golpeó no sólo a un país, sino que a un mundo entero y de forma especial a aquellos que en Chile defienden la posibilidad de construir plantas de energía nuclear. Hoy el país asiático vive al límite de una catástrofe nuclear a pesar de ser una nación desarrollada, lo cual hace pensar si Chile está preparado para tal nivel de tecnología.
Japón demostró que la mantención y construcción de energías nucleares proveen un gran riesgo. La posibilidad de un desastre llamaría a revisar cientos de cosas en las que aún Chile se encuentra a años luz de potencias como EEUU, Francia, Alemania y otros que ya cuentan con energía nucleares.
La política sobre energía nuclear, tanto a nivel nacional como internacional, afecta todos los aspectos de la producción y generación de energía nuclear, tales como la minería, el enriquecimiento y almacenaje del material nuclear, la gestión del combustible gastado, la generación eléctrica mediante reactores nucleares, y el reprocesamiento del combustible nuclear.
Una política sobre energía nuclear implica regular el uso de la energía y las normas que tienen que ver con el ciclo del combustible nuclear. Otras medidas son las normas de eficiencia, las regulaciones de seguridad, los estándares de emisiones, la política fiscal y la legislación sobre la comercialización de la energía, el transporte de los residuos y de los materiales contaminados, así como su almacenamiento. Los gobiernos podrían subvencionar la energía nuclear y suscribir tratados internacionales y acuerdos de comercio sobre la importación y exportación de la tecnología nuclear, electricidad, residuos nucleares, y uranio, como pretende el gobierno chileno aprovechando la visita del presidente norteamericano, Barack Obama.
Las normas de un país desarrollado están años luz de las de nuestra nación, considerando que el pasado terremoto del 27-F destruyó o dañó 220 mil viviendas, 3.700 colegios, 17 hospitales y 212 puentes, según un último balance oficial, que cifró en 30 mil millones de dólares los costos generados por esta catástrofe (18% del PIB chileno). Lo claro es que somos incapaces de construir viviendas de calidad y fiscalizar su buen diseño; que no se cuenta con departamentos autónomos de municipios e intendencias que fiscalicen, y que hoy la aprobación de proyectos de construcción solo pasa por la decisión de una persona para ser aprobados. En tales condiciones no podemos ni siquiera estudiar siquiera la posibilidad de la construcción de plantas de energía nuclear.
Primero se debe crear normas y leyes especiales y especializadas en construcción de este tipo de plantas de energía nuclear y de edificación acorde con un país aún en vías de desarrollo.
Chile está a años de pensar en este tipo de energía, la educación de cómo reaccionar ante un posible desastre de este tipo está lejos del conocimiento de la ciudadanía, con organismos donde no existe personal especializado ni equipos especializados en catástrofes nucleares.
Comentarios
16 de marzo
la verdad solo la verdad,es increíble que hoy en dia un ministro estuviera proponiendo tal idea y luego del desastre corrija y le endose la responsabilidad a los gobiernos del futuro
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