#Medio Ambiente

Ecologistas de postal

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Fui víctima de bullying en Twitter. Como Ricky Martín al salir del closet. O el propio Edmundo hace solo un par de semanas. Fue a propósito de la polémica votación del proyecto Hidroaysen. Bastó que manifestara un par de reflexiones sobre “Patagonia Sin Represas” para que explotara mi TL y apareciera lo mejor del repertorio anti-mapuche chilensis. “Aborigen resentido”, “indio aliado de Hidroaysen”, “ahijado de Alinco y la CSM”, fueron algunas de las perlas. ¿Qué escribí para merecer 140 caracteres de tamaño escarnio público? Que la oposición a Hidroaysen me merecía, cuando menos, un par de comentarios políticamente incorrectos. 

Señalé, por un lado, el dudoso perfil “ecologista” de algunos ilustres miembros de dicha coalición ciudadana y, por otro, la gran cantidad de dólares dando vueltas en una campaña insólitamente multimillonaria (así lo prueban sus numerosos registros documentales, las inserciones a todo color en prensa, las gigantografías en terminales aéreos nacionales y extranjeros y, sobre todo, el propio reconocimiento de sus portavoces de haber gastado en “publicidad” la friolera de ¡un millón de dólares!). Sobre esto último, reconozco que puede tratarse de simple y bendita envidia. Ya quisiéramos los mapuches tamaña capacidad logística para nuestros oscuros y siniestros propósitos políticos. Hoy por hoy, salvar la vida de cuatro dirigentes encarcelados y en huelga de hambre, el más urgente y apremiante de todos. Para los interesados, sepan que acaban de cumplir 60 días en ayuno. Y han perdido, informan sus familiares, unos 22 kilos en promedio.
 
Volviendo al tema que nos convoca, reconozco que lo de las platas pueda tratarse de envidia. Pero sobre el dudoso perfil de algunos ilustres vinculados a “Patagonia sin Represas”, créanme que hablo con bastante conocimiento de causa. Conocí un par de ellos en la emblemática oposición a la Central Ralco a mediados de los años 90’. No los nombraré, pero si leen esta columna se reconocerán y sospecho que de inmediato. Por semanas compartí con ellos en el Alto Biobio, territorio hasta donde arribaban, de preferencia los fines de semana, con sus modernas 4×4, sus tenidas Gore-tex y un discurso “ecologista profundo” que a las familias pewenche sonaba tan extraño como el Arameo Nestoriano. Eran fácilmente identificables allí a la sombra del emblemático Volcán Callaqui, en tierras de la Comunidad Quepuca Ralco; en su mayoría rubios, de apellidos vinosos, oriundos del barrio alto capitalino, ex alumnos de la Pontificia y del Verbo Divino y fanáticos como pocos de los deportes extremos. Furibundos opositores a los planes de Endesa-España, criticaban por igual a la empresa como a las familias locales que aceptaban –casi siempre a regañadientes- dar finalmente su consentimiento al polémico megaproyecto apadrinado por Frei. 
 
Nunca supe qué les interesaba defender más; si las aguas del Bíobío o los derechos territoriales y culturales de los mapuche-pewenche. Nunca supe qué les molestaba más; si la violación flagrante de estos derechos perpetrada por la Concertación o despedirse y para siempre de sus excitantes bajadas en rafting. De haber llegado a expulsar a Endesa, de seguro, habrían continuado con los pewenche, bastante poco dados estos últimos al ecologismo profundo o al conservacionismo. No lograron ni lo uno ni lo otro, por suerte. Apenas las cosas se pusieron negras (es decir, hizo su aparición la fuerza pública con su habitual delicadeza interétnica), abandonaron el barco. Nunca más supe de ellos. Mientras los porfiados mapuches seguíamos insistiendo con detener los planes de Endesa en la montaña, envalentonados por el coraje de dos ancianas dignas y maravillosas, los imaginé masticando la rabia en algún rápido de Canadá o bien Australia. Nunca sospeché que habían emigrado con sus kayak y petacas a la Patagonia. Lo averigüe recién cuando, hojeando un empastado y carísimo libro de “Patagonia sin Represas”, di con sus nombres y reseñas en los créditos. 
 
Tal fue el comentario que desató la histeria de muchos en Twitter. Que me perdonen los reales opositores ayseninos al megaproyecto –del cual siempre he sido y públicamente declarado opositor- pero hay cosas en esta historia que deben ser dichas en esta tribuna. Un cementerio pewenche yace bajo 70 metros de agua en el embalse artificial de la represa Ralco de Endesa y de los “ilustres” ambientalistas opositores a Hidroaysen, no he escuchado hasta la fecha ni pío. Media docena de proyectos hidroeléctricos amenazan desde hace una década a comunidades de Coñaripe, Liquiñe y Panguipulli, y de parte de los “ilustres” opositores a Hidroaysen, hasta la fecha sacramental silencio de grillos. Llegado a este punto uno se pregunta y créanme que con bastante razón: ¿A qué se oponen cuando se oponen a Hidroaysen? ¿A qué se oponían cuando se oponían a Ralco? ¿A un modelo económico depredador del medioambiente y violentador de ciudadanías, pueblos y culturas? ¿O bien a que una multinacional no les atropelle su inalienable y exclusivo derecho al ocio? 
 
Puestas así las cosas, uno puede llegar hasta comprender a ratos el discurso PROrepresas del diputado René Alinco. Y es que el californiano parlamentario de Aysén tan perdido no anda cuando denuncia, y con ventilador, a los que gusta llamar “ecologistas de postal”.  Créanme que los hay. Y más de uno dando vuelta en causas tan justas y necesarias como aquella que ocupa la atención de todos por estos días. Guste o no, acontece en “Patagonia sin Represas”. Y también en muchos otros grupos que confunden sus parques de diversiones con el Medioambiente. 
 
* Publicada originalmente en The Clinic, edición del 12 de Mayo de 2011
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14 de mayo

Hola Pedro. Mi primera intención fue cuestionar tu planteamiento, pero creo que tienes un legítimo punto de vista sobre este tema. Recuerdo cuando en una actividad, hace varios años, sentí personalmmente tu desconfianza con quienes, no teniendo sangre mapuche (según lo que cacho), trataban de apoyar, solidarizar e incluso comprender su cosmovisión. Lo encontré injusto, en ese momento, pero luego entendí que tal reacción era necesaria para que quienes somos ignorantes (por un tema cultural, de socialización o lo que sea) comprendamos más. Y eso, es necesario.

Comparto tu concepto sobre cuáles temas aparecen en Patagonai sin Represas. Para muchos de nosotros, es la integralidad. Los ecosistemas depredados, la cultura de nuestra gente arrasada, la privatización del Estado a nivel regional, que los dueños del país se echen al bolsillo una región completa, que nuestra gente no tenga acceso al agua, son algunos pocos ejemplos. Y, claro, por vivir acá es una lucha más cercana para mí, pero eso no quita la solidaridad y apoyo que, dentro de nuestras posibilidades, damos a otras causas que consideramos hermanas: la que dan por el Wallmapu, la de las minorías aplastadas por el poder, la que quiere terminar con la filosofía de «capitalización individual» de las AFP, la inequidad de las Isapres, la educación secuestrada por el lucro. Y así, podría terminar escribiendo una columna completa, pero no es la idea.

Es necesario ser críticos, algo que desde Aysén compartimos, y por eso hemos tratado de entender lo que pasó en el Alto Bío Bío. Pero no nos perdamos, si esos rubios de apellidos vinosos sirven para avanzar en lo que creemos, bienvenidos sean. Si ayudan a mantener y profundizar un Aysén reserva de vida, de ahí somos. Seremos nosotros, quienes vivimos en los territorios, quienes debemos también estar a la altura de lo que pensamos es lo mejor para nuestra gente.

Sobre Alinco, sólo decir que lo apoyé, gratis por cierto, en su primera elección. Lo que hoy me molesta de él es que en su última campaña dijo que estaba en contra de las represas (y hartos votos obtuvo su pronunciamiento) y ahora se da vuelta la chaqueta. Acá, en Aysén, no somos millonarios que queremos hacer kayak, somos habitantes de una tierra de la cual nos sentimos orgullosos, igual que de nuestra gente, y que estamos luchando porque no la destruyan como ha ocurrido más allá.

Saludos desde Aysén, siempre disponible a colaborar con todos quienes, según mi limitada visión, aporten a que este barco navegue hacia un lugar mejor.

14 de mayo

Patricio, gracias por tu comentario. Demás está decir el profundo respeto de siento por los habitantes de Aysen. He tenido a oportunidad de recorrer dicha zona, conocer de la hospitalidad y esfuerzo de su gente y de allí que mis reflexiones no apunten precisamente a ellos. Es tanto el respeto que siento por dicha gente que incluso, apoyando la represa muchos de ellos, puedo hasta llegar a comprender sus razones. Y si no las comprendo, tengo el tino de no comentarlas ni criticarlas desde la lejania.

Mi columna apunta hacia otro sector de los «opositores» a Hidroaysen. Y lo dejo mas o menos claro. Apunto a un sector que -es mi convencimiento- causó más daño que beneficio con su participación en la oposición a Ralco. Ojo con eso de que «todo y todos» suman. A veces se hipoteca la legitimidad y proyección de una lucha social justamente por este tipo de alianzas. Pero bueno, resorte de vosotros definir eso. Por mi parte, dar cuenta de lo acontecido en Ralco es una forma de decirles que, desde la distancia, nos interesa que todo les resulte bien. Un saludo fraterno.

15 de mayo

Si más del 70% de los chilenos se opone a Hidroaysén, está demás aclarar que el grupo es tremendamente heterogéneo, que hay gente de derecha, de concertacionistas e izquerda, que hay católicos, evangélicos, ateos, hindúes, ambientalistas a ultranza y de esos que se suman a la última causa de moda, que hay simples y anónimas madres, dueñas de casa, profesionales, trabajadores, campesinos, arrieros, troperos, jóvenes y ancianos,hay quienes no tienen idea donde queda la Patagonia y hay quienes no conocen otra forma de vida más que el frío extremo y la precariedad del aislamiento; está el multimillonario de Tompkins y pobres que no tienen más que un mate amargo para sortean el hambre y el frío, están los famosos de la tele y los desconocidos pobladores del Backer, y OBVIAMENTE también están los informados y los desinformados, los pluralistas y los intolerantes, la gente que no sabe o no quiere dialogar, pero también están los escuchan, dialogan y construyen.
Creo innecesario centrar la discusión en SI EL OTRO ES UN ENTE VALIDO O NO PARA TOMAR POSICIÓN EN ESTE CONFLICTO, creo que con ello sólo se les hace un FLACO FAVOR a las transnacionales ENDESA/ ENEL y a COLBÚN, cuyo interés no es más que el enriquecimiento propio a cualquier costo, con ello se debilita el movimiento ciudadano, que es lo que nos está quedando
Las razones del otro pueden ser distintas a las mías y da lo mismo. Lo que importa y nos une es une sola CAUSA: IMPEDIR LA CONSTRUCCIÓN DE LAS CENTRALES HIDROELECTRICAS EN LA PATAGONIA.
Yo soy de la octaba región y llevo más de ocho años en la Patagonia, recuerdo que respecto a la oposición de centrales en el alto Bio – Bio se decía lo mismo, que era un movimiento liderado por extranjeros, que habían muchos recursos, que los lideres mapuches eran enviados al extranjero a perfeccionarse… todo esto se hace para debilitar el movimiento, en ese tiempo no existian la fuerza de las redes como hoy en día.

31 de diciembre

Estos ecologistas de postal quisieran que todo fuera una foto: ninguna industria, ninguna represa, los mapuches en rucas vestidos como hace 500 años. Los ríos sólo para sus «depoortes extremos» Todo para una buena experiencia turística. Eso sí, se deben construir hartas carreteras, hotelería, bencineras y parcelas de agrado, eso no daña el ecosistema. Es para la comodidad de ellos.
Son lamentables, ya que sólo les interesa el turismo (¿una pista para conocer sus sostenedores?)
Todo un mundo para disfrutar en sus 4×4, en hoteles carísimos y con todas las comodidades tecnológicas para ellos. El resto somos sólo paisaje que nunca debe cambiar.

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