En la sesión de la comisión del medio ambiente de la Cámara de diputados del 25 de julio de 2014 se entregaron un conjunto de comentarios al proyecto de la REP. Algunos de estos fueron incorporados y están presentes en esta versión, otros no. La versión actual contiene nuevos elementos. El vídeo de esa presentación puede encontrarse aquí y en la misma página está la presentación PPT respectiva.
En términos generales la principal observación era, y sigue siendo, que el proyecto no tiene un enfoque prioritario hacia la protección ambiental y sanitaria sino que se orienta a la oportunidad de negocios. Esto se refleja a la debilidad ambiental y sanitaria del articulado y con más evidencia en el mensaje que acompaña al texto del proyecto. Esta debilidad es importante en un contexto en que no se dispone de una política ambiental y sanitaria actualizada y menos de una Ley Marco para la gestión de residuos. El título actual del proyecto no contribuye a resolver el problema. En los artículos posteriores del proyecto se hacen observaciones o exigencias de consideraciones económicas y sociales, pero rara vez sanitarias o ambientales. Es decir, tal como está confunde a los posibles inversores nacionales y extranjeros, así como a los gestores y actores involucrados. Hay imprecisiones conceptuales que no son recomendables para un proyecto que pretende solucionar un problema de la gestión de residuos y generar un mercado de negocios.Sin duda de que este proyecto refleja una toma de posiciones ante la antigua discusión de los setenta, ya superada, acerca de que, según sostenían algunos, había que pasar de marcos regulatorios estrictos (mal calificados de comando control) al uso de instrumentos económicos con el fin de que a través de un mayor grado de libertad económica se obtuviera mayor eficiencia, pues el mercado se encargaría de resolver los problemas.
Es así como, esta situación se refleja, por ejemplo, en que los principios ambientales que acompañan al proyecto no están todos redactados en el sentido en que su historia, y por lo tanto la experiencia, los ha ido configurando, no acoge principios tales como el del desarrollo sustentable de la conferencia de Rio 92, o bien en que pone el énfasis en aspectos o principios administrativos (gradualidad) o valóricos (libre competencia) que no vienen al caso y son redundantes con la Constitución y otras leyes nacionales. Además quedando fuera o restándose a meras definiciones principios fundamentales para la correcta gestión y toma de decisiones en la gestión de residuos, como es el caso del uso de las mejores tecnologías disponibles y de las mejores prácticas ambientales. Todas cuestiones que son el resultado de grandes debates internacionales en que el país ha participado, al menos parcialmente.
Sin duda de que este proyecto refleja una toma de posiciones ante la antigua discusión de los setenta, ya superada, acerca de que, según sostenían algunos, había que pasar de marcos regulatorios estrictos (mal calificados de comando control) al uso de instrumentos económicos con el fin de que a través de un mayor grado de libertad económica se obtuviera mayor eficiencia, pues el mercado se encargaría de resolver los problemas. La práctica mundial ha concluido de que esa discusión plantea un falso dilema y que el arte de gobernar requiere la utilización de ambos aspectos, con lo que una ley bien enunciada y los nuevos instrumentos económicos son un aporte. En ese sentido, no parece adecuado reducir la problemática de la gestión de todos los residuos sólidos a solo los que generan 9 productos prioritarios (PP) que no representan más de un 10-15% del total, menos sin la actualización de la política y sin la formulación de una Ley marco o general de residuos que pudiese enmarcar adecuadamente la gestión de los productos con residuos más valiosos. Este “salto de etapas” plantea un serio desafío para la gestión de todos los residuos y de los 9 en particular, pues coexistirán dos formas de gestión en paralelo para diferentes residuos pero para el mismo circuito, contexto, administración que debería superarse a la brevedad.
Por Hernán Durán de la Fuente en nombre de la AEPA
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