Estaba leyendo las noticias sobre los llamados “Ghettos en altura” de la comuna de Estación Central, un real hacinamiento vertical. No es una idea nueva, ya que hace tiempo se construyen casas con esta técnica, donde en pocos metros cuadrados de superficie se construyen casas de 3 pisos, en ellos el primero tiene la cocina y el living/comedor y en los siguientes se encuentran los dormitorios y baños. En este caso, se maximizó la idea y se llevó al diseño de edificios, pero me nace una pregunta: ¿Qué pasará en ellos si hay una emergencia, como un incendio o un terremoto?
Aquí los dueños de las inmobiliarias muestran que su poca ética la controla el dinero.
Si cuesta entrar, con mayor razón lo será salir frente a una emergencia. Sus moradores relatan que hay que hacer largas esperas por los escasos ascensores, ya que la constructora y quienes dan los permisos, se interesan más por abaratar los costos y maximizar los beneficios económicos y con ese objetivo en mente no les importa mucho la comodidad, ni seguridad de sus ocupantes. Aquí los dueños de las inmobiliarias muestran que su poca ética la controla el dinero.
Está situación sirve de ejemplo para mostrar la segregación de nuestro Santiago, ya que este tipo de construcciones son imposibles en comunas como Providencia, Las Condes, Vitacura, Ñuñoa o La Reina, que son coincidentemente, las que cuentan con la mayor cantidad de metros cuadrados de áreas con vegetación por habitante. Una situación, que si hubiera la real voluntad por hacer una ciudad más amable, debiera ser cambiada y la mejor forma es volver a tener un programa de parques urbanos.
La importancia de las áreas verdes es fundamental para mejorar nuestra calidad de vida, recientes investigaciones que aparecieron este año, demuestran que pasear por entornos verdes beneficia el estado de ánimo de las personas mayores. Este efecto también es posible de apreciar en la actividad cerebral, un descubrieron efectuado por investigadores de las universidades de York y Edimburgo del Reino Unido. Andar por zonas ajardinadas y no invadidas por edificios ni construcciones de cemento desencadena cambios en el ánimo, el compromiso y la frustración. El cerebro de las personas mayores responde diferente en áreas verdes de la ciudad que a las zonas edificadas. Se demuestra así que las áreas verdes son sumamente importantes para la salud de las personas, ya que estas tienen menos estrés y unos niveles más altos de satisfacción vital que los que no cuentan con dicho acceso.
Esta información debería ser tomada en cuenta por los arquitectos, urbanistas y profesionales de la Salud. Y es también, un argumento a tener en cuenta para que la Salud esté en manos del Estado, ya que el Estado querrá tener una población sana para que los gastos en el sistema sanitario no se disparen. De ejemplo sirve el sistema irlandés con su “Plan Nacional de Actividad Física”. Y hoy, como el promedio de edad de la población sigue aumentando, hay que buscar que el costo de cuidarla no aumente de forma paralela, mantener el fácil acceso a las áreas verdes es una excelente opción y menos costosa que los gastos médicos, y así podremos mejorar la salud y bienestar mental de sus habitantes.
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