Desde los medios de comunicación y las posturas conservadoras que los dominan nos llega una imagen de caos generalizado, de ineficacia e ineficiencia de la administración de la justicia, que no permite que se construya una sensación de seguridad y paz entre los ciudadanos. Sin embargo, a partir de los datos estadísticos, es posible decir que esta imagen no se ajusta a la realidad.
Chile se ha posicionado en la escena internacional como uno de los países con las tasas más altas de reos condenados: al año 2008 existían 238 reos condenados por cada 100 mil habitantes. Para comparar, en el resto de Latinoamérica este número varía entre 100 y 150 por cada 100 mil habitantes y, en Europa, entre 60 y 100.
Si queremos ejemplificar esta contradicción entre discurso y realidad en lo micro, es sólo cosa de analizar las cifras de beneficios intrapenitenciarios y libertades condicionales entregadas en los últimos años. Así, 4271 libertades condicionales se concedieron en el año 1993, y en este momento comienza un descenso constante hasta llegar a las 533 que se entregaron en el año 2008. Es decir, a ese año, la concesión de libertades condicionales había disminuido en un 87%.
Aquí cabe preguntarse, ¿y cuál es el problema de que las libertades condicionales entregadas hayan disminuido? Considerando que la cantidad de reos condenados, que son los que pueden acceder a este beneficio, ha aumentado dramáticamente en los últimos años, sobre todo desde la total implementación de la Reforma Procesal Penal, el bajo acceso a la libertad condicional fácilmente puede explicar la sobrepoblación que existe en nuestras cárceles.
Aquí es donde se plantea la construcción de más recintos para solucionar el problema. Sin embargo, si no se utilizan las estrategias para renovar la población y las cifras de reos condenados siguen aumentando, el negocio de las cárceles se hará cada día más lucrativo para los privados y más problemático para el Estado.
Hay otro aspecto ligado a la baja incidencia de las libertades condicionales que es central en el análisis. Si consideramos la libertad condicional como la estrategia para apoyar la reinserción de los reos próximos a terminar de cumplir su condena, y, que para poder acceder a ella es necesario satisfacer ciertos requisitos que demostrarían el grado de rehabilitación del reo, queda claro que para los jueces y el poder Ejecutivo –responsables últimos de la autorización del beneficio- ni Gendarmería ni la cárcel cumplen una función rehabilitadora, en tanto no son capaces de lograr que un número significativo de reos condenados cumpla con los requisitos necesarios para salir en libertad anticipadamente.
Así, llegamos a la pregunta de qué hace el Estado por estas personas. Parece claro el abandono en que se les ha dejado, renunciando a cualquier intento de intervención eficaz, conformándose con una privación de libertad sin sentido alguno más allá de la reclusión misma, sin intenciones rehabilitadoras ni reeducadoras que promuevan una reinserción exitosa en la sociedad y por lo tanto, que nos permitan prevenir la reincidencia y la exclusión.
Comentarios
03 de abril
claro que se olvidan de la reinsercion de los presos… se sensibilizaron con la muerte de los 81 mientras se estaban se quemando pero luego de q sus cuerpos estaban frios en el ataud se olvidaron de sus promesas, bueno pero era de esperarse si es lo tipico de todos.nunca le ha importado lo q sucede con la gente q esta en prision era solo una postura para el momento mientras la carcel se quemaba luego dijieron q sigan en el suelo durmiendo y comiendo lo q puedan… aunque haya poca gente q se preocupe de ellos …se q lagun dia esto cambiara y la gente alguna vez creera en la rehabilitacion… buebo esto psara cunado caugan presos ellos y desearan q los otros crean q todo lo sucedido fue un error…
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