Es cierto, Sebastián Piñera no puede ser sindicado como un cómplice de la dictadura de Pinochet, ni menos como parte de quienes supo sobre las violaciones a los derechos humanos en Chile y calló. Según él, al contrario, se opuso al dictador y votó NO en el plebiscito de 1988. No es muy claro, pero lo repite harto y lo muestra como una especie de medalla. No es poco.
Pero lo cierto también es que no se le puede considerar un luchador por causas humanitarias. Aparte de un par de palabras en favor de la libertad y la democracia, costaría trabajo clasificarlo como un gran defensor de una causa en especial. Porque, seamos sinceros, su belicosidad- u oportunismo, si es que somos concretos – en materia de ideas lo hace una persona bastante particular.Es importante condenar el abuso de poder y la restricción de los derechos en todos lados y no según la tendencia política que el régimen en cuestión profese. Porque lo demás no es más que sacar provecho provechos ideológicos de problemas institucionales en un país.
Es por esto que resulta peculiar su última visita a Venezuela y el intento de ir a ver al líder de la oposición Leopoldo López, quien se encuentra detenido hace más de un año por razones poco claras. Resulta curioso que la única causa humanista que abraza la derecha en este momento tenga que ver con lo que sucede en otro país y no con lo que pasa, por ejemplo, con el pueblo mapuche.
Es cierto, lo que pasa en Venezuela levanta suspicacias. Maduro y los suyos han continuado un régimen militar disfrazado de revolución que más bien parece una teocracia laica. Pero verdadero también es que la intervención de Piñera a lo lejos parece más bien una contienda economicista que una lucha por recuperar los plenos derechos de los venezolanos. Una batalla de ideas que de verdad se puede traducir en conveniencia económica por parte de quienes no abrazan lo que piensa el chavismo.
Porque ¿Qué pasaría si es que Maduro mantuviera este mismo régimen autoritario con una economía de mercado? No sé si habría tantas editoriales al respecto, ni menos una preocupación tan certera de parte de Piñera y la derecha mundial. Sino que como pasó con dictaduras como la argentina, la chilena en los setenta y ochenta y la peruana en los ochenta, entre muchas otras, se habría hecho vista gorda y respetado la “autonomía de los pueblos”.
Es real que en parte de la izquierda también sucede que los más dogmáticos todavía defienden lo que pasa en la República Bolivariana y en Cuba, pero también es claro que hay una masa importante de ese sector que entendió que la condena a los autoritarismos debe llevarse a cabo en todos lados. Fue un proceso fuerte, debatido y necesario, lleno de conciencia y de entendimiento de que nada-absolutamente nada-justifica la privación de libertad y el actuar arbitrario del Estado. Proceso que no se ha llevado a cabo en la derecha.
Ellos no se han repensado porque están acostumbrados a ganar y se convencieron de que su idea era la correcta y, por lo tanto, la libertad económica siempre era más importante que la política ya que una lleva a otra. Es por eso que hoy- olvidando a Pinochet y a los amarres constitucionales que legó y de los que se han servido a cabalidad- nuestra derecha sale al mundo a gritar consignas de libertad que no se ven para nada reales, sino más bien parte de un intento de parecer lo que no son por medio del incansable oportunismo del ex mandatario. Ese oportunismo que no lo hace desarrollar ideas claras sino palabras al viento que no ayudan en nada a solucionar lo que pasa en Venezuela.
Si es que un sector político quiere reparar los errores del pasado, lo cierto es que primero debe tratar de enmendar los resultados de las tragedias que resultaron de los regímenes que apoyaron en su país. Pero claramente aún muchos no ven como un error lo de la dictadura, sino como excesos dentro de un proceso que enriqueció a muchos, empezando por Sebastián Piñera.
Por ello es importante condenar el abuso de poder y la restricción de los derechos en todos lados y no según la tendencia política que el régimen en cuestión profese. Porque lo demás no es más que sacar provecho provechos ideológicos de problemas institucionales en un país. Nada más.
Comentarios
27 de enero
Por desgracia en Chile no tenemos democracia porque la transición hacia la misma nunca empezó. No llegó la primavera, tampoco la alegría y el arcoiris de la Concertación se diluyó bajo los dogmas y falaces libertades del neoliberalismo. Soy tajante al respecto porque referirse a la «democracia» neoliberal es una gran contradicción. De hecho, el libertinaje de los mercados para funcionar óptimamente, para ser eficiente en relación a la acumulación privada y desenfrenada del capital, necesariamente debe pasar por sobre los derechos de la mayoría. Por eso me indigna la hipocresía de Piñera en particular y de la derecha chilena y latinoamericana en general.
La transición, la democracia en la medida de lo posible o de baja intensidad, democradura la llaman otros, simplemente es una dictadura que vía Constitución de 1980 sigue reivindicando la Doctrina de Seguridad Nacional. ¿Acaso no es la tarea de la Carta Magna negar con todos sus medios, leyes y recursos la soberanía popular? Seamos claros: se trata de que nunca más en nuestro país pueda darse un gobierno como el de la UP, uno que coloque en entredicho las bases del capitalismo. Lo que no entiende la patronal es que no hay ley que les pueda garantizar el dominio a perpetuidad. De hecho, tanto la lucha de clases como las crónicas que componen nuestra historia continúan su rumbo. Será tarea del pueblo que favorezca nuestros intereses.
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27 de enero
Coincido plenamente contigo, Tatan fue a puro conseguir flasheos, pero de alma libertaria, poco y nada.
Quizás lo único cierto es que ostenta el cargo de ex mandatario y eso le permite ser vocero de Chilenos en Venezuela lo contactaron para ser escuchados.
Pero bueno, Tatan sacó provecho y consiguió prensa, inclusive, algunos temían que fuera mártir.
Ciertamente muchos de nuestros lideres de derecha siguen secuestrados o auto vinculados al empresariado y tienen cero interés en la justicia social.
Ojalá los nuevos tengamos la oportunidad de demostrar que queremos hacer más humano el mercado, otorgando reales oportunidades de emprendimiento a todos, a partir de la educación y el resto de reformas sociales.
Buena columna, yo tampoco le compro mucho, se farreo el avp y el cambio al binominal.
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28 de enero
Si, no le importa el obligado duelo que debería tener nuestro sector por el pentagate, no se aguantó figurar. Debe estar frotándose las manos porque con todo esto desgraciadamente queda sin competencia dentro de la derecha.
28 de enero
Me parece que esto habría que mirarlo como lo que es, apoyar a democratas presos por una dictadura, el resto, puro cuento.
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28 de enero
Una cosa es el análisis simple y otra la lectura entre líneas
Fue a apoyar a la democracia, Si
Fue a defender a una víctima de la dictadura o gobierno venezolano, Si
Entre líneas
FIIIGUUUUREEEETIII
y te apuesto que usará esta visita para campaña!
Y ojo… (El mal pensado) de seguro dejo amarradito algún negocio si es que hay cambio de gobierno
28 de enero
Amen del afán de camara del expresidente, sorprende que el hecho de que una persona este presa un año casi, y las filas de justicia de izquierda mundial lo encuentren de lo mas normal.
Así que, tanto derecha e izquierda son hipócritas en todo lo que les atañe, y ES MENTIRA que alguno de estos grupos se pueda hacer reconocer como reales demócratas y justos.
Saludos
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28 de enero
Las ideologías para la prensa, la economía para el resto.
Leopoldo es mártir, sirve a la oposición como emblema y a maduro como demostración de poder.
Quienes traten de liberarlo, están entrometiendose en algo más complejo.
No me extrañaría una apuesta a un Mandelazo! Ojo ahi!
Y Piñera…. Bueno, sólo sabe de economía y familia, el resto, puro show!
20 de febrero
No es culpa de Piñera si Maduro le entrega en bandeja la posibilidad de tomar una bandera que hasta ahora nadie había recogido. exceptuando a Isabel Allende que hoy pide al gobierno chileno que hable por las detenciones arbitrarias a opositores venezolanos. Tampoco es culpa de Piñera haberse «lucido» al cerrar el «penal» Cordillera, si hasta entonces nadie se había atrevido a hacerlo. Parece una mirada parcial reducir todo sólo al aprovechamiento de imagen, o la ventaja partidista. ¿Acaso la lucha por los Derechos humanos, aquí y en todo el mundo, no es para que todos, los de izquierda y derecha, asuman un compromiso con la vida y los Derechos de cada persona? Esa es la esencia de la convivencia social. El derecho a la vida y su defensa es quizás el único lugar en que podremos encontrarnos todos los ciudadanos. ¿Por qué negarlo? Si el objetivo es justamente que todos lleguen a creer y a concordar en una cultura elemental, que es la defensa de los Derechos Humanos de toda persona En lugar de sospechar de Piñera, que ha actuado a su manera y que ha hablado harto, ¿No es más sano sospechar de quienes han callado, y harto también, frente a los abusos contra opositores venezolanos? Es una triste paradoja que mientras los sectores más progresistas reclaman una usurpación de banderas y aprovechamiento de imagen porque gente de derecha como Piñera, asume parcialmente sus posiciones tradicionales de defensa de los Derechos Humanos, la derecha en cambio, se felicita, regoziga, y estimula aún más todavía a la izquierda tradicional para que siga asumiendo sus banderas y principios capitalistas del libre mercado
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