Colombia no ha abandonado los titulares de prensa, no sólo por la firma del Acuerdo de Paz que pondría fin al conflicto armado más largo en la región latinoamericana sino por el sorpresivo triunfo del No en el plebiscito que refrendaba éste acuerdo.
Pero curiosamente, lo que si fue una “gran sorpresa” que caldeó aún más los ánimos no fue el Nobel de Santos, sino las declaraciones del gerente de campaña del No en la que revelaba las estrategias que emplearon y que les consiguieron el “inesperado” éxito en estas elecciones.Así como el objetivo del marketing es vender “atributos” para que la gente compre los productos, las campañas políticas venden “valores y sentimientos” para que la gente apoye (dándole su voto) a un candidato.
La estrategia explicada por Juan Carlos Vélez en una entrevista para La República, se puede sintetizar en tres aristas: (1) el poder de las redes sociales para generar matrices de opinión, (2) la segmentación de la audiencia para enviar mensajes diferenciados que sintonicen con ellos y (3) la focalización del mensaje en los sentimientos.
Múltiples han sido las reacciones que ha generado esta “imprudente confesión” (imprudente por el momento político en que la hizo), lo han catalogado de “manipulador” y “mezquino” por mencionar las menos… Pero honestamente hablando, Vélez tiene razón al afirmar que fue una “campaña efectiva” y es que su imprudente declaración no sólo ha dado un buen caso de estudio de marketing político sino una lección para reflexionar a los electores.
Así como el objetivo del marketing es vender “atributos” para que la gente compre los productos, las campañas políticas venden “valores y sentimientos” para que la gente apoye (dándole su voto) a un candidato. Las campañas se han convertido en una competencia no por habilidades, programas o equipo de trabajo del candidato sino en una competencia en estrategias de posicionamiento cuyo objetivo es identificar y tocar sentimientos capaces de movilizar más gente para sumar apoyo electoral.
¿Campaña engañosa? ¿Manipulación? Cualquier calificativo es válido… Pero en realidad y es aquí en dónde quiero destacar la lección que nos deja éste “caso de estudio” a los electores de a pie: estas campañas seguirán teniendo éxito en la medida que nosotros (los electores) no decidamos asumir seriamente nuestro rol de ciudadanos.
La representación en las elecciones se ha convertido en una suerte de “caza corazones”: con quién se identifican nuestros sentimientos. Y no, de quién representa las ideas, criterios y valores que esperamos se reflejen en nuestra sociedad. Es por ello, que en esta campaña decidieron deliberadamente dejar a un lado la explicación del por qué discrepaban con los acuerdos y se enfocaron en los sentimientos encontrados que les generaban[1] y que hábilmente plasmaron en frases como “queremos paz pero no así”.
Nosotros como electores vivimos en la incongruencia de reclamar debates de calidad, transparencia en la políticas públicas, liderazgos honestos y comprometidos; pero hacemos muy poco por informarnos e involucrarnos. Ignorancia (racional?) o flojera colectiva? No lo sé. Solo sé que así como es imposible desarrollar hábitos saludables si nos mantenemos sedentarios y si preferimos ingerir alimentos con alto contenido de azúcar o grasas frecuentemente en lugar de frutas y vegetales. De igual forma, es difícil exigirle a los políticos y a sus estrategas que no nos “manipulen” ya que nos es más «cómodo» no involucramos en sus discusiones pues preferimos (consientes o no) ser presas del contagio de las pasiones que exaltan en sus publicidades.
Recordemos que el marketing estudia el comportamiento de los consumidores, y quizás ilusamente pensando, sí nosotros como electores cambiamos nuestro comportamiento y nos involucramos más, habría algún chance que las estrategias de estos “magos de campaña” cambien “para mejor”… Y es aquí donde aventuro mi “idea loca del día”: sí en nuestro rol de consumidores hemos tenido algunos logros, por mencionar un ejemplo, que las empresas de alimentos coloquen información nutricional y/o advertencias en sus etiquetas, no podríamos fomentar cambios en nuestros hábitos cívicos que los presionen a cambiar sus estrategias?
La reflexión del caso colombiano nos recuerda que la democracia y la política se fortalecen participando, no solo votando, también involucrándonos activamente en sus debates. La democracia y la política no pueden ni deben reducirse al vaivén del marketing, ya que corremos el riesgo de perder la esencia de la política: materializar acuerdos sociales en pro de satisfacer necesidades colectivas.
Para suerte de Colombia, este resultado adverso le brindó una oportunidad única a la política: juntar a quienes apoyaron el si, el no y a quienes se abstuvieron a trabajar por un Acuerdo de Paz que cuente con un respaldo social más amplio y que con la bendición de Dios les permita alcanzar la tan anhelada paz y justicia que tanto merece este pueblo.
[1] Recomiendo la lectura de http://polisfmires.blogspot.com/2016/10/fernando-mires-colombia-un-pais-tri.html donde discute la “división de deseos” que generó este acuerdo.
Comentarios
07 de octubre
El solo hecho de que haya una campaña de marketing detrás de la decisión del pueblo colombiano por la opción NO (que no quiere decir que no haya una apoyando la opción SI) no quiere decir que haya manipulación de la información para «hipnotizar» a la gente a votar por un sector.
Como hombre de Marketing te puedo decir que no se puede generar una campaña sin haber elementos veraces que sostengan esa campaña. Y la segmentación se genera por gustos y preferencias comunes que provienen desde las personas, por lo cual los «marketeros» solo dividen para enviar mensajes efectivos.
Me parece que haber leido que había una campaña detrás cegó tu mirada y te hizo escribir líneas que carecen de sustento, pero llenas de odio.
A investigar más. Tarea para la casa.
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08 de octubre
Quizás hay que entender el no como un no a la impunidad, al fin y al cabo la sensación de impunidad, de que algunos pueden actuar impunemente y hacer lo que quieran hacer es una sensación muy fuerte, es una negociación inaceptable, paso y pasa en Chile, pasó con los agentes de la dictadura y muchos terroristas que intentaron pasar impunes, pasa actualmente con la delincuencia, es una sensación de impotencia que aún cuando se ofrezca la paz en la negociación, no se puede aceptar la falta de justicia, no se puede aceptar que el asesino sea del lado político que sea no pague por sus crímenes.
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