Desde el inicio de la campaña electoral hasta ahora se ha tildado a Donald Trump de “fascista”, o de tratarse de un nuevo Hitler. ¿Hasta dónde tienen asidero en la realidad estas afirmaciones? ¿Efectivamente el gobierno de Trump podría devenir en una especie de remedo de la Alemania Nazi?
Hitler deseaba reconstruir el Imperio Alemán y para eso creó su Tercer Reich (tercer imperio, 1933-1945). El primero había sido el Sacro Imperio Romano Germánico (962-1806) y el segundo el Imperio Alemán del Kaiser (1871-1914). ¿Acaso el slogan «Make America Great Again» de la campaña de Trump refleja su interés por construir su propio Reich?
Para poder considerar estas ideas debemos comparar ambos contextos históricos, el de la Alemania de Weimar (1918-1933) ad portas el ascenso de Hitler al poder, y el de Estados Unidos al momento en que Trump asume como presidente. Hitler deseaba reconstruir el Imperio Alemán y para eso creó su Tercer Reich (tercer imperio, 1933-1945). El primero había sido el Sacro Imperio Romano Germánico (962-1806) y el segundo el Imperio Alemán del Kaiser (1871-1914). ¿Acaso el slogan Make America Great Again de la campaña de Trump refleja su interés por construir su propio Reich?
Coincidencias político-militares
Existen bastantes coincidencias entre la Alemania de Weimar y Estados Unidos con respecto al escenario político militar. Alemania había sufrido una derrota militar humillante durante la Primera Guerra Mundial, debido a las cláusulas del tratado de Versalles: pérdidas territoriales, reparaciones de guerra y limitaciones militares (Kissinger, 2012). El revanchismo surgido a partir de Versalles pavimentó el camino al ascenso de Hitler al poder, ya que había propuesto anular este tratado. Por su parte, Estados Unidos ha sido derrotado sistemáticamente en casi todos los conflictos militares en los cuales ha intervenido activamente: Vietnam, Irak y Afganistán. Agrava esta situación el hecho que se trate de derrotas infringidas por Estados débiles en contra de la potencia hegemónica del sistema – mundo (Wallerstein, 2005). En ambos Estados podemos encontrar indicios de humillación y revanchismo que tienden a trasladar el apoyo de un número significativo de su población a sectores ubicados en la extrema derecha del espectro político.
Coincidencias en términos económicos
En términos económicos, la Alemania de Weimar estuvo sumida desde su nacimiento en una profunda crisis económica, con el consiguiente desempleo y aumento de la pobreza y desigualdad, como resultado de la Primera Guerra y la imposición de reparaciones de guerra. La hiperinflación resultante de estos dos hechos provocó el empobrecimiento de la clase media alemana, y creó un clima para la proliferación de doctrinas anticapitalistas y antiliberales, favoreciendo la llegada al poder del nazismo (1933). Para el caso estadounidense, si bien su situación económica actual en ningún caso reviste la gravedad de la situación alemana durante el periodo de entreguerras, la Gran Recesión (2008) provocó la quiebra masiva de los bancos, afectando gravemente la capacidad de ahorro y consumo de la población, y provocando el desplazamiento de su apoyo a posiciones políticas extremas (El País Semanal, 2015). En las elecciones de 2017 el voto de los rednecks, ciudadanos blancos del medioeste, pobres y excluidos de los beneficios de la globalización, fue vital en el triunfo de Trump.
¿Quiénes son los responsables?
En los discursos de Hitler y Trump se han vertido acusaciones de carácter xenófobo, que responsabilizan a un grupo “ajeno” a la comunidad nacional de los problemas del país. Para el caso alemán se trataba de los “parásitos” judíos, según el Mein Kampf. Para el caso estadounidense se trata de los indocumentados y los musulmanes (The New York Times, 2017). Según Bannon, el estratega de campaña de Trump, el occidente judeocristiano estaría en una virtual guerra con el islamismo fascista. Trump ha acusado sistemáticamente a los musulmanes de poner en peligro la seguridad estadounidense, sin distinguir entre moderados o islamistas.
Comentarios
01 de mayo
Interesantisimo el título y un universo para explorar, sin embargo no comparto las similitudes que describes, o por lo menos creo que no tienen el peso específico para gatillar la egemonización de Trump. Además, creo que no respondes, o por lo menos no propones alguna respuesta, a la pregunta que mencionas: «¿Efectivamente el gobierno de Trump podría devenir en una especie de remedo de la Alemania Nazi?»… Yo creo que no, y tú?
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01 de mayo
Estimado, ésta es sólo la primera parte. En mi próxima columna respondo tu inquietud. Cordiales saludos.
03 de mayo
Esteban excelente paralelo histórico, entre dos épocas y sistemas socio políticos, muy refrescante, gracias!
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