A principios del próximo mes, los estados norteamericanos que limitan con México, California, Arizona, Nuevo México y Texas, tendrán soldados resguardando la frontera. El despliegue de tropas ha sido justificado por los gobernadores de dichas localidades, en función del aumento del tráfico de armas, drogas y la inmigración indocumentada.
La medida es, a todas luces, desafortunada. En primer lugar, el tráfico de armas difícilmente se detendrá mediante la militarización de la zona, mientras Estados Unidos siga permitiendo la venta legal de armas de asalto. Estas armas –cuya enajenación estaba prohibida hasta 2004- son internadas a México y tienen como destinatario común las bandas de narcotraficantes. Respecto de los narcóticos, tampoco es la fórmula. El tráfico de drogas desde México hacia Estados Unidos se mantendrá mientras exista una demanda que proveer. Por tanto, lo primero que debiese hacer Estados Unidos es preocuparse de bloquear esa demanda y no simplemente evitar el tráfico. Finalmente, en cuanto a la inmigración, nuevamente se intenta tapar el sol con un dedo. El conflicto de fondo, como dijo el presidente mexicano Felipe Calderón, obedece a problemas económicos y sociales que no se pueden parar por decreto.
De todo ello, lo más trágico, es que pareciera que el problema que se encuentra detrás –los nacionalismos- pareciera ser una constante en el mundo globalizado del último tiempo. El rechazo al extranjero, a ese que no posee el mismo color de piel, lenguaje y costumbres, pareciera resurgir en las sociedades teóricamente más “avanzadas”.
Además del movimiento de tropas, hace algunas semanas, el estado de Arizona aprobó una ley que criminaliza la inmigración ilegal, la cual estaría actualmente operando, de no ser por la notable actuación de la juez federal Susan Bolton, quien bloqueó sus disposiciones más discriminatorias.
Al otro lado del mapa, hace algunos días atrás, el primer mandatario francés Nicolás Sarkozy, señaló que hay que ser “digno” para tener la nacionalidad francesa y amenazó con quitarla a cualquier ciudadano francés de origen extranjero que agrediese a la policía.
Lo peor, es que estos eventos no pareciesen ser tendencias nacionalistas aisladas o respuestas políticas a situaciones coyunturales. Desde que en 2004, el politólogo norteamericano Samuel Huntington escribiera “Quienes somos: Los desafíos a la identidad nacional americana” –libro que aborda la potencial amenaza que la inmigración latinoamericana constituiría para la identidad norteamericana- las tendencias más conservadoras han agudizado su discursos nacionalistas y con la excusa de las crisis económicas, han vuelto a levantar sus proclamas sectarias y discriminadoras. Es de esperar entonces, que quienes representan el otro lado de la balanza, aquellos líderes que defienden el multiculturalismo y la integración de las sociedades, sepan responder con el mensaje de igualdad y justicia que tanto se requiere en estas horas.
*Alex Schnake G., Abogado. Coordinador Red de Propuestas Públicas, Frecuencia Pública
*Columna publicada también en www.frecuenciapublica.cl y www.alexschnake.bligoo.com/
—————————————————————
Foto: Desconocidos – ektarama / Licencia CC
Comentarios
11 de agosto
Estimado Alex, coincido contigo en la visión de que existe una escalada de nacionalismos y de manifestaciones violentas relacionadas, en nuestro pobre planeta.
Pero lamento profundamente que centres tu visión en EEUU, la globalización y un lapso tan breve como el último año…
A mí al menos, me preocupa mucho más que dentro de latinoamérica suceda con tanta frecuencia la estigmatización, discriminación y exclusión de nuestros hermanos de países vecinos y de nuestra propia tierra…
Pero creo que esta reflexión no puede obviar un dato histórico: hace cientos de años que somos así entre nosotros: frente a un poder invasor que aterraba por sus métodos de domesticación forzosa a una nueva cultura y cosmovisión, preferimos ceder a la mentalidad de que un blanco, cristiano y hombre era siempre mejor que un «nativo», «ignorante» y mujer… y así fuimos creando nuestras culturas latinoamericanas: con una mentalidad colonizada.
Eso se refleja hoy en el desprecio de muchos de nuestros chilenos hacia los «peruanitos» o «bolivianitos» con rasgos menos arios, por usar una palabra de fuertes reminiscencias… pero también en la estigmatización de nuestros nacionales con orígenes y apellidos indígenas, a quienes no les respetamos su derecho básico a vivir y transmitir su propia cultura: creencias, costumbres, lengua, arte, festividades y ritos…
Por eso, al escribir sobre este tema, yo centraría más la mirada en cómo estamos viviendo hoy, en plena «globalización», nuestra inclusión como latinoamericanos, y nuestra aceptación de la diversidad en lo cotidiano, dentro de nuestro país. El problema no es nuevo, no aparece por unos cuantos neonazis recién madrugados, ni es culpa de la tan nombrada «globalización». La discriminación está en las raíces de nuestro ser latinoamericanos, y nos guste o no, necesitamos «de-colonizar» nuestra mentalidad, para lograr un cambio personal, cultural y social.
Yo intento trabajar en este sentido, en mi vida cotidiana y profesional… pero no basta!
Gracias a el quinto poder por el espacio para expresarse y debatir, construyamos ciudadanía por medio de él.
Fátima Oeyen, twitter.com/@fatimaoeyen http://www.xing.com/profile/Fatima_Oeyen
+1
11 de agosto
Fatima
Tienes 100% de razón, es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero cuando se trata de ver la paja en nuestros ojos implica comprometerse con lo que sucede en nuestro país y a muchos de nuestros «intelectuales» no le conviene hacerlo-
11 de agosto
Estimada Fátima,
Primero, que bueno que hayas comentado y que generemos una conversación al respecto. En cuanto a lo que me dices, es cierto, en latinoamerica, en nuestro mismo país, existen actos cotidianos de discriminación y exclusión. Ellos por su puesto debemos abordarlos como sociedad y buscar soluciones. Si la columna la focalicé en la situación que ocurre en la frontera estados-unidos y méxico, y el caso francés, es porque la noticia me impulsó a escribir. Ahora, en cuanto a la globalización, es cierto no es la responsable del problema, pero hay que reconocer que es un fenómeno que permite con mayor facilidad o bien pone al descubierto estas discriminaciones. La comunicación entre los pueblos, la constante inmigración, son parte del fenómeno globalizador.
bueno, suerte y espero sigamos conversando en el futuro!
0
12 de agosto
Lo que favorece la globalización, más que la discriminación, es el encuentro y conocimiento entre las culturas, lo que de por sí es positivo, siempre que dejemos que éste nos revele algo sobre el Otro, nos abra los horizontes, nos permita ser críticos con nuestra propia cultura y mentalidad…
«La comunicación entre los pueblos, la constante inmigración» que tú nombras, ni empezaron con la globalización (Edgar Morin ubico el inicio de este proceso en torno al siglo XV, y lo llama «Era planetaria»), ni generan los problemas de discriminación y exclusión, en sí mismos.
Yo he vivido en 4 países distintos (el de nacimiento y tres más), y tengo miles de ejemplos de las bondades del intercambio cultural entre latinoamericanos… cuando nos abrimos a conocer al Otro y dejamos de lado los prejuicios que la mayoría de las veces, recibimos de nuestras sociedades colonizadas.
Me parece muy positivo conversar sobre estos temas, aunque por lo que veo tenemos visiones absolutamente opuestas sobre el tema.
Un saludo cordial.
23 de abril
Cuando estas en una fila para encontrar empleo, y mas del 50% de las personas son extrangeras dispuestas a trabajar por la mitad que tu, puedes empezar a entender porque algunas naciones empiezan a controlar el flujo de personas, no es el color de piel, no es otra cultura , es la oportunidad de trabajar en tu propio pais, cada pais es responsable de brindar las herramientas a sus ciudadanos para que estos se desarrollen, el problma es que algunos paises , exportan a sus ciudadanos , analfabetos en sus propios idiomas, sin preparacion alguna generalmente acceden alos trabajos mas bajos…cada pais debe cuidar de sus propios pobres, nuestros vecinos que nos aman tanto igual permiten que sus ciudadanos vengan y trabajen aquí, pues no es justo, mantienen artificialmente los sueldos bajos. No es mi caso , tengo la preparacion para competir y obtener empleo , pero y nuestros pobres, amigos la caridad empieza por casa, y cada pais es responsable de sus pueblos, nosotros a diferencia de USA o Europa, no tenemos una politica migratoria definida, debemos asumir que en la medida que llegemos a ser desarrolledos , nuestros vecinos no esperaran 50 años para alcanzar la prosperidad, que vengan los profesionales , con ls obreros y no preparados con los chilenos basta.
+1