“This is a victory for real people” (“Esta es una victoria para la gente real”), es una de las frases que Nigel Farage, el escalofriante líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), dijo al momento de proclamar la victoria del Brexit en el Reino Unido, a eso de las 4.00 am. Él, junto al conservador Boris Johnson (ex alcalde de Londres) impulsaron una campaña centrada en recuperar soberanía territorial, zafar de regulaciones consideradas exageradas, librarse del Euro, reducir la inmigración de europeos, dejar de enviar fondos a Europa para invertir dentro del Reino Unido y en criticar el sistema de la Unión Europea que impide reformas radicales a las lógicas corporativas y monopólicas de empresas y bancos.
Es en estos dos últimos puntos donde el discurso del Brexit encuentra mayores coincidencias con las clases populares y con una parte de la izquierda que impugna la validez del capitalismo y la globalización como mecanismos de alcanzar una justicia social. Sin ir mas lejos, el líder del partido Laborista, Jeremy Corbyn, más de alguna vez (1975, 1993, 2008, 2009) expresó su escepticismo con la conveniencia que tenía para la clase obrera la Unión Europea. Esto le produjo problemas con otras figuras de su partido que apoyaron el Bremain.Este no ha sido un referéndum que expresa el pensamiento xenófobo o nacionalista de un 52% de los ingleses, sino una representación del fracaso neoliberal global, impugnado por la clases mas desposeídas que han expresado su descontento en una instancia democrática.
Si bien el Brexit contó con el apoyo del Partido Comunista Británico y fracciones progresistas del partido Laborista, los medios masivos favorecieron una campaña liderada por las voces conservadoras, muchas veces racistas y nacionalistas. Esta difusión conservadora ha hecho que el triunfo del Brexit parezca apocalíptico ante una mayoría que se resiste a imaginar el fin del neoliberalismo global para abrazar este proceso como una oportunidad vital para trazar un camino de pacífico hacia una sociedad mejor. La lucha por los liderazgos debe comenzar antes que los fanatismos que terminaron con la vida de la diputada laborista Jo Cox, se intensifiquen.
Frente a este nuevo escenario es importante cuestionar la política de las izquierdas a nivel mundial en busca de la justicia social: ¿Es posible y viable seguir luchando por la instalación de una democracia global o esto indefectiblemente tiende a beneficiar exclusivamente los intereses del capital, abandonando los intereses de los trabajadores? ¿Se pueden re-territorializar las economías y cambiar la escala de las democracias para lograr una verdadera representatividad en los procesos políticos locales a la vez que las economías se independizan de lo global? Preguntas opuestas que abren caminos a explorar.
Mas allá del discurso conservador, el Brexit pone en evidencia la existencia de fracturas en el alicaído neoliberalismo y representa otro certero golpe a su hegemonía (como lo fue la crisis del 2008) usando sus propias contradicciones. Para Paul Mason las razones del triunfo del Brexit están en la devastación producida por la incapacidad de la economía neoliberal de cubrir las expectativas mínimas de los británicos en relación al bienestar. Este no ha sido un referéndum que expresa el pensamiento xenófobo o nacionalista de un 52% de los ingleses (y así lo confirman los resultados generales en elecciones en 2015), sino una representación del fracaso neoliberal global, nuevamente impugnado por la clases mas desposeídas que han expresado su descontento en una instancia democrática.
Ahora, lo que resulta urgente es surjan liderazgos de izquierdas democráticas a reclamar el triunfo para despojar a Farage y los suyos de toda posibilidad de hacerse con el poder e iniciar el verdadero Apocalipsis. Las izquierdas arraigadas en movimientos sociales tienen el sustento ideológico para apoderarse de las principales razones del Brexit y girarlos desde la orientación conservadora (xenófoba, nacionalista) hacia cubrir las necesidades de la “real people”, como aclamaba Farage en la madrugada. Esto debe ser rápido, y no puede limitarse únicamente a los limites de Gran Bretaña. En otra latitudes también se debe comenzar a discutir en profundidad el cambio de escala política-económica impuesta por el capital internacional, para localizar los gobiernos en áreas territoriales capaces de desarrollarse bajo modelos democráticos autónomos y con soberanía ciudadana. En Gran Bretaña, si la izquierda no actúa con prontitud, serán las elites económicas las que desligadas de los tribunales europeos comiencen a recortar derechos laborales, o serán los nacionalistas los que conduzcan a horrores como en 1933 (Italia) y 1937 (Alemania).
Aún el parlamento deberá confirmar el resultado y con la caída económica que se ha observado en las ultimas horas no se puede descartar que se ignoren los resultados, pero resulta improbable. De confirmarse el resultado del referéndum, podría iniciarse una transformación de la escala geográfica del problema neoliberal en Europa desde una medida global, priorizando el crecimiento capitalista; a una búsqueda específica por mejorar las condiciones locales de vida en base al fortalecimiento colectivo por una demanda de bienestar social que ya está instalada. Así, la clase gobernante local podrá ser más fácilmente impugnada por la mayoría trabajadora y con un cambio de escala territorial, podrán aumentar el empoderamiento ciudadano organizado. Sin embargo, las izquierdas europeas siguen apuntando a la consolidación de la Unión Europea (El ejemplo más claro es el de Podemos en España), en vez de buscar alternativas des-globalizadas. ¿Cuánto más resiste esta búsqueda antes que sea la extrema-derecha la que se apodere políticamente del descontento ciudadano?
El Brexit podría ser el inicio de la fragmentación del Reino Unido ante una muy probable independencia de Escocia y una eventual reunificación de Irlanda. Así también las ciudades intermedias, tarde o temprano, podrían tener un auge importante en relación a las capitales nacionales y el desarrollo de la productividad rural también podría re-florecer. Como augura Mason, el neoliberalismo se ha roto con este referéndum, la austeridad ha fracasado, y nuevamente Gran Bretaña (como en 1932) comienza a trazar un nuevo camino de orden institucional; y lo que va a proponer una izquierda totalmente des-neoliberalizada es una urgencia global, a ver si por fin se logra imaginar un futuro diferente en donde no triunfe ni la xenofobia de unos pocos, ni el nacionalismo, sino una auténtica búsqueda de justicia social desde una democracia de bases. Siendo bien honesto, se ve tan difícil como necesario.
Comentarios
24 de junio
Felicitaciones por su análisis!!! estoy completamente de acuerdo con usted y me alegro que por fin alguien se haya tomado el tiempo de explicarlo en términos simples para que la mayoría lo entienda. Por algunos momentos me provocaba desconcierto el pensar que yo estaba «concordando» con Trump (y enfatizo las comillas) con respecto al Brexit, pero francamente lo que ha quedado en evidencia es que el pueblo se cansó de los abusos de las grandes corporaciones y ya no cree la cacareada riqueza que ha creado la globalización, que en definitiva ha existido y ha aumentado, pero a expensas del abuso y la explotación de los trabajadores. Nuevamente felicitaciones por su columna.
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27 de junio
Creo que relacionar cualquier acontecer noticioso como un mensaje de supuesto “fracaso neoliberal” es a veces tan forzado que juega en contra del articulista. En este caso no tiene absolutamente nada que ver una cosa con la otra.
El imperio Britànico deja la comunidad después de concluir que la pertenencia a ella no le aporta tanto como le perjudica. Asi de simple. Además tradicionalmente a los británicos les gusta hacer las cosas distintas.
Y la tendencia europea tanto en el continente como en los isleños es hacia el modelo en todo caso. El fin del “estado de bienestar” por ejemplo: se dieron cuenta que no se puede aplicar de la misma forma en países tan ricos como los nórdicos respecto a lo que se puede hacer en países mas pobres como Grecia.
Saludos
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28 de junio
Desde mi punto de vista creo que hay al menos tres claves para entender este retiro, el primero es el cansancio de parte de los contribuyentes británicos para sostener a otros países con menos desarrollo y gigantescas maquinarias estatales consumidoras de todo lo que producen, segundo , el nacionalismo, el inglés es bastante nacionalista y no acepta, o acepta a regañadientes las instituciones paneuropeístas que les dictan reglas, sabe además que esas instituciones están dominadas por la izquierda, es decir los están llevando al control de un superestado que no aceptan, y tercera clave, es el fracaso de varias economías europeas para generar empleos y condiciones de vida que hace que las corrientes migratorias hacia el Reino Unido se incrementen, si a eso agregamos el descontrol de las otras corrientes migratorias sobre las cuales no pueden legislar solos, hace que la situación se vea muy compleja. Finalmente, no creo que la izquierda tenga algún “sustento ideológico” para apoderarse de las razones del Brexit, creo que la izquierda sólo puede ayudar a incrementar el conflicto interno que sin duda se producirá, porque no tiene soluciones, no tiene credibilidad.
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