¿Y dónde están las lesbianas?

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Las lesbianas han construido movimiento aunque usted no lo sepa, de manera independiente, años de historia totalmente desconocida, entre cuatro paredes. ¿En el closet? No, en la calle.

No, no están en los sitios de internet pornográficos, esos que usted, querido lector, visita regularmente. Tampoco en las fantasías más recónditas de su sexualidad heterosexual con privilegios. Las lesbianas están en todas partes. Con nombres que pueden variar como homosexual femenina o las que quieren un poco de style en la vida y se autodenominan «gays». Están en las marchas, aunque intenten colarse y pasar piolas con banderitas multicolores. Están metidas y escondidas en la palabra “diversidad”, esa que le gusta tanto a todo el mundo para no nombrar esa palabra tan incómoda, soez, que de poesía de una isla griega ha sido denigrada a un insulto. Están en un mar de letras, pero lideran, ¡cómo no! ese mar de letras que hay que estar explicando a los presentes una y otra vez. Pero están, que nadie diga lo contrario. No aparecen en la foto principal de la incidencia, pero estamos de todas maneras, conformando nuevas colectivas, nuevas organizaciones cuyas voceras se están fortaleciendo para irrumpir en los espacios que no nos hemos tomado. Una enseñanza de nuestras ancestras, como aquellas que lucharon por el derecho a que las mujeres votaran, es que había que tomarse la palabra, si no, estábamos fritas.

Las lesbianas han construido movimiento aunque usted no lo sepa, de manera independiente, años de historia totalmente desconocida, entre cuatro paredes. ¿En el closet? No, en la calle. Actualmente se sigue construyendo esa historia, por eso se conformó la «Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio», que está siendo parte de un nuevo intento por unirse de todas las colectivas y formar una gran alianza. No es fácil. Los egos están en todas partes y los intentos que se han llevado a cabo no han sido auspiciosos.

Las lesbianas no están sólo en el activismo. Salen en la tele con sus parejas, con sus hijas e hijos, pese a que algunas clamamos por más mujeres empoderadas sin la imagen de la pareja y la familia, y ese temible “reality show” para mostrar “la nota humana” de cómo viven, cómo se “insertan” en la sociedad pese a su “diferencia”. La maternidad es una opción, pero no una opción que queremos todas. Hay lesbianas que quieren tener hijos, familia, y hay quienes optamos por lo contrario. Lógico que para ganar adeptos, los medios buscan la nota «humana». ¿Así llegamos y cambiamos las estructuras? Qué susto ver a una mujer desde su ser lésbico, como parada política, exigiendo sus derechos. Qué susto ver a una pareja con sus hijos al cuello, exigir que se le reconozca a ambas como madres.

Es una labor ardua, más que la de los compañeros gays, porque al decir LESBIANA, se baja la voz. Se les nombra de otra manera. Las heterosexuales no quieren verse vinculadas. Muchas feministas prefieren denominarlas “de la diversidad sexual”. Pero ahí estamos, incomodando hasta a la más progre.

Así que cuando le pregunten hasta el cansancio, como a mí “¿y dónde están las lesbianas?”, usted diga que puede que estén al lado, al frente suyo, en puestos públicos, en el Congreso, en la farándula, en el teatro…puede que le digan «pero no salen en la tele”, y usted responde es que no están en las políticas públicas, no son tema para el Estado, pero se organizaron. Ya vas a ver.