Probablemente si escucharan hablar de Verónica Bachelet la mayoría de las personas pensarían que es algún pariente de la Presidenta involucrado en un escándalo. Sin embargo, se trata de la mismísima Presidenta de la República.
Efectivamente, pocas personas conocen el primer nombre, o nombre de pila, de la Presidenta: Verónica.
Seguramente la mandataria se siente más cómoda con el nombre Michelle, siendo el elegido para darse a conocer. De hecho el Servicio Electoral (SERVEL) fue requerido para que la papeleta de la votación presidencial indicará sólo el segundo nombre de la, entonces, candidata presidencial Michelle Bachelet, esto con el fin de no confundir a las personas votantes y respetar la identidad de la candidata.Las personas trans (transexuales, transgéneras y travestis) ven día a día vulnerado su derecho a la identidad y autodeterminación, ante la inexsitencia de una ley de identidad de género en Chile
Este hecho, simple quizás para muchas personas, devela algo fundamental: el ejercicio del derecho a la autodeterminación y la identidad.
Esta acción, tan propia del ser humano, definirse a sí mismo, tan legitima para cualquier ser humano le es negada a miles de personas en nuestro país. Las personas trans (transexuales, transgéneras y travestis) ven día a día vulnerado su derecho a la identidad y autodeterminación. Ante la inexistencia de una ley de identidad de género en Chile, estas personas no son reconocidas en su identidad, siéndoles denegada aquella posibilidad que ejerce día a día cualquier persona, incluso la misma Presidenta Bachelet.
La aprobación de una ley de identidad de género no sólo es un anhelo de quienes defendemos el respeto irrestricto de los derechos humanos de todas y todos, también es un compromiso de campaña del actual gobierno, administración que parece haber dado más renuncia que realidad a este compromiso, el cual sigue dormido en el Congreso, sin darle una real importancia.
Los compromisos adquiridos por este gobierno con la Diversidad Sexual son escasos y, peor aún, parecen desvanecerse a medida que las reformas son “jerarquizadas”.
De este modo, entre los cambios de prioridades y reformas, entre Verónica y Michelle ya son pocas las personas quienes conocen la real identidad de la Presidenta, pero al menos ella posee una identidad, mientras hay miles que esperan poder tenerla.
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