No hay evidencia empírica alguna que demuestre que un homosexual no está capacitado para servir como es necesario en algún cuerpo armado o de orden. El viejo prejuicio de que el homosexual viste con falda y usa taco alto ha quedado descartado por cuanto es necesario dejar de lado hechos particulares para juzgar generalidades. Sobre todo cuando se habla de defender Chile.
Hace ya un tiempo relativamente largo, el diputado Urrutia, tras conocerse la expulsión de un soldado por su condición homosexual, se mostró a favor de tal acción y argumentó que en caso de que las Fuerzas Armadas tuvieran personal homosexual, Chile sería invadido con facilidad, ya que se requiere de “hombres bien hombrecitos” para defender Chile.
No existe prueba científica comprobable por ningún medio que sostenga la declaración del diputado Urrutia. No hay evidencia empírica alguna que demuestre que un homosexual no está capacitado para servir como es necesario en algún cuerpo armado o de orden. El viejo prejuicio de que el homosexual viste con falda y usa taco alto ha quedado descartado por cuanto es necesario dejar de lado hechos particulares para juzgar generalidades. Sobre todo cuando se habla de defender Chile.
Y si de argumentar con ejemplos se trata, qué mejor que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para complementar. Dicho país, probablemente con las fuerzas armadas más poderosas del planeta, – reservando cualquier tipo de apreciación moral o valórica sobre su actuar – aparte de permitir el matrimonio homosexual en algunos Estados y la adopción de niños, permite el enrolamiento homosexual.
Es que creer lo contrario, como lo hace el diputado Urrutia, de que los homosexuales son cobardes, afeminados, débiles de actuar y carácter, es caer en una ignorancia argumentativa propia de personas encerradas en prejuicios ridículos. Naturalmente que hay homosexuales que poseen esas características, tanto como también se cumplen en heterosexuales. En consecuencia, asociar tales características a una sexualidad en particular es un atentado contra la inteligencia.
De ocupar el mismo argumento, una mujer tampoco debería ser parte de las fuerzas armadas, por cuanto su condición física se ve evidentemente superada por la de un hombre. Sin embargo, más allá de una supuesta limitación física – que ni la mujer ni el homosexual poseen por el simple hecho de serlo – lo que se debe evaluar al momento de permitir el ingreso a un cuerpo militar es el compromiso para con el país y la voluntad de arriesgar la vida. El hecho de ser o no homosexual, como ya mencioné, no viene al caso.
Demás está decir, y como habrán supuesto al leer todo lo que dije, es que apoyo absolutamente el matrimonio homosexual en mi país y el derecho a adopción por parte de parejas del mismo sexo. Y esto, porque creo finalmente que el matrimonio es una institución hecha para expresar el amor compartido, cuidado y respeto, y no para la procreación. Por el contrario, el nacimiento de un nuevo ser humano es una consecuencia de tales expresiones, y no del matrimonio mismo.
—-
Fuente de fotografía
Comentarios
15 de abril
Comparto mucho tu opinión, ya que tengo una amiga que puede patear el trasero de cualquier hombre incluso en su peor día… Y un amigo gay que parece sacado de una película de acción a lo swarzeneger.
Ambos pertenecen al ejercito chileno en estos momentos.
La mujer débil y el gay afeminado son un estereotipo que debemos olvidar a corto plazo.
+4
16 de abril
Hola Yuukko, ¿tienes un mail al que pueda contactarte?