Por fin la justicia chilena se ha expresado y ha dictado su veredicto final: condena por femicidio frustrado, lesiones graves-gravísimas y violación violenta de morada para el mutilador y cuasi asesino de Nabila.
«Ciertamente ya no queremos ver más situaciones extremas como las vivenciadas por Nabila Rifo, pero este objetivo demanda el esfuerzo conjunto entre Estado, sus instituciones y los mismos ciudadanos»
¿Cuántos proyectos e ilusiones -para ella y los suyos- se troncharon de un momento a otro? Quizás solamente el tiempo lo dirá, y esperemos que la dulce Nabila encuentre finalmente el consuelo, y que el devenir de los días, meses y años logre hacerla olvidar y borrar en parte esta tragedia infernal.
Pero esta desgracia es cíclica, y sucede constantemente en Chile: mujeres muertas, golpeadas, humilladas y vilipendiadas por sus pololos, parejas y maridos. Y el silencio que todo lo oculta parece transformar en normal una situación completamente anómala y perversa, donde casi siempre la mujer, el mal llamado sexo débil, recibe la peor parte y el mayor castigo. Esperemos que este calvario de Nabila sea un ejemplo concreto, así como una lección de vida para que las féminas ya no toleren ningún tipo de maltrato -ni físico ni psicológico- en sus relaciones afectivas y de pareja y denuncien de inmediato a l os organismos pertinentes y a la justicia, cualquier atisbo de peligro para su integridad y sus vidas.
Desde que surgió este caso y se difundió masivamente a través de los distintos medios de comunicación, ésta fue una historia que realmente me emocionó y conmovió de sobremanera. Uno como varón espera de sus pares que exista, casi de forma natural, respeto, compromiso, comprensión y verdadero amor y cariño hacia las personas que supuestamente nos acompañarán el resto de nuestras vidas. Por supuesto que la crianza y los modelos de vida que recibimos de nuestros padres también moldean nuestra personalidad y nuestro actuar en las relaciones futuras y de pareja, y son el punto de partida primario para niños y jóvenes, y su posterior desenvolvimiento en el intrincado sistema social y de relaciones interpersonales.
Aunque el Estado también cuenta con herramientas e instituciones que protegen a la mujer, como el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, el machismo enraizado en nuestra Sociedad hace de las suyas y también se convierte en un elemento dañino y perjudicial, pese a que hay significativos avances al respecto. Aún recuerdo cuando en mi niñez y en compañía de mis hermanos, éramos literalmente expulsados de la cocina por nuestra “nana”, ya que ésta era una institución sagrada del sexo femenino. Y por cierto que esto influye durante toda la vida y etapas de una persona, especialmente de un varón. ¿Cuántas generaciones fueron formadas bajo esta concepción?
Otros elementos negativos y que influyen, evidentemente, en el trato de los varones hacia sus compañeras y parejas, son los medios de comunicación masivos, fundamentalmente la televisión. Resulta paradójico ver, por una parte, los esfuerzos y recursos que dedica y desembolsa el Estado para equilibrar la brecha de género; no obstante, nuestros adolescentes y los mismos adultos son bombardeados regularmente con programas tipo “reality”, donde en forma burda y vulgar se representa la convivencia y la relación de pareja, muchas veces recibiendo la mujer malos tratos, fuertes epítetos y una manifiesta connotación sexual. Y qué decir con las populares teleseries de origen turco, con un notable sesgo machista y con modelos de vida que manifiestan la superioridad de los hombres y la sumisión femenina; o la pornografía al alcance de todos, dónde la mujer es simplemente un objeto sexual y de deseo.
Ciertamente ya no queremos ver más situaciones extremas como las vivenciadas por Nabila Rifo, pero este objetivo demanda el esfuerzo conjunto entre Estado, sus instituciones y los mismos ciudadanos; sin embargo la llave maestra radica en brindarles a nuestros niños, niñas y adolescentes una sólida y temprana educación para la sexualidad y la vida, plena en valores y que favorezcan la convivencia armónica y equilibrada entre los sexos.
Comentarios
25 de abril
época de panfletos
mientras menos a lugar, mejor…
eparlamento.cl
0