Mañana, martes 4 de agosto, se vota el proyecto de legislar la despenalización del aborto terapéutico en la Comisión de Salud del Congreso; motivo por el cual, en los últimos días hemos visto un fuerte despliegue de prensa con opiniones que intentan abrirse paso a codazos en un proceso legislativo que se inició hace meses sin cerrarle la puerta a nadie.
Y es que parece que en el transcurso de los meses hay un elemento central que se les olvida a los detractores organizados de esta iniciativa, consistente en que -como lo decía ayer la Directora del SERNAM, Claudia Pascual Grau- al convocar “a debatir y legislar pensando en enfrentar un problema que existe”, cuando hablamos de aborto terapéutico no partimos de lo abstracto, no se trata de un debate hipotético y mucho menos de una necesidad creada: en Chile las mujeres requieren abortos, solicitan abortos y se hacen abortos. Con o sin el apoyo de profesionales de la salud.En síntesis, el debate nos plantea un contexto en el que del dicho hay que pasar luego al hecho. Contamos con un proyecto serio que se responsabiliza del dilema ético que enfrentamos, abriendo posibilidades sin imponer decisiones, combatiendo la injusticia con equidad.
Lo anterior es fundamental para entender que, si bien en torno al aborto hay una diversidad de opiniones, la realidad supera a la moral y demanda responsabilidad del Estado con mujeres para las cuales el embarazo no es otra cosa más que un trauma, específicamente, porque su vida está en riesgo, porque cargan un feto que no sobrevivirá el parto o porque, lejos de haber sido una decisión, su embarazo es una consecuencia de una violación.
Ante este escenario, el proyecto de aborto terapéutico no es más que una respuesta ética frente al dolor al que se somete a la mujer en caso de no existir la despenalización. Así, cuando Soledad Alvear denuncia como foco de conflicto la impunidad para los violadores como producto de la ley, lo que devela es franca ignorancia sobre la experiencia de la víctima o una preocupante falta de empatía con la misma; puesto que el efectivo foco de la iniciativa es garantizar el bienestar de la mujer relevando el derecho que ella tiene al respeto irrestricto de su decisión en la materia, cualquiera sea ésta.
Al mismo tiempo, los antecedentes del caso son tan concretos como invisibilizados, y esconden brechas que reproducen la desigualdad estructural que abate a los chilenos día a día. Concretamente en dos dimensiones ineludibles. Por un lado, entre mujeres y hombres, al tener estos últimos derechos sexuales y reproductivos garantizados, lo que específicamente se traduce en que jamás se verán expuestos a las situaciones que hoy ameritan la aprobación de la despenalización, entre una amplia y compleja gama de consecuencias del embarazo en la vida personal, familiar, laboral y social de la mujer. Y, por otro, entre quienes pueden o no pagar, ya que tanto en Chile como en el extranjero existen los medios y las herramientas para proveer de un aborto terapéutico, pero mientras este no sea un derecho, tiene un alto costo asociado.
A partir de lo anterior, entonces, agregamos que el proyecto además de un principio ético, persigue la concreción del derecho fundamental de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin discriminación por sexo o nivel socioeconómico. En una palabra: equidad. En síntesis, el debate nos plantea un contexto en el que del dicho hay que pasar luego al hecho. Contamos con un proyecto serio que se responsabiliza del dilema ético que enfrentamos, abriendo posibilidades sin imponer decisiones, combatiendo la injusticia con equidad.
Con todos los elementos en la mesa, es hora de admitir que el debate ya se ha expresado y de asumir que ante presiones y manipulaciones externas, como Nueva Mayoría nos debemos a un propósito mayor, que son los compromisos que adquirimos con las mayorías y lo que hoy la mayoría manifiesta como exigencia. Más del 70% de la ciudadanía ya ha entendido todo esto, y más del 70% de Chile ya decidió a favor de la despenalización del aborto terapéutico. Falta que esa posición se vea respaldada en el Congreso por sus representantes a través de la votación este martes 4 de agosto.
Comentarios
05 de agosto
el proyecto no tiene nada q ver con religiones,tiene q ver con la vida de la mujer y su entorno…no entiendo pq los sñres parlamentarios se oponen,yo creo q debe ser q como ellos tienen dinero no tienen problemas en los abortos lo
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05 de agosto
el proyecto no tiene nada q ver con religiones,tiene q ver con la vida de la mujer y su entorno…no entiendo pq los sñres parlamentarios se oponen,yo creo q debe ser q como ellos tienen dinero no tienen problemas en los abortos,yo soy creyente pero este proyecto no lo relaciono con religiones.
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05 de agosto
Si tiene que ver con religiones, tiene que ver con sociedad, tiene mucho que ver con todos y cada uno. Si el argumento es que deben legislar solo los que se ven tocados directamente, entonces la ley de justicia penal la deben hacer los delincuentes, la ley de minería la deben hacer las mineras, la ley de impuestos la deben hacer los contribuyentes y la ley de drogas debe ser hecha por los drogadictos..
El aborto, además, es la eliminación de una vida; por lo que hay mucho que decir al respecto.