Ha resultado particularmente llamativo el revuelo que han causado las últimas publicaciones de Jorge Baradit, Historia Secreta de Chile 1 y 2. En este contexto, hemos visto como de forma sorprendente gente común y corriente se ha interesado por algunos aspectos que hasta ahora desconocían de la historia de nuestro país. Por otra parte, también llama la atención como algunos representantes de la academia han realizado críticas respecto al trabajo de este escritor. Sin embargo, no tan extraño resulta que algunos de esos representantes del mundo académico hablen también por nosotros, pobres profesores de aula, mal tratados, según ellos, por el trabajo de Baradit.
En lo personal, si bien agradezco su buena voluntad al tratar de representarnos y hablar por nosotros, en esta ocasión prefiero ser yo mismo que como profesor tome la palabra, hablando en primer lugar solo por mí y comentando algunos aspectos que he conversado con colegas y alumnos en relación a las publicaciones de este escritor.Hemos tecnificado y estandarizado nuestra labor, muchas veces a costo de olvidar su alma y las luchas que existen escondidas en cada doblez de nuestra historia
Lo primero que quisiera decir es que resulta alentador comentar con otros profesores los relatos de Historia Secreta de Chile, más allá de cuán apegado o no se encuentre al sacrosanto método de investigación historiográfico. Con esto obviamente no estoy negando el trabajo del historiador, solo menciono cuán agradable es hablar de historia, considerando que dicha discusión surge más allá de las cuatro paredes de una sala de profesores. Hoy además, esa conversación muchas veces puede ser introducida por nuestros propios alumnos que han sido atraídos a leer sobre esta temática por un libro que, como pocos, cumple su función de divulgación.
Como docente, creo que es fundamental someterse al cuestionamiento, tanto de la sociedad como en particular de nuestros estudiantes. Que Baradit se pregunte sobre cuándo se enseñaran ciertas temáticas en los colegios, más que ser una reprimenda se considera un desafío para repensar muchas de nuestras prácticas. Todos quienes estamos involucrados en el mundo de la educación sabemos que lo esencial en el diseño de un curriculum es establecer qué enseñar y qué no. Así mismo, siempre ese proceso responde a intereses de alguien, a juegos de poder, tal cual lo plantea Michael Apple. Los profesores somos parte del sistema educativo y muchas veces, querámoslo o no, caemos en esos juegos, en esas trampas del silencio y la omisión. Por lo demás, el sistema tiene diversas vías para hacer efectivos sus mecanismos de control. Como parecen olvidar algunos integrantes de la academia, el curriculum prescrito debe pasar una serie de contextualizaciones y recontextualizaciones en las cuales los docentes también tenemos responsabilidad, con nuestras limitaciones y visiones. Hoy dichos procesos además están mediados por un permanente afán tecnocrático y de estandarización, llámese estos últimos SIMCE, PSU y otra infinidad de instancias que, querámoslo o no, limitan los espacios y tiempo de cada docente.
En todo este contexto, no es extraño que la historia secreta de la cual habla Baradit efectivamente sea secreta para la mayoría de los mortales de este país. Para aquellos adultos que ayer estudiaron en un sistema que buscó por todos los medios despolitizar el relato histórico en las escuelas y sacralizar aquellos aspectos que les resultaban más útiles para su ejercicio del poder. Para aquellos más jóvenes que hoy ven en los contenidos de la asignatura de historia solo una obligación para la preparación de pruebas estandarizadas y que los profesores en los espacios que nos resultan viables tratamos de contextualizar y entregar sentido.
Más allá de los reclamos por bibliografías más o menos extensas, citas y reverencias a quienes febrilmente trabajan secretamente construyendo el conocimiento histórico, creo que es mucho más importante saber qué es lo que hemos hecho con la enseñanza de la historia en nuestro país. Porque en todo esto hay algo que Historia Secreta de Chile nos ha recordado a todos… la historia es relato, y de eso hemos estado carentes en el último tiempo. Hemos tecnificado y estandarizado nuestra labor, muchas veces a costo de olvidar su alma y las luchas que existen escondidas en cada doblez de nuestra historia.
Lo que un estudiante recuerde de la historia que reconstruimos con él en la sala de clases estará asociado a nuestra capacidad de develar cómo eso se involucra con su día a día y cómo muchas veces los silencios hablan y entregan más información que un millón de fuentes.
Podemos culpar a Jorge Baradit de tener más éxito que el que muchas veces nosotros podemos alcanzar con nuestros estudiantes, pero creo que antes de perdernos en reproches es preferible volver a preguntarnos como profesores cuán cerca estamos de entregar herramientas de crítica y discusión a nuestros estudiantes mediante el aprendizaje de nuestra disciplina. Finalmente no buscamos formar pequeños historiadores, nuestro afán es simplemente lograr que nuestros estudiantes se pregunten si estamos omitiendo algo, si en nuestros relatos, o en otros relatos con los que se encuentren a lo largo de su vida, algo se quedó enredado y que tal vez a más de alguien le interese esconder. Tal vez si juntos nos percatamos de esas omisiones, juntos podamos buscar aquellas piezas que nos faltan de este enorme rompecabezas.
No me interesa juzgar el trabajo de Baradit como el de un historiador, pues el mismo ha dicho siempre que no lo es. Pero si me interesa aprovechar la coyuntura que nos entregó para hablar de historia con mis estudiantes, eso sin lugar a dudas se agradece.
Comentarios
16 de julio
No puedo estar mas de acuerdo!!
Excelente columna.
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16 de julio
pfff
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19 de julio
Toda tu columna completamente la razón excepto por el gran error de baradit de no valorar la investigación de muchos historiadores para lograr encontrar la famosa historia secreta de Chile osea si bien el ilustro todas esas investigaciones el las asocio como propias al no haber hecho una bibliografia de sus fuentes ya que es un libro histórico y no una novela me gusta tus columnas siempre las leo que publicas carlos sigue asi
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19 de julio
Concuerdo totalmente contigo y la pasión con que hablas de la historia,son pocos los que lo hacen y que esperan algo más que los estudiantes memoricen historia en un aula!
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19 de julio
Estimado colega, coincido contigo en que el texto de Jorge Baradit posee un indudable valor divulgativo sobre temáticas que han sido propias más o menos de espacios reducidos de controversia y discusión académica. Que como bien dices en tu columna “no es extraño que la historia secreta de la cual habla Baradit efectivamente sea secreta para la mayoría de los mortales de este país”. Sin embargo, hay algo inquietante en el discurso del autor que provoca suspicacia al momento de enfrentarse, no a la selección de relatos que ofrece en su best seller , sino más bien a la forma como son presentados los temas a la audiencia, cual mago sacando sus trucos de magia desde sus sombrero. En lo personal leí hace algunos meses el libro Historia Secreta y debo reconocer que quedé con la sensación de un texto de pobrísimo contenido, y excesivamente pretensioso. En su texto se recogen de forma episódica y anecdotaria historias archiconocidas para cualquier lector y televidente medianamente atento, todas ellas descontextualizadas y presentadas como historias inéditas a pesar de la bibliografía de respaldo, cuya utilidad parece solo respaldar su “novedosa” tesis de que existen patrones comunes en nuestro devenir histórico como son la violencia. Dicha pólvora descubierta, más la selección de temas que aborda el libro, es posible rastrearla en la historiografía no necesariamente criptica como son los textos de Manuel Vicuña, “Historia del Espiritismo en Chile”, Mario Garcés “Motines Populares”, Ma
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21 de julio
Como planteas, en la sala de clases es imposible abarcar todos las dimensiones que implica un acontecimiento o proceso histórico, por lo que siempre quedará información «sabrosa» que escritores astutos y oportunistas como Baradit aprovecharán. Y si tenemos que hoy las teorías conspiranoicas están de moda, se abre el espacio para que libros como «La historia «SECRETA»…» tengan el éxito que hemos visto. Este fenómeno editorial, además de ser una jugada muy lucrativa para el autor, pueder servir para hablar de historia, discutir qué es y cómo se produce el conocimiento histórico, plantear las formas en que se difunde, cómo se distorsiona y porqué.
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21 de julio
Hoy jueves 21 de julio vino a Quilpué al Liceo artístico Gronemeyer y había más de 300 personas escuchándolo, ameno, cercano y agradable para hablar de su libro «La Historia de Chile 2», por lo que si logra dar a conocer nuestra historia, muy feliz por él y por los Profesores de Historia que tienen en él un gran aliado. Bien por la RED que le dió la oportunidad de que conociéramos lo que tiene que decir.
¡Felicitaciones!
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